Crece la fiebre por la princesa americana
¿Meghan Markle ha capturado los corazones y la imaginación de la gente como lo hizo antes su suegra, la princesa Diana? ¿Su casamiento en mayo con el príncipe Harry de Inglaterra será seguido de cerca en todo el mundo con ilusión? Difícil decir si estos lugares comunes son ciertos, pero a juzgar por el marketing que tienen las historias de Meghan (y Harry) en la prensa estadounidense, y no sólo en la del corazón, es obvio que hay mucha gente interesada en su suerte y en la de su alter ego televisivo, Rachel Zane, la dulce asistente legal de la serie Suits.
Meghan, 36 años, divorciada, criada en los Angeles por un padre ingeniero de sonido de la serie Casados con hijos y una madre asistente social, es muy querida en el ambiente porque siempre ha sido amable con los cronistas que la siguen de cerca desde que comenzó a protagonizar Suits en 2011. Su madre es de raza negra y eso la convierte en mestiza, agregándole una cuota de atracción extra a su casamiento real, ya que esa mezcla sanguínea promete cambiar el destino de la dinastía Windsor.
En 2016, filmando la serie en Canadá, Meghan conoció al príncipe Harry (33). Se supo después que él el estaba interesado en ella desde que la vio en TV. El hijo pelirrojo de Diana y Carlos se las ingenió para que se la presentaran, en noviembre del año pasado anunciaron su compromiso y luego su boda real, que tendrá lugar en la capilla de San Jorge del castillo de Windsor, el 19 de mayo.
Los detalles abundan: la torta con gusto a limón y decorada con flores la hará una chef californiana famosa en Inglaterra, es probable que las Spice Girls canten en la fiesta, a la que asistirán 2.640 invitados, entre los que todavía no se cuenta Sir Elton John (que sangra por la herida). Puede que el vestido de novia lo hagan un par de firmas conocidas, entre ellas la de Alexander Mcqueen, aunque muchos apuestan a que será un modelo de la Spice preferida por Meghan, Victoria Beckham.
Esta semana, en TV, se la pudo ver con un vestido de novia escotado en la espalda cuando empezó a emitirse la última parte de la séptima temporada de Suits, donde el personaje de Meghan, la auxiliar en la firma de abogados Rachel Zane, se casará con el protagonista Mike Ross en el último capítulo, el 26 de abril. Tanto ella como su flamante esposo (el actor Patrick J Adams) desaparecerán de la serie con hidalguía (”pude haberla hecho atropellar por un colectivo pero no se lo merecía”, dijo el creador de la serie).
La escena del casamiento es una promo del final (se sabe que en la temporada ocho se unirá como abogada la actriz Katherine Heigl), pero ya se vio como Rachel besa dulcemente a Mike, decidiendo apurar los preparativos de la boda. Lo raro es que el jueves empezaron a verse las imágenes de una docu serie que el canal Lifetime emitirá oportunamente el 13 de mayo. Hubo que rebobinar el DVR porque parecen los verdaderos Meghan y Harry hasta que se los ve semi tapados por las sábanas en una cama. No pueden ser ellos. Y no lo son. A ella la interpreta la actriz Parisa Fitz-henley (Jessica Jones, Netflix) y a él el actor británico Murray Fraser, que participó del drama real Victoria.
Coincidentemente, el canal Fox anunció su documental de dos horas Meghan: la princesa americana para el 11 de mayo. Habrá entrevistas con una media hermana de Meghan, el mayordomo de Lady Di y el periodista Piers Morgan. Aunque en realidad Meghan no se convertirá en princesa con el casamiento real como le pasó a la otra actriz estadounidense, Grace Kelly, sino que es más probable que la nombren duquesa, como a su cuñada Kate. Igual, título más o menos, su historia no deja de ser espectacular.