Antihéroes y chicas empoderadas para un mundo mejor
Los nuevos emprendimientos editoriales absorben los cambios en el tejido familiar y la igualdad de género.
Hombres poderosos, al rescate, valientes, heroicos y proveedores. Mujeres a la espera, débiles, validadas únicamente cuando un caballero les hace el honor de darles amor. Así se resumen siglos de literatura infantil, tradicionalmente machista y conservadora. Los cambios culturales llevaron a replantear este punto y dieron lugar así a páginas con mujeres y niñas empoderadas, que existieron desde siempre pero, sin embargo, fueron históricamente silenciadas.
Desde hace algunos año, los cuentos para chicos comenzaron a reflejar el pedido de un sector de la sociedad que lleva como bandera la igualdad de género, entre otros reclamos. Sin estereotipos ni estructuras, los niños de hoy pueden optar por libros donde las nenas no quieren ser prin- cesas, las familias pueden ser homoparentales y las heroínas, de una vez por todas, tienen nombre de mujer.
Uno de los fenómenos más exitosos dentro de estas nuevas princesas se dio de la mano de la editorial Chirimbote, con su Colección Antiprincesas y Antihéroes. “Nació de la mano de la primera antiprincesa, que fue Frida Kahlo. La idea fue hacer una colección donde habláramos de mujeres reales, donde hiciéramos biografías para los más chicos, sostuvo Nadia Fink, autora de dichas obras.
Al libro de la artista mexicana, publicado en abril de 2015, le siguió ese mismo año el de Violeta Parra. “Justo se dio el #Niunamenos y eso fue un impulso, porque la perspectiva de género empezó a ganar las calles. Traer el tema desde la infancia es empezar a desandar el camino de estereotipos y generar otras libertades para las mujeres y los niños”, dice Fink.
Si bien son personas de carne y hueso, las protagonistas de esta colección tienen, de algún modo, superpoderes: “Son mujeres que trascendieron a su tiempo, que se oponen a las princesas porque son valientes. Salen a buscar su destino, porque no esperan un príncipe que las rescate, porque rompen con mandatos familiares, porque construyen colectivamente y porque siguen sus sueños”.
Para la escritora, el objetivo no es destruir la literatura clásica para chicos sino abrir el abanico con opciones más diversas. “No pretendemos que desaparezcan las princesas, sino que haya otras formas de que las niñas puedan identificarse con mujeres de todo tipo”. Destaca que la imposición de modelos también es nociva para los varones: “Generamos los antihéroes, porque el estereotipo de los niños son los superhéroes: se les pide que sean valientes desde chiquitos, que no lloren, que anden a las piñas, que jueguen más rudo. Y cuan- do son grandes sufren el estereotipo de tener que ser quienes sostienen, quienes no se caen, quienes tienen que ganar más que las mujeres aunque muchas veces se dé lo contrario; así que en este camino tratamos de que tanto niñas como niños puedan crecer más libremente”.
Fink anhela un futuro donde la niñez sea sin tantos ni etiquetas: “Ojalá se generen cambios como para que los estereotipos dejen de ser un problema. Uno de los lemas que tenemos es ‘infancias libres’, porque consideramos que los niños y las niñas vienen desestructurados y somos los grandes quienes los llenamos de estructuras. Ojalá estos cambios culturales que se están dando a gran escala puedan generar estas maneras más desestructuradas de pensarse y de vivirse. Porque si damos libertades las chicas y los chicos, pueden ir probando de todo hasta encontrar lo que les guste, hasta pensar que la vida pueden ser momentos de felicidad o de tristeza y que no necesiten llegar a ese final feliz del casamiento”.
“La literatura es un reflejo de lo que ocurre en la sociedad y también es un importante catalizador para obligarnos a ver qué está ocurriendo a nuestro alrededor”, dice Juan Scaliter, autor de Otra Caperucita Roja y Anti Cenicienta, de la Colección Anti Clásicos de Editorial Chirimbote, al explicar el éxito de estos nuevos cuentos. El autor destaca que “el pú-