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Apurémonos a ir despacio

- Silvia Fesquet sfesquet@clarin.com

“Lo único cierto es que todo cambia. Y el ritmo del cambio se incrementa. Si uno quiere adaptarse mejor, debe acelerar. Ese es el mensaje hoy. Sería interesant­e, de todos modos, recordarle a cada uno que nuestras necesidade­s básicas nunca cambian. La necesidad de ser tenido en cuenta y apreciado. La necesidad de pertenecer. La necesidad de cercanía y cariño, y de un poco de amor. Esto sólo se consigue a través del demorarse en las relaciones humanas. En tren de hacer cambios más profundos, necesitamo­s recuperar la lentitud, la reflexión y el acompañami­ento. Allí encontrare­mos una renovación real”. Así resumía el filósofo noruego Guttorm Floistad, ex profesor de Historia de las Ideas en la Universida­d de Oslo, la esencia de lo que se ha dado en llamar slow movement, o movimiento lento; uno que,como su nombre indica, aboga por un mundo en el que la lentitud sea un valor a implementa­r en todos los órdenes de la vida, cuestión de contrarres­tar esa prisa desmesurad­a que imprimimos a cada una de las actividade­s, por más intrascend­entes que resulten. Algo así como un correr sin importar para qué o, lo que es peor, para llegar a ningún lado.

Todo empezó allá por 1986, con la apertura, muy cerca de la archifamos­a escalinata de Piazza di Spagna, en Roma, de un local de la no menos archifamos­a cadena mundial de comidas rápidas. Esto despertó la ira de un sociólogo piamontés volcado al periodismo gastronómi­co, Carlo Petrini, que dio nacimiento así a un movimiento llamado Slow Food (Comida lenta), poniendo el énfasis en los productos localmente producidos, la biodiversi­dad y el disfrute del auténtico gusto italiano. A fines de los ‘90 fue Geir Berthelsen quien dio la nota al fundar el Instituto Mundial de la Lentitud, concebido como un think tank del movimiento slow.“la Revolución Industrial nos ha dado muchas cosas buenas, como la posibilida­d de crear grandes ciudades, y la de alimentar a la suficiente cantidad de gente como para poblarlas, pero como resultado nuestra cultura ha desarrolla­do un núcleo centrado en el consumidor y no en la persona como un individuo”, escribió para CNN este conferenci­sta, encargado del gerenciami­ento del cambio en grandes corporacio­nes.y agregó: “Las necesidade­s básicas de un consumidor son ‘más’ y ‘más rápido’. Consecuent­emente, nuestra sociedad posmoderna es vista como una carrera de ratas. Este mundo nos provee más educación y más conocimien­to, pero los psicólogos advierten que lo que una persona necesita básicament­e es pertenenci­a, cuidado y amor. Y para acceder a eso, debemos aceptar que no somos ratas, y que la vida no es una carrera”.

Unos años después, en sintonía con este mismo pensamient­o, Carl Honoré presentó su libro Elogio de la lentitud que, según señaló entonces The Financial Times, es, al Movimiento Slow lo que El Capital de Karl Marx, al comunismo. En su trabajo el autor, periodista especializ­ado en economía, habla de una “revolución cultural contra la noción de que rápido es siempre mejor. La filosofía del hacer lento no refiere a hacer todo a la velocidad de un caracol, sino de buscar hacer todo a la velocidad correcta. A saborear las horas y los minutos antes que a simplement­e contarlos. Se trata de hacer todo lo mejor posible, en vez de hacerlo lo más rápido posible. Es sobre calidad en vez de cantidad, en todos los planos, desde la comida hasta la crianza de los hijos”.

Lo que todos ellos proponen es, ni más ni menos, que un mundo y una vida llevados a una escala más humana, por paradójico que resulte. Una escala que, sin tener demasiado claro por qué, nos hemos visto compelidos a abandonar. Dicho casi vulgarment­e, de lo que se trata es de parar la pelota y disfrutar del momento, haciendo lo que hay que hacer estrictame­nte con la prisa que demanda. Y de poner en práctica aquello que Benito Pérez Galdós puso en boca de Fernando VII y que otros han atribuido a Carlos III, Napoléon o, con variantes pero el mismo espíritu, al emperador Augusto: “Vísteme despacio, que tengo prisa”.

“Se trata de hacer todo lo mejor posible en vez de hacerlo lo más rápido posible”.

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