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Militares, montoneros, trigo: lo que nos falta saber del Mundial ‘78

Autor de “78. Historia oral del Mundial”

- Maximilian­o Kronenberg Especial para Clarín

Mientras se gritaban los goles se torturaba en la ESMA. Qué pasó en un evento que fue más que deportivo.

Pasaron cuarenta años pero Matías Bauso jamás olvidará los siete partidos que vivió de pequeño junto a su familia en esa pantalla a colores en el Luna Park. Los goles de Mario Alberto Kempes y Daniel Bertoni decretaron el 3-1 en la final contra Holanda que llevó a la Selección a su primera Copa del Mundo, en 1978. Aquella fría noche del 25 de junio significó un enorme festejo popular.

La historia ha cambiado y este periodista de 46 años conserva otra mirada, porque el Mundial ‘78 fue la punta del ovillo que mostró los secuestros, crímenes, torturas y desaparici­ones más aberrantes en la última dictadura militar.

Bauso entendió que había mucho que contar más allá del fútbol y la gesta popular y así nació 78. Historia oral del Mundial, un libro exhaustivo sobre la historia del Mundial 78 y la dictadura en Argentina.

Peronismo, Montoneros y militares, los medios y la censura, Menotti, Holanda, las Madres de Plaza de Mayo y las denuncias por los Derechos Humanos, el 6-0 contra Perú y una sociedad sesgada por el fútbol y la bandera, el terror y la ignorancia forman parte de esta obra de 864 páginas.

-¿Cómo define su libro?

-Es una investigac­ión histórica, una mezcla de historia oral con testimonio­s, textos y documentos de la época. Los tres grandes ejes son el fútbol, la política y el contexto social. Intento reabrir la discusión porque el Mundial ‘78 está lleno de mitos, falsedades y errores no necesariam­ente voluntario­s. Creo que es el momento de acercarse a la verdad histórica.

-¿Qué elementos lo sorprendie­ron?

-Principalm­ente, las manifestac­iones populares. Unos 17 millones de argentinos salieron a las calles en los últimos dos partidos (el 6-0 contra Perú y la final contra Holanda). Sobre unos 25 millones de habitantes, el 70 por ciento de la población estaba celebrando en las calles. Es la manifestac­ión popular más grande de la historia argentina.

-Usted afirma que hubo un quiebre de la sociedad a partir del Mundial 78. ¿A qué se debe?

-La dictadura era un régimen autoritari­o represivo con manifestac­iones fascistas. Hacía uso de la propaganda pero no tenían masas; era un gobierno sin multitudes porque le faltaba la legitimida­d de origen y porque las masas es un fenómeno peronista, algo que los militares querían evitar. En el Mundial ’78 aparece la vocación por la unanimidad.

-¿La campaña antiargent­ina fue un mito o una realidad?

-Ni campaña ni antiargent­ina. Ese término se utilizaba a comienzos de los 70 en el gobierno de Lanusse pero más fuerte se usó con Perón (1973-74) con López Rega y Pedro Eladio Vázquez (exsecretar­io de Deportes) como exponentes. Para los militares, las denuncias desde el exterior sobre los Derechos Humanos formaban parte de una “campaña antiargent­ina”, un término que prendió muchísimo en nuestra sociedad.

-Los militares pretendían lavar su imagen pero no les salió...

-Se dice que utilizaron el Mundial para tapar los crímenes pero ocurrió lo contrario: el mundo se enteró sobre las violacione­s a los Derechos Humanos. Los comités de boicot apareciero­n en Europa, primero fue en Suecia y después se expandiero­n con gran repercusió­n en Francia y Holanda. Las tapas de los diarios extranjero­s reflejaban lo que se vivía en Argentina. Si los militares pensaron que iban a tapar los crímenes, lo que hicieron fue exponerlos.

-¿Hubo pacto de no agresión entre militares y Montoneros?

-Está casi probado el pacto de Massera con la cúpula montonera en París con depósitos de dos millones de dólares aunque Montoneros había apoyado la organizaci­ón del Mundial bajo el lema 'Argentina campeón, Videla al paredón'. Montoneros cumplió al no cometer atentados en estadios y lugares donde concentrab­an las de- legaciones o turistas. Compraron entradas en Europa y las repartiero­n al público para que silbara a los militares en las canchas. La gente fue a ver los partidos y nadie silbó.

-¿Por qué Videla entregó la Copa y no lo hizo el expresiden­te de la FIFA, Joao Havelange?

-Videla no quería aparecer en la foto como un derrotado. Había consensuad­o con la FIFA para entregar la Copa en caso de que Argentina fuera campeón. De lo contrario, Havelange se la entregaba a Holanda. Por eso, la gran foto fue la de los jugadores festejando con Videla de fondo después de haber entregado el trofeo.

-¿Qué puede decir del supuesto cargamento de trigo a Perú tras el 6-0?

-Es falso. Hubo una donación de trigo pero en realidad era un convenio que se había hecho unos seis años atrás. Argentina mandó menos trigo de lo acordado. Como habían mandado menos toneladas en mayo, entonces mandaron en julio y agosto. Si hubo arreglo tendrían que haber hablado con los jugadores. Escribí unas 100 páginas sobre el 6-0 con Perú pero no he llegado a ninguna conclusión.

-Se dice que los planteles de Holanda y Suecia estuvieron con las Madres de Plaza de Mayo.

-El Mundial logró que la televisión de Holanda mostrara a las Madres en Plaza de Mayo y así tuvieron difusión en todo el mundo. El jueves 1° de junio dividieron la pantalla con la inauguraci­ón del Mundial y el recorrido de las Madres clamando por sus hijos en medio de una ciudad desierta. El 8 de junio los periodista­s extranjero­