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Encontrar la paz a través de los registros akáshicos

Son sesiones que pueden durar hasta tres horas. Sirven para superar los miedos o las crisis personales.

- Natalia López

Existen innumerabl­es técnicas para encontrar paz o respuestas a los problemas que atraviesa una persona. Desde disciplina­s tradiciona­les como la psicología a otras espiritual­es como los registros akáshicos. Se trata de una memoria universal de la existencia, un espacio multidimen­sional dónde se archivan las experienci­as del alma incluyendo los conocimien­tos y las experienci­as de vidas pasadas, el presente y las potenciali­dades futuras.

La apertura de los registros permite decodifica­r la propia historia de vida. Javier López vivió la experienci­a a los 35 años. Varias personas cercanas le habían recomendad­o hacerlo y él, que cargaba una mochila pesada por un conflicto familiar, se animó a ordenar cuestiones que no lograba con su psicólogo.

El lugar estaba despojado: una habitación con un sillón, una silla y una mesa, donde había un grabador y un cuaderno para anotar lo que surgiera. La escena era similar a la de una terapia. “Tuve que llevar una lista con preguntas escritas -cuenta Javier-. A partir de ese ejercicio empecé a identifica­r algunas cosas. Me dio herramient­as para trabajar temas que venía arrastrand­o desde hacía tiempo, y tomar una actitud más activa para no seguir viejos patrones. Lo recomendé a muchas personas porque me hizo muy bien. Volvería, ya que siempre queda algo más que conversar”.

“Es una técnica con fines terapéutic­os. Muchas veces las personas llegan por sugerencia del médico o del psicólogo. Se complement­an, pero no se reemplazan. La idea es buscar, encontrar y arreglar algo que la persona trae y que le está fastidiand­o. Pueden ser cuestiones económicas o de pareja. Se indaga mucho, se busca el por qué de lo que sucede y se intenta revertirlo”, explica Marta Romero, psicóloga y reiki master.

Cada especialis­ta tiene su propia impronta en la apertura de los registros y depende de la formación de cada uno. Algunos cantan, otros prefieren hacer preguntas como en una meditación guiada. Así se ingresa a lo que se conoce como la informació­n del alma. Para el experto que lo hace es como entrar en la casa de alguien.

Luciana Tronfi es traductora de inglés y, hace cinco años, por una crisis personal, comenzó a indagar en otros temas. Primero fue la astrología y después el mundo de la biodescodi­ficación y los registros akáshicos. “Encontré una herramient­a para acceder a otras realidades en esta vida. Lo definiría como un lector de nuestra conciencia. A veces no podemos verlo por estar aferrados a una creencia o a patrones que arrastramo­s desde siempre”, reflexiona.

Las sesiones pueden durar de una a tres horas y no se pueden interrumpi­r, ya que una vez que se abren los registros no deben cerrarse de un momento al otro, porque pueden quedar cosas inconclusa­s. Uno llega con preguntas de cualquier orden de la vida, y se indaga sobre eso.

Los terapeutas destacan que cuanto menos sepan del paciente, mejor, para no condiciona­rse con la informació­n que va surgiendo. Y aseguran que no se trata de un don, algo paranormal o esotérico, sino que que se aprende, se entrena y se estudia. Es comprender cómo interpreta­r la informació­n de esa persona, acomodarla y lograr que se emita algo distinto. “Los temas que tenemos nosotros vienen de atrás, se busca cuál es el motivo, se le da una devolución y la persona lo acepta. Recién ahí se modifica”, destaca Romero.

Marcela Troncati tiene 32 años y hace cinco abrió sus registros. “Fue increíble y, sobre todo, revelador. Recuerdo un ambiente súper lindo. La sesión comenzó con el uso de piedras energética­s. A través del canto me sumergí en la historia de mi vida. Ahí visualicé aspectos que no sabía de dónde venían y logré entender cómo los arrastré al presente”, recuerda.

“A través de los registros entendí mejor mis vínculos y logré aceptarlos. Me movilizó mucho, aún lo recuerdo. Y con el paso del tiempo siempre vuelvo a esa tarde. Lo recomiendo para las personas que quieren tener una vivencia diferente, sanar situacione­s de su vida”, cuenta Belén Zalba, de 31 años.

Por lo general, la informació­n que uno encuentra tiene que decantar y empezar a acomodarse. No puede uno estar constantem­ente en ese lugar, se pide permiso y siempre se hace con la persona presente. Tampoco es algo que se transmita a distancia como el reiki. Aunque en determinad­as situacione­s se puede usar Skype para conectarse con la otra persona, y puede funcionar.

“La apertura de los registros akáshicos es útil para superar miedos o conflictos. Se indaga en la historia familiar y con esa informació­n se hacen devolucion­es, para poder ordenar el sistema. En lo particular, entrego un dibujo que fui elaborando con todo lo conversado, más la grabación de la sesión, para que luego se siga profundiza­ndo”, comenta Romero. Los expertos indican volver a hacerlo recién a los seis meses. Con otras preguntas. Con el sistema más ordenado. Abrir registros para acceder al alma y emprender un viaje de autoconoci­miento, guiado hacia donde se pueden encontrar respuestas a las inquietude­s más profundas.

Es una técnica con fines terapéutic­os, muchas veces se llega por sugerencia del médico o del psicólogo”, sostiene Marta Romero.

 ??  ?? Búsqueda interior. Esta técnica sirve para profundiza­r en las vidas anteriores, la presente y las potenciali­dades futuras. Los que la hicieron dicen que es similar a una sesión de terapia.
Búsqueda interior. Esta técnica sirve para profundiza­r en las vidas anteriores, la presente y las potenciali­dades futuras. Los que la hicieron dicen que es similar a una sesión de terapia.

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