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Cómo es la película de Rodrigo

Hablan Lorena Muñoz y Rodrigo Romero, el cordobés con un gran parecido físico al cuartetero que lo interpreta en el filme.

- Gaspar Zimerman gzimerman@clarin.com

La protagoniz­a otro cordobés, un albañil que nunca había actuado ni cantado. La dirige Lorena Muñoz, que ya hizo el filme sobre Gilda.

Es 1990. El cartel luminoso, entre luces de neón chillonas, dice “Tropimanía­s”. Las máquinas de humo trabajan a todo vapor, unos globos rebotan por ahí. Un grupo de músicos uniformado­s con amplias camisas tricolores -franjas de amarillo, celeste y fucsiaestá al mando de teclados, guitarra, bajo y batería. El conductor de saco dorado anuncia: “Con ustedes, recién llegado de Córdoba, ¡El Bebote!” El que aparece -pelo largo, camisa con flecos, botas tejanas, un chupete colgando del cuello- es Rodrigo.

Pero su apellido es Romero: cordobés de Río Cuarto, 29 años, padre de tres hijos, albañil. “Llegué acá a través de un casting. Vi la convocator­ia en las redes sociales: ‘Si sos parecido a Rodrigo, mandanos tu foto’. Soy fanático de él y del cuarteto desde chiquito, me lo inculcó mi mamá. Así que me animé, empezó todo jugando y acá estamos”. Estamos en el rodaje de El Potro, lo mejor del amor en el estudio D de Crónica TV, en Congreso, el mismo en el que Rodrigo Bueno grabó una de sus primeras aparicione­s en la televisión porteña. Es 24 de mayo, justo el día en que Rodrigo hubiera cumplido 45 años.

Por ahí anda dando indicacion­es, infusión en mano, una sonriente Lorena Muñoz, mucho más distendida de lo que se suele ver a los cineastas en pleno rodaje. Después del éxito artístico y comercial de Gilda, no me arrepiento de este amor, su debut en la ficción, los productore­s Fernando Blanco, Alejandro Cacetta y Mili Roque Pitt -de FAM Contenidos, aquí asociada con Corinthian, CT Films y Telefe- la convocaron para dirigir otra biopic del rubro. Con ustedes, la creadora del Nuevo Cine Bailantero.

“¡No, Dios mío! Me gusta el cine popular y, dentro de lo posible, que tenga una cuota de autor. Cuando hice Gilda, mucha gente me decía que tenía que hacer la de Rodrigo. Y yo pensaba que no, porque iba a quedar encasillad­a. Después eso no me importó. Además, partía con ventaja en cuanto a la investigac­ión porque ya había dirigido para Encuentro una serie de documental­es sobre personajes entre los que estaba Rodrigo. Entonces acepté. Pero ya está, no voy a seguir por esta línea”.

Como en Gilda, Muñoz escribió el guión junto a Tamara Viñes. Contaron con el visto bueno de Ramiro Bueno, el hijo de Rodrigo, dueño de los derechos de imagen de su padre. El chico de 20 años -periodista deportivo y futbolista de las inferiores de El Porvenir, uno de los sobrevivie­ntes del accidente que el 24 de junio del 2000 terminó con la vida de Rodrigo,incluso participa del rodaje: es uno de los músicos de la banda. Y su tío materno, abogado, está en el set supervisan­do todo.

-¿Cuánto limita filmar una biografía autorizada?

-No lo sentí como una limitación. Al revés, nos ayudó a ser más creativas al escribir. Es lógico que la familia quiera cuidar ciertos aspectos. Yo también lo haría. No nos interesa el aspecto amarillist­a de la historia. Acá no hay una búsqueda de la verdad, porque las verdades son miles. Esta es nuestra mirada de autor sobre Rodrigo.

Ahora Rodrigo está cantando Solo importas tú, de Franco de Vita. Detrás de cámara, la coach de actores María Laura Berch le indica los pasitos de baile que tiene que seguir. Otra coach hace lo mismo con las coristas. Al final de la canción, El Bebote Cordobés tirará chupetes hacia la tribuna.

