Gala Dalí: de mala a buena
La exposición, en Barcelona, plantea que ella y el pintor creaban juntos. Y cuestiona los lugares comunes.
El Museu Nacional d’art de Catalunya pone el foco en el personaje de Gala, compañera de Salvador Dalí, como personaje “clave” de las vanguardias del siglo XX, y le otorga un papel artístico más allá de su faceta de musa de artistas en la primera gran exposición internacional dedicada a su figura. Lo explica la curadora de la muestra Gala Salvador Dalí. Una habitación propia en Púbol, Estrella de Diego.
Junto a Dalí, Gala integraba un “proyecto colaborativo” que llevaba al artista a firmar con un ‘Gala Salvador Dalí’. La muestra quiere demostrar que ambos se construyeron mutuamente y alumbraron un tercer personaje artístico.
La exposición -que reúne 315 pin- turas, dibujos, fotografías y documentos relacionados con Gala- descubre una Gala culta y con numerosas facetas, entre las que la curadora ha citado la surrealista, la dandy, la creadora y la escritora, así como la musa que construye su propio camino: escribe, realiza objetos surrealistas.
“¿Si Gala era tan mala, tan manipuladora y le interesaba tanto el dinero, por qué en 1929 dejó al famoso Paul Éluard, poeta mimado del surrealismo, para irse con un desconocido Salvador Dalí?”, se pregunta de entrada la curadora y biógrafa de Gala.
A sabiendas de que se han dicho muchas cosas sobre Gala-helena Dmitrievna Diakonova (Kazán, 1894Portlligat, 1982)-, la curadora ha dicho que ésta es “mucho más mala de lo que se decía porque es más compleja de lo que se cree”.