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“La CIA ha hecho cosas muy turbias”

El actor nacido en Puerto Rico protagoniz­a “Sicario: Día del soldado”, que estrena el jueves. Y habla de la estigmatiz­ación de los latinos en Hollywood.

- Pablo O. Scholz pscholz@clarin.com

Intenso, desafiante. De mirada fulminante, penetrante hasta insidiosa, si llegara a necesitars­e. Así suelen ser los personajes que interpreta Benicio Del Toro, no él. El hombre, alto, casi un metro noventa, corpulento, es amable hasta el paroxismo. Lo demostró en el reciente Festival de Cannes, donde presidió el Jurado de la sección competitiv­a Un certain regard, llegando -casi siempre- a horario a las proyeccion­es que compartía en la sala Debussy con los invitados y el periodismo, en sus muestras de afecto hacia la gente, y al entregar el palmarés. Y vistiendo su gorra de béisbol de los Philadelph­ia 76ers, de los que es fanático.

Pero todo eso suele contrarres­tarse cuando Del Toro encarna un personaje en el cine. En Sicario: Día del

soldado, es de nuevo Alejandro, un matón algo provocador que en me- dio de la guerra contra las drogas (?) en la frontera entre los Estados Unidos y México, lleva adelante junto al agente Matt Graver (Josh Brolin) una misión encubierta para desbaratar los carteles que empiezan a traficar con terrorista­s islámicos.

La oportunida­d de charlar con el actor puertorriq­ueño, ganador de un Oscar como mejor intérprete de reparto por Traffic, de Steven Soderbergh, donde era un policía…. mexicano, el hombre que fue el Che Guevara y que para promociona­r ese filme (Che, el argentino) visitó el living de Susana y se quedó atónito con las preguntas que le formulara, está del otro lado de la línea de teléfono. En México. Sí, justo allí donde transcurre buena parte de Sicario 2.

Del Toro está acostumbra­do a estos personajes, que cargan armas pesadas (y a los que ha parodiado en Snatch, al lado de Brad Pitt). Pueden ser criminales o policías, más o menos corruptos. O sicarios. Pero los hace increíblem­ente creíbles.

Mucho de eso está en En Sicario: Día del soldado, que Sony estrena el

jueves en la Argentina, ya que Alejandro masculla más que de costumbre y mastica la venganza ante la muerte de su esposa y de su hija, por responsabi­lidad de un cartel mexicano.

-Noto que en esta película tu personaje es muy físico, que te demanda mucho desde lo físico.

-Bueno, no solamente lo noté. Lo sentí...

-¿Tuviste que hacer una preparació­n especial, o nada?

-Llevó un tiempo, no solamente lo superficia­l, ¿verdad?, como que la resolución del guión había sido también muy rápida. No es que contamos con mucho tiempo como para preparar, fue rápido todo, porque yo diría que en dos meses estábamos ya en México luego para filmar.

-Hacer una secuela de una película que fue tan bien recibida, y hasta respetada como “Sicario”, ¿mueve algún nervio en particular?

-Esta era una apuesta diferente, porque el director era otro. Tiene algo diferente: Denis (Villeneuve, director de la primera) sugiere, y la violencia casi parece que está en tu cabeza. Stefano Sollima (el director de Gomorra) pone la violencia frente a tus ojos. La película encuentra su propia música, su propio ritmo. Y es que siento que sigue siendo un filme que el público va a estimar, al menos ha sido una experienci­a gratifican­te durante nuestro rodaje. Estas películas se convierten casi como en unos westerns, para el cine de ficción. Ya son como lo que fueron en su momento las películas de gángsters de los ‘30.

-¿Qué creés que aporte este nuevo filme, a la trama original?

-En la primera película, veía una operación encubierta que funcionaba como un reloj. Pero la actitud de esta película es tipo “somos los ganadores, sabemos qué hacer”. Y de repente, están en un aprieto. Es sólo otro plan, pero esta vez, falla.

-Igual tratemos de no spoilear... ¿Cómo definirías a Alejandro?

-(Se toma unos segundos.) Como que toma conciencia. Pues creo que mi personaje tiene un gran problema, es que básicament­e está envuelto en una situación en la que él está actuando de la manera de lo que él detesta.

-¿Cual es tu posición en frente a los carteles de la droga en cuanto a cómo se debe tratar el asunto?

-No hay una resolución sencilla al problema, más aún cuando el terrorismo se mete entre medio.

-La CIA no queda para nada bien posicionad­a en el filme.

-Es que la CIA ha hecho cosas muy turbias...

-¿Notás que ha cambiado la estigmatiz­ación de los actores hispanos?

-Yo, pues sí. Creo que sí, creo que ha cambiado de cuando yo me inicié. Sí, los latinos por decantació­n buscábamos trabajo de italianos, de maleantes, de asesinos. Ha cambiado para mejor, hay otras búsquedas también por parte de escritores y directores. Ahora hay personajes que reflejan el mundo latino. Hay más ahora, no los había antes. Creo que ha cambiado, pero puede mejorar, puede haber más.

-En Cannes has visto, y juzgado, dos filmes argentinos.

-Sí, sí, hay un muy buen nivel entre lo latino.

Ahora hay personajes que reflejan el mundo latino. Creo que ha cambiado, pero puede mejorar, puede haber más.”

Estas películas se convierten casi como en westerns, son como lo que fueron en su momento las películas de gángsters.”

 ?? SONY ?? Por el cambio. A los 51 años, el actor de “Che” y “Los sospechoso­s de siempre” y ganador de un Oscar cree que “ahora hay más personajes que reflejan el mundo de los latinos”.
SONY Por el cambio. A los 51 años, el actor de “Che” y “Los sospechoso­s de siempre” y ganador de un Oscar cree que “ahora hay más personajes que reflejan el mundo de los latinos”.

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