“Nunca había actuado. Cantado, sólo en el auto o en la ducha”, dice Romero. Además del parecido físico y el nombre, comparte con Bueno haber abandonado la escuela casi a la misma edad, uno a los doce, otro a los trece. “No quería estudiar. Hice de todo: trabajé en un lavadero, una panificado­ra, un frigorífic­o de pollos, de pintor, de gasista… Se labura de lo que hay, eso me enseñaron. De todos los trabajos que he hecho, éste es el que más disfruto. Después de mis hijos, esto es lo más grande que me pasó en la vida. Y las devolucion­es son buenas: dicen que estoy trabajando bien”.

Muñoz va un poco más lejos: “El es una especie de milagro. Tiene un carisma tremendo, canta muy bien y nunca estudió canto, tiene una verdad ante la cámara que es impresiona­nte y nunca estudió actuación. Y

se llama Rodrigo: esas cosas del destino, señales”.

-En el caso de “Gilda”, Natalia Oreiro era cantante. Pero ¿por qué querías que él cantara?

-Las biopics que me interesan son aquéllas en las que los actores interpreta­n a un personaje, no lo imitan. Y para eso la experienci­a tiene que ser completa, tiene que atravesarl­os. Además, si hiciera playback con la voz del Rodrigo real, después se noces taría la diferencia con su voz al hablar. Y en ese cambio habría un ruido, quedaría medio trucho.

Pero no es lo que está ocurriendo, al menos según el oído de Las Bebotas. El núcleo duro del club de fans de Rodrigo está en la tribuna: Miriam Pérez, Valentina Crotti, Karina Martín, Claudia Medina y Marisa Benítez conocieron a Rodrigo hace casi tres décadas en estos mismos estudios, lo acompañaro­n aquí infinidad de ve- en calidad de cuasi asistentes, y ahora volvieron para participar del rodaje, disfrazada­s de sí mismas. “Lloramos cuando este chico cantó: tiene carisma y es súper dulce, hace los mismos movimiento­s que él”, dicen. “Esto es muy emocionant­e: recordamos todo lo que nos pasó durante diez años. Te subías a un taxi y podías terminar en otra provincia. Era como un niño grande”.

Para Muñoz, ésa es una de las diferencia­s entre Gilda y Rodrigo: “Ella quedó en el inconscien­te colectivo con una mirada más mística, de santa pagana. El, con una imagen más de atorrante. Va a estar todo su aspecto mediático, que Gilda no tuvo”. Ella tampoco tuvo adicciones: “Tenemos especial cuidado con eso: no queremos convertirn­os en jueces de esa situación. La idea de la película es dejar que el espectador haga su propia lectura”.

Despojado de los rulos largos, ya en camarines, Romero ahora muestra su pelo teñido de verde: en instantes, viajó diez años en la vida de Rodrigo y está listo para cantar Fuego y pasión en el Luna Park. Si pudiera viajar en el tiempo con su propia vida, ¿qué le deparará el futuro después del estreno de la película, en octubre? “No lo sé. Por ahí esto termina y vuelvo a mi casa y mi familia, o por ahí se me abren otras puertas. Fui muy valiente al animarme a interpreta­r a un personaje como Rodrigo. Tuve que tomar mucho coraje para hacerlo”.

 ?? JUAN M. FOGLIA ?? En maquillaje. Rodrigo Romero, cordobés de Río Cuarto, 29 años, padre de tres hijos, albañil. “Nunca había actuado. Cantado, sólo en el auto o en la ducha”, dice.
JUAN M. FOGLIA En maquillaje. Rodrigo Romero, cordobés de Río Cuarto, 29 años, padre de tres hijos, albañil. “Nunca había actuado. Cantado, sólo en el auto o en la ducha”, dice.
 ??  ?? Rodrigo. Pero Romero, el apellido del riocuarten­se de 29 años, de asombroso parecido. “El Potro, fue lo mejor del amor” se estrena en octubre.
Rodrigo. Pero Romero, el apellido del riocuarten­se de 29 años, de asombroso parecido. “El Potro, fue lo mejor del amor” se estrena en octubre.
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Verde que te quiero verde. Rodrigo Romero y Lorena Muñoz, en el set.

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