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Pros, contras y consecuenc­ias de haber sido “el hijo único”

Cuando el lazo fraternal con amigos, primos, y los propios padres en plan confidente­s, reemplaza la ausencia.

- Guadalupe Rivero Especial para Clarín

Son los primeros cómplices, pero también los primeros contrincan­tes. Compiten entre ellos por el amor de sus padres , pueden pelear hasta deshidrata­rse y jamás permitirán que alguien se meta entre ellos. Hermanos, esa imprescind­ible porción familiar de quienes los ostentan y el anhelo de aquéllos que no los tuvieron.

¿Son reemplazab­les? ¿Hay algún vínculo similar a esto? ¿Puede un amigo o un primo ocupar ese lugar? ¿Cómo viven los hijos únicos esta ausencia? De la niñez a la adultez, las experienci­as parecen modificars­e.

Cuando Dante Marabotto era más chico, uno de sus reclamos más insistente­s era la llegada de un hermanito. Pero con el paso de los años (hoy tiene 10), el deseo se aplacó. “Bastante tiempo quise tener hermanos, pero ahora cada vez menos”, asegura.

Para el niño, que cursa quinto grado de la escuela primaria, esto tiene su costado positivo, pero también negativo. “Lo mejor de no tener hermanos es que te podés quedar con todo, lo peor es que a veces te aburrís”.

Ver a familias más numerosas, entre sus amigos, no lo incomodaba a Dante. De hecho, reflexiona al respecto: “Si ahora tuviese un hermano, preferiría que fuera nena, para no prestarle tanto los juguetes”, dice él, quien tiene primos mayores y menores con quienes compartir horas de juego.

El caso de Belén Fernández (32) es especial. Aunque desde hace mucho tiempo es hija única, ella vivió la experienci­a de tener una hermana, a la cual perdió a los nueve años.

Ante dicha experienci­a, esta docente universita­ria desearía tener sobrinos. “Sería uno de los placeres más grandes del mundo por la complicida­d y el apoyo incondicio­nal”. Para ella, no hay guardián más poderoso y sostén más grande que un hermano.

Los vínculos de Belén tuvieron un quiebre. Cuando su hermana aún vivía, ella era muy introverti­da, aunque hoy se considera una persona más abierta, sin tanta dificultad para relacionar­se. “Antes me escondía muamistade­s cho detrás de ella”, recuerda.

Al mismo tiempo, Belén destaca que el vínculo con su hermana es irremplaza­ble, pero tiene amigos a los que considera como hermanos. “Los elegí desde lo más profundo de mi corazón”, se sincera.

A la hora de proyectar su posible maternidad, Fernández destaca que piensa tener un solo hijo, “por miedo al parto”. Pero, recalcula: “Es imposible. Yo, que tuve una hermana y la perdí, fui hija única y no me gustó. No puedo privarlo de un hermano”.

Otro caso es el de Enzo Toscano (32), quien trabaja en el área IT de una compañía de telecomuni­caciones y considera que no tener hermanos puede ser un arma de doble filo. Por un lado, él cree que la infancia “fue la peor etapa”, pero su condición de hijo único le permitió estrechar distintas con el paso del tiempo.

Para él, la relación fraternal no se reemplaza nunca. “Un hermano es familia, para bien o mal es siempre la misma sangre. Pero ser hijo único genera una necesidad de tener amigos a los que considerás como hermanos”.

Por ello, Enzo cree en la amistad a rajatabla. “Siento que las relaciones son más duraderas y profundas, ya que el hijo único se apoya mucho en ellos, al no tener un hermano con quién compartir las cosas de la vida”.

Aunque aún no tiene hijos -y aclara que esa decisión se tomará en pareja-, Enzo cree que dos sería el número ideal. “Este pensamient­o lo empecé a tener de grande, más que nada por el momento en que los padres crecen. Todo lo malo y lo bueno le pasa al hijo único, como así también la responsabi­lidad sobre los padres, su bienestar y la compañía”, sintetiza.

En la misma línea, Micaela Silvio (25) sostiene que no haber tenido hermanos facilitó el desarrollo de su costado social. Pero, además, destaca que nunca le molestó la ausencia de un par familiar. “Mi papá siempre fue mi cómplice en picardías, y mi mamá, una gran confidente. Creo que mis hermanos hubieran cubierto esos roles, de alguna manera”, afirma.

Igual que a Belén, a Micaela le hubiese gustado ser tía. “Supongo que habría querido tener hermanos en unos años, cuando todavía no esté lista para ser madre, pero me empiece a picar el bicho de tener niños cerca a quienes mimar”, estima.

Esta consultora en relaciones públicas reconoce que, de haber tenido hermanos, probableme­nte sería más tolerante. Y aclara que “aunque haya una mística distinta”, mantiene una excelente relación tanto con sus primos como con sus amigos.

Por otro lado, Sabrina Gallego (32) no diría que ser hija única fue algo malo en su vida, pero -a la hora de pensar en el futuro- la soledad le genera miedo e incertidum­bre. “Los padres no son infinitos, por lo que pensar en que un día voy a ser la única en mi familia, o no tener con quien compartir esa tristeza en forma equitativa, es muy negativo”, afirma.

Cuando esta ejecutiva de prensa era chica, se divertía escuchando las peleas entre hermanos, ya que ella no tenían con quién hacerlo. Pero, a pesar de la anécdota, Gallego entabló vínculos de amistad en donde existe un cariño casi fraternal. “La confianza de poder decirte todo sin ser cruel, lo bueno y lo malo, de poder apoyarte en ellos y viceversa, como considero que hacen los hermanos”.

Sabrina reivindica a quienes como ella no tuvieron hermanos, y desmitific­a varias cuestiones: “Tengo sobrepobla­ción de amigos. Mi casa siempre estuvo llena de gente, después del colegio, la facultad o de distintos trabajos que tuve. Nunca sentí el cliché de la hija única que es ególatra y mimada. Al revés, necesitaba de mis amigos, ya que no tenía con quién compartir en casa”, se sincera ella quien coincide que, a la hora de ser madre -economía mediante- le gustaría tener dos hijos.

Según el Martín Fierro, la “ley primera” es que “los hermanos sean unidos”. Pero en familias donde sólo un hijo llegó al hogar, bienvenido­s sean los primos y amigos.

 ??  ?? 3 1) Belén Fernández. A los 9 años perdió a su hermana “detrás de la que me escondía”. desistió. 3) Enzo Toscano. Desarrolló amistades duraderas y profundas como blindaje.
3 1) Belén Fernández. A los 9 años perdió a su hermana “detrás de la que me escondía”. desistió. 3) Enzo Toscano. Desarrolló amistades duraderas y profundas como blindaje.
 ??  ?? 4 2) Dante Marabotto. Insistió mucho por un hermano, pero 4) Micaela Silvio. Nunca le molestó no tener hermanos.
4 2) Dante Marabotto. Insistió mucho por un hermano, pero 4) Micaela Silvio. Nunca le molestó no tener hermanos.
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