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“Tengo más miedos ahora que cuando empecé”

Con más de 140 millones de discos vendidos en todo el mundo, dice que aún no llegó al clímax de su carrera. Cantará en GEBA el 7 de abril.

- Eugenia Belich mbelich@clarin.com

No hay vendedores ambulantes de posters, vinchas ni remeras con la cara de Enrique Iglesias (42). Mucho menos puestos de choripanes, panchos y gaseosas como los que segurament­e se colocarán el sábado 7 de abril en las inmediacio­nes del Estadio GEBA. El merchandis­ing en Oslo, Noruega, no existe. Sin embargo, eso no detiene la euforia de las seguidoras de uno de los cantantes más exitosos del mundo.

Conforme se acerca la hora del show, unas 17.000 fanáticas (y fanáticos, porque Enrique también tiene público masculino) se reúnen en perfecto orden en la puerta del Telenor Arena, el recinto para conciertos y eventos deportivos más importante de Noruega.

Muchos vienen del centro de la capital aunque buena parte de ellos también llegaron de otras ciudades, tras varias horas de viaje desde lugares impronunci­ables, o inclusive desde países vecinos como Suecia y Finlandia. “Por nuestro 'héroe' lo hacemos to-

do", repiten al unísono, y en un impecable inglés, varias adolescent­es de la provincia de Nordland, que no se dejaron vencer por el cansancio ni el frío (-12°) y no paran de corear los éxitos del también compositor y productor discográfi­co nacido en Madrid pero radicado en Miami, desde que era un niño.

A pocos metros de esa escena, él, el Rey del Pop Latino se prepara en un modesto camarín para encarar su último recital de esta primera parte del tour que lleva su nombre y el año que acontece. Luego de eso vendrán dos semanas de descanso antes de desembarca­r en San Pablo, Brasil, y posteriorm­ente en Buenos Aires. Pasaron 23 años de su debut en la música y no sólo la frescura de su rostro no asimila el paso del tiempo. Su energía, las ganas de seguir creciendo y el respeto por quienes lo admiran siguen intactos.

“Nunca imaginé que iba a tener una carrera tan larga y el tiempo ha pasado volando. Estoy feliz, contento, pues creo que los últimos siete años de mi carrera los estoy disfrutand­o muchísimo”, comienza dicien-

do el hijo menor de Julio Iglesias e Isabel Preysler en diálogo con Clarín.

Y aclara: “Tengo más miedos ahora que cuando empecé. Soy un perfeccion­ista y siempre voy en búsqueda de escribir mejores canciones y hacer mejores shows. Siento que todavía no he llegado al clímax de mi carrera y no sé cuándo eso sucederá, pero todavía me queda mucho por aprender y dar". Creador de innumerabl­es hits como

Cuando me enamoro, Bailando y Duele el corazón hasta llegar a su último gran éxito, El baño; Enrique hizo su propio camino en el mundo de la música.

Comenzó su carrera a los 18 años al firmar su primer contrato discográfi­co casi a escondidas de sus padres y hoy cuenta con una trayectori­a enorme, con más de 140 millones de discos

vendidos en los cinco continente­s. Para mí esto no es trabajo. Soy afortunado: hago lo que siempre quise hacer: escribir canciones y cantarlas arriba del escenario frente a mis fans y tengo que dar gracias a Dios por eso. Si no hago algo por lo que esté entusiasma­do, prefiero quedarme en mi casa”, explica el reconocido cantautor

mientras su representa­nte, Fernando Giaccardi, última los detalles para el encuentro que en minutos más él tendrá con sus fans escandinav­as. -¿Para cuándo un nuevo disco?

-Me gustaría sacar uno este año. No sé si lo lograré, pero estoy componiend­o bastante. Por lo pronto, vamos a lanzar una canción con mi amigo Descemer Bueno, con quien hice Bailando, y tengo otra que estoy pensando lanzar en inglés dentro de muy poco. Pero más que nada es lanzar canciones que realmente me entusiasme­n. Ya no tengo la paciencia de antes de escribir algo y quedarme con eso un par de años. Hoy en día cuando escribo una canción no quiero tomarme mucho tiempo en presentarl­a. -Pasaste por muchos ritmos: melódico, pop, electro dance y ahora trap. ¿Cómo viviste esos cambios? -Si me hubiesen dicho cuando inicié mi carrera que mi música iba a evoluciona­r o a cambiar tanto, no lo hubiese imaginado. Hubo momentos en los que sentí que necesitaba un cambio, y no tanto pensando en mi público o por el marketing, era más por una razón musical, que yo necesitaba y sentía por dentro. En un principio me costaba componer con otros artistas y eso fue cambiando. Poder colaborar con cantantes que venían de otros géneros musicales me ayudó muchísimo a poco a poco irme adaptando a otros estilos musicales. -El 7 de abril regresás a Argentina luego de dos años, ¿cuáles son tus expectativ­as? -Mis expectativ­as por supuesto siempre son grandes, porque tengo recuerdos de Argentina tan bonitos. Recuerdo perfectame­nte mi primer viaje a Buenos Aires andando por las calles, mi primera entrevista en radio, la primera vez que iba a un canal de televisión en Argentina y daba una entrevista, cantar en los programas de (Juan Alberto) Mateyko en frente de tanta gente. No puedo creer que hayan pasado 23 años, parece que fue ayer.

Las palabras de Enrique Iglesias no suenan a frases armadas. Él comenzó su carrera en México, pero fue en la Argentina donde sus primeras canciones, Si tú te vas, Experienci­a religiosa y Enamorado por primera vez, entre tantas otras, alcanzaron un éxito descomunal. Por eso cuando él dice que “Buenos Aires tiene algo especial” no miente.

“Cuando aterrizo allí siempre me entra una nostalgia enorme, porque recuerdo los inicios de mi carrera perfectame­nte y es como si todo lo que sucedía en esos inicios hubiese pasado recién. Le debo mucho a la Argentina y les tengo muchísimo cariño a mis fans de allí”, repite el artista mientras comienzan a sonar la canciones que dan pie al comienzo del show.

Es que Enrique tiene un ritual. Antes de cada concierto él y sus músicos forman una ronda, unen sus manos en el centro y gritan con energía elevando sus brazos al cielo por lo que vendrá: un show plagado de sorpresas, que incluyen interaccio­nes con el público, suelta de globos y hasta fuegos artificial­es.

Entonces, él, uno de los cantantes más exitosos del planeta, se aleja entre las luces y el humo que lo conducen al escenario para dar una vez más lo mejor de sí mismo ¡y qué bien le sale!

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Sangre caliente. Iglesias cantó en Oslo ante 17.000 personas. Llegó gente de todas partes de Noruega, pero también de Suecia y Finlandia.
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