El Gitano, en su propia voz
El documental de Miguel Mato tiene mucho material inédito y está narrado por el cantante.
Aquellos a los que la ficción Sandro de América, la serie (Telefe) dejó con ganas de conocer más sobre la vida del Gitano tienen una gran oportunidad hoy a las 22 (y en sus repeticiones mañana a las 23.55 y el sábado 30, a las 22) con la emisión por National Geographic del documental Yo, Sandro, que cuenta como principal atractivo el relato en la voz del propio Roberto Sánchez.
En el filme (que en el canal se presentará como Sandro, en primera persona) se escucha a un joven Sandro el audio fue tomado de una entrevista de Francisco Loiácono- y es él quien va guiando el relato, desde su infancia hasta su consagración en el continente. Todo acompañado por inéditos materiales de archivo e imágenes de las películas del cantante.
“Hablé con su viuda Olga Garaventa, le planteé la película y arranqué un laburo casi arqueológico para buscar archivo. Encontré una grabación de su primer jingle, hasta su archivo personal, como cintas de Súper 8 que él filmaba en sus giras. Situaciones muy íntimas, se lo ve caminando por la playa, tomando agua de coco, bromeando con sus músicos... Busqué transmitir la mirada de un chico que busca convertirse en un ídolo”, cuenta Miguel Mato, director del documental.
Mato tuvo como génesis del proyecto una suerte de asignatura pendiente. “Tengo 66 años y cuando era chico en el barrio no estaba bien visto que te gustara Sandro. Eras un chico Rolling o Beatle. Pasado el tiempo me dije que Sandro no tiene una historia contada desde sus inicios, cómo Roberto Sánchez se convierte en Sandro de América. Entonces me propuse contar eso”.
Yo, Sandro pasó por el Bafici 2018, luego se estrenó comercialmente y ahora arriba a la tele, una posibilidad de llegar a gran número de fanáticos. “Este estreno me alegra porque siempre me escriben de distintos países preguntándome donde pueden ver la película. Mi experiencia me marca que Sandro está presente en todos lados de América. Es un verdadero ídolo”, asegura Miguel.
-¿De qué año es la grabación de Sandro que guía el relato?
-Esa grabación es del año 70, él tenía 24 años. Te encontrás con una voz maravillosa y exultante de alguien que todavía no puede creer lo que está viviendo, y eso se nota en la potencia de su voz. Y también se nota que todo el tiempo está prendiendo un cigarrillo y fumando, que tiempo después contó que fue su peor experiencia.
-¿Viste la serie de Sandro? ¿Le encontrás puntos en común con tu trabajo?
-Lamentablemente solo vi algo del primer capítulo porque estaba afuera cuando se emitió. Yo hace dos años me enteré que iban a hacer la serie, pero con el foco en la dramatización de la vida de Roberto. Algo bien de ficción. Va por otro lado al documental, pero a la vez creo que es complementario. Se enriquecen mutuamente la película y la serie.
-¿Le vino bien este boom que hay por Sandro a tu película?
-Sentí que le venía bien y la enriquecía en el Bafici, donde tuvo una función al aire libre en Plaza Francia. No esperaba encontrar mucho público, porque ya se había visto en otras funciones y hacía mucho frío, pero fue una verdadera sorpresa porque había mucha gente, en especial jóvenes. Ahí pensé que el fenómeno de la serie generó alguna conversación en las casas de esos pibes que disparó la inquietud. Los más jóvenes lo conocen a Sandro por su última etapa, y no saben, por ejemplo, que es un tipo que inició el rock en la Argentina.