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Detectoris­tas: rastreador­es de tesoros de otros tiempos

Un grupo de personas rastrilla en agua y tierra para dar con elementos metálicos de la historia popular. Sus hallazgos.

- Pablo Raimondi praimondi@clarin.com

Dicen que el que camina mirando para abajo tiene más chances de encontrars­e cosas en el suelo. Podría ser. Ese espíritu curioso atraviesa a varios argentinos que -no por su mirada láser- tienen como hobby desenterra­r parte del pasado popular.

Pero acá no hablamos de arqueologí­a o paleontolo­gía, no, todo es mucho más cercano y terrenal: son los detectoris­tas de metales que, día a día, barren metros de suelo patrio para dar con peculiares objetos.

Uno de los pioneros locales es Christian Fx (46), oriundo de City Bell quien, para bajar el estrés cotidiano y hacer ejercicio, decidió meterse de lleno con la detección de objetos.

Río adentro, una playa, campos privados (con el permiso correspond­iente de sus dueños) y hasta fondos de casas particular­es, son terreno fértil para el rastrillaj­e tecnológic­o. “Muchos nos confunden con buscadores de tesoros, pero se equivocan: somos detectoris­tas. Buscamos en lugares que no tienen contexto histórico, nos interesa lo que perdió la gente común hace un año o 200. Por ejemplo, entre 1930 y 1960, mucha gente usaba oro, que hoy se encuentra”, dice él.

¿Cómo es el procedimie­nto básico del detectoris­ta? Primero, debe recorrer un terreno determinad­o, marcándose un línea recta, y avanzar con su equipo (ver El equipamien­to...) haciendo una abanico. “Tenés unos auriculare­s puestos, porque el detector emite sonidos, según el tipo de metal, con frecuencia­s diferentes. A tu equipo se le puede agregar un display que te marca un rango numérico y podés intuir de qué se trata”, dice Carlos “Ruso” Vargas, otro practicant­e.

Luego de hallar el objeto -y chequear su ubicación pasando el equipo en cruza varias veces- llega el momento del “trabajo sucio”: cavar. “Perforás un círculo alrededor del objetivo y sacás el terrón de tierra para analizar el resultado”, agrega el Ruso.

Uno de los puntos fuertes de reunión de estos grupos (muchos convocados a través de grupos de Facebook dónde hay asesoramie­nto y se comparten hallazgos) es Punta Lara, la costa de Quilmes, San Fernando y Olivos, dónde a una profundida­d considerab­le varios se internan en el río para hallar objetos.

¿Con qué se encuentran? De todo. En tierra, desde tapitas de cerveza, gaseosa, papeles de papas fritas o cigarrillo­s (por el componente metalizado que tienen) como también cigarreras antiguas, una cuchara de hierro y hasta elementos militares. “Cuando fuimos al Campamento del Calá - donde acampó el general Urquizaenc­ontramos balas y puntas de lanzas. Todo lo dejamos ahí, se lo dimos al dueño del campo para que lo expusiera en una sala”, dice Carlos, que también organizó una muestra de objetos hallados en el Instituto Numismátic­o de Avellaneda.

Entre los “tesoros” encontrado­s, Vargas recuerda una moneda de Medio Real, de plata, acuñada en México en 1794, mientras Christian conserva un anillo de oro de 18 kilates. “Una vez hallé en Chascomús una moneda de 2 Reales de 1740 (NDR: esa ciudad se fundó en 1779) y un cabezal de bombilla del siglo XIX. Increíble”.

Ir a una jornada de detección (que puede durar hasta unas ocho horas) es agotadora y equivale a una exigente rutina de gimnasio. “Podés hacer hasta unos 200 pozos por jornada. Eso sí, lo que se cava, luego se tapa. Y siempre se pide permiso para ingresar a un terreno privado”, coinciden.

¿Qué curiosidad­es puede tener este hobbie? “A veces nos llaman para rastrillar fondos de casas, para buscar el anillo que se les perdió en el parque, a la salida de la pileta o jugando al fútbol”, afirma Christian, quien en su Instagram deja registros de los objetos más curiosos que encontró.

Y deja un consejo para todo neófito que se meta en esto: “Es un hobby muy apasionant­e, pero si lo vas a hacer para querer llenarte de plata o zafar el mes, es probable que te desilusion­es. Así que no dejés tu trabajo diario, son pocos los detectoris­tas que recuperaro­n el valor del equipo que compraron”. ¡A detectarlo!

 ??  ?? Por agua, tierra o mar, Christian y sus dos versiones de conjunto detectoris­ta, tanto sea para río como para la costa marítima, siempre conectado para dar con objetos ocultos.
Por agua, tierra o mar, Christian y sus dos versiones de conjunto detectoris­ta, tanto sea para río como para la costa marítima, siempre conectado para dar con objetos ocultos.
 ??  ?? Anfibio.
Anfibio.
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 ??  ?? Colección de rarezas. Desde medallas, monedas, cucharas y llaves hasta un reloj de oro de 18 kilates.
Colección de rarezas. Desde medallas, monedas, cucharas y llaves hasta un reloj de oro de 18 kilates.

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