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Crónica de la vida detrás de las rejas

En la ex Cárcel de Caseros, Clarín presenció una jornada de grabación de la serie que el martes volverá a Canal 7. Será una precuela de la primera. Sale Juan Minujín, entra Esteban Lamothe.

- Patricio Féminis Especial para Clarín

“Duchas, silencio, y ¡acción!”, se oye en el pabellón con olor a pucho y hu- medad entre las luces oxidadas de la ex Cárcel de Caseros. Allí se grabó la serie El marginal 2, que el martes 17 a las 22 se estrenará por la TV Pública (también estará disponible en el sitio Cont.ar). En el sector de duchas de la ficticia prisión de San Onofre, el preso debutante (Esteban Lamothe) realiza desnudo una escena con otros presos. “¿Así que laburás para el Sa- po? ¿O para el Ruso? No te hagas el pelotudo. Acá todo se sabe, amigo”, oye Patricio, el Doc: el personaje de Lamothe, preso por auto-incriminar­se en un asesinato. ¿A quién cubre? ¿A quién le será fiel en la cárcel?

Se vienen grandes desafíos para El marginal 2, que fue creada por Adrián Caetano y Sebastián Ortega (Undergroun­d). La primera temporada, de tensión vibrante, se volvió una de las más exitosas y celebradas en esta nueva era de las series argentinas de exportació­n. En esta segunda parte, concebida como una precuela, no estará Pastor Peña (Juan Minujín), clave de la anterior. Otro foco de interés tendrá El Doc de Lamothe, en cruce con El Sapo (Roly Serrano), el mandamás tumbero, y los recién llegados hermanos Diosito y Mario Borges, en pugna con el oscuro sistema carcelario y judicial.

Pero en esta escena bajo la ducha no aparece Diosito (Nicolás Furtado), el icónico antihéroe de El marginal 1. Otras voces carcelaria­s se disputan el poder. “No tengo ganas de ver a nadie. No quiero que me rompan las pelotas”, recita Lamothe temblando. Al otro lado del pabellón, Adrián Caetano, el director junto a Alejandro Ciancio, sigue la escena por los monitores e indica: “Díganle que hable más fuerte. Repítanla, por favor”.

Dos veces más y la tendrán resuelta. “¿Quieren batas, chicos?”, les ofrece una productora, y los actores salen goteando por el pasillo roñoso para cambiarse. Ya en el comedor, Lamothe hace cola para recibir su ración de carne asada con ensalada mixta y habla con Clarín. “Me pone contento ser parte de El marginal 2. Yo me apoyo mucho en la calidad del producto”, dice. “Mi personaje, El Doc, le dio la espalda a su carrera. El tipo está muy enamorado de una piba y está preso por cubrirla. Se va a ir quedando solo y no va a salir tan rápido”.

Lamothe mira las rejas al fondo del pabellón, apura la carne y revela: “El

Doc va a atender a El Sapo y a trabajar para los hermanos Borges. Por ahí la idea era que empezara a fabricar químicos, pero eso ya es un poco trillado y se vio en Breaking Bad”.

Ocurrirá otra cosa, a una escala mayor. En San Onofre, la medicina lo va a transforma­r en alguien dentro de la prisión. Y Lamothe tensa los músculos tatuados. “A lo largo de los 8 episodios, El Doc se va a ir poniendo más áspero y pesado. Va a descender al subsuelo que es estar en una cárcel. Pero no puedo contar más”, desliza.

Desde principios de año, Lamothe recibió críticas en las redes sociales por sus actuacione­s en cine y TV. ¿Será El marginal 2 una forma de rebatirlas? “No necesito demostrarl­e nada a nadie. No hay espectador más cruel que yo mismo. Llegué a tuitear contra quienes me bardearon para bajar a ese nivel y hacer catarsis. El Twitter es el paraíso del bullying y de la cobardía. No hay nada más cobarde que agredir a alguien por Twitter. OK, yo soy famoso y hay gente que me quiere y otra que me odia. No me importa”, dice Lamothe.

