“El billete siempre tuvo un fin político”
Fabricar herramientas para trabajos de roscado mecanizado y matricería lo alejaron del mundo metálico, pero lo acercaron al papel. Por eso, Fernando Perticone, un técnico mecánico fanático de Chacarita, eligió a los billetes antes que a las monedas, con un lema: “Vos no te hacés coleccionista, se nace”.
En su casa de Floresta todo parece una maqueta. El orden es quirúrgico, y no hay nada fuera de lugar. Libros y catalogos llena un mueble que también guarda varias carpetas clasificadas por tema y fecha. “Me apasionan los billetes por su diseño, en ellos podés leer un montón de cosas”.
Para él, uno de los billetes más pintorescos es el de Un peso (moneda corriente) de la provincia de Buenos Aires de 1869, que tiene a una cabra dibujada en su anverso. “También me gusta la serie de la Efigie del Progreso, que abarcó desde la Caja de Conversión (1899) hasta su última serie emitida por el Banco Central de la República Argentina, en 1959”, dice el actual Secretario del Centro Numismático Buenos Aires (CNBA).
Pero, ¿cómo comenzó en esto? Desde hacía 15 años, Fernando guardaba en un maletín varios pesos ley 18.188 y pesos moneda nacional de distintas series, todos impecables. Allí la regla madre: él podría atesorar más billetes de los que forman su colección, pero preponderando el estado de conservación de la pieza. “No soy completista, no necesito los detalles. Compré en varias casas de numismática, desde 1935 a la fecha, varias versiones del mismo billete. Hasta seis veces cambié por otro mejor, como el de 10 mil pesos Moneda Nacional con el retrato de San Martín anciano, hasta que me cansé y dije ‘Basta, voy a cambiarlo una sola vez, cuando valga la pena’. Me frustré un poco”, recuerda.
Pero una charla lo hizo volver a entusiasmarse. Fue cuando un colega numismático le dijo: “Un día, vas a pagar más por un billete actual que por uno del siglo XIX, y ahí vas a abrir tu colección”. Y tuvo razón.
Así comenzó a orientar su colección hacia billetes de fines del XIX y principios del siglo XX. Y aprendió mucho más. “Los más lindos son los elaborados por la firma Bradbury Wilkinson, tienen unos dibujos y caligrafía impenetrables”, comenta mientras señala, en otra pieza de su colección, la frase ‘Viva la Confederación .... mueran los salvajes unitarios!´, de un vale emitido en 1844.
Pero no se queda sólo en coleccionar, también investiga. Junto a un colega está ultimando el libro La
moneda de papel, acerca de los billetes que emitió el Banco Oxandaburu y Garbino, una entidad de Entre Ríos. “El billete fue, es y será una herramienta política: poner un prócer lo era”. Y, para cerrar la charla, desgrana un dato curioso. “En 1827 fue la primera vez que aparecieron próceres en el billete patrio. Pero eran personalidades extranjeras como Simón Bolivar, George Washington, Benjamin Franklin y William Penn”, remata este coleccionista que rotula cada billete con varios diseños de su autoría, firmas incluidas.