Alrededor, los actores almuerzan y se tiran bromas tumberas, más suaves que las de sus roles. Lamothe sonríe, mastica y dice: “Yo sé las cosas que hice bien y las que hice mal. Hay trabajos que podría haber hecho mejor. Pero gracias a Dios sigo teniendo laburo. El marginal 2 es un reto enorme. Me da miedo y nervios. ¿Cómo lo manejo? Conectándo­me con Caetano y mis compañeros. Con humildad y con cariño. Poder trabajar tanto como yo es una responsabi­lidad. Hay un montón de colegas excelentes que no tienen esta chance. Lo mínimo que puedo hacer es dar lo mejor”.

Esta jornada de grabación de la escena de la ducha transcurri­ó en febrero: Lamothe llegó a las 11 y una hora después ya estaba desnudo, listo para grabar. “Yo no suelo mirar mis escenas en el momento. No me gusta ni me hace bien. Es una intuición, so- bre todo cuando tengo a un director como Adrián. Si él dice que lo hice bien, listo. Lo único que me importa es que le guste a él”, siente Lamothe.

Caetano dirigió los primeros dos episodios de El marginal 2 y Ciancio, los seis restantes. En uno de ellos, en la villa recreada en el patio de San Onofre, entre techos de chapa y cartón, colchones manchados y estampitas del Gauchito Gil, El Doc de Lamothe afrontará la violencia del encierro: Diosito Borges mirará sin intervenir bajo los focos nocturnos. Se grabó días antes del diálogo en la ducha de esta jornada. Quedan seis horas de rodaje: a la hora de la siesta, el actor Claudio Rissi cruza los pabellones rotosos ya en la piel de Mario Borges, con ropa deportiva negra y un cigarrillo electrónic­o en un puño.

Rissi repasa sus líneas para una escena estratégic­a frente a un tablero de ajedrez en el despacho del director carcelario, Antín (Gerardo Romano). Toma aire y le cuenta a Clarín: “Esta nueva temporada expone los juegos de poder dentro y fuera de la cárcel. Cómo se maneja este conventill­o de terror que es San Onofre. El marginal 2 es más cruda porque muestra el enfrentami­ento con El Sapo, un ser sanguinari­o. Acá hay una convivenci­a constante con el mal. Cuando respirás este clima varias horas al día te caen un montón de fichas. Es un mundo negado, pero no hay que silenciarl­o”.

Un balance brinda la asistente social Emma Molinari, a cargo de Martina Gusmán. Ella fue gravitante en la temporada inicial junto a Pastor Peña, el policía infiltrado que encaró Minujín. Ahora, Gusmán descifra a su personaje en esta precuela. “Ella llega a San Onofre con una mirada más esperanzad­ora. No está corroída como el resto de los integrante­s del penal”, describe. “Si la primera parte tenía violencia, ésta es directamen­te la ley de la selva. Emma descubre todo lo que ocurre con los Borges y quiere modificar su realidad. No es ingenua, pero de entrada no tendrá el hastío de la temporada anterior”.

No hay asfixia en este submundo como espejo de la exclusión de afuera. La utopía es necesaria para sobrevivir, cree Gusmán. “Emma entiende el nivel de corrupción de las prisiones, pero cree en el cambio a través del amor. Es algo básico, pero esencial. Desde la contención se puede transforma­r algo de la realidad. Emma es una guerrera que va a querer modificar lo injusto dentro de la cárcel”, dice la actriz.

Allí está un núcleo atrapante en El marginal 2. “La serie muestra dos tipos femeninos diferentes. Emma y luego Rita, el personaje de Verónica Llinás, mi jefa. Es la antítesis: una mina súper amargada y desesperan­zada. Mostrar ambas caras es central. Es muy denso ser mujer acá. En un ámbito de hombres violentos, la fortaleza de la mujer nos ayuda a sobrevivir”.

 ?? FOTOS. PEDRO LÁZARO FERNÁNDEZ ?? El Doc. Es el personaje de Esteban Lamothe (al centro) en la historia de “El Marginal 2”. El se autoincrim­ina en un asesinato para proteger a una mujer.
FOTOS. PEDRO LÁZARO FERNÁNDEZ El Doc. Es el personaje de Esteban Lamothe (al centro) en la historia de “El Marginal 2”. El se autoincrim­ina en un asesinato para proteger a una mujer.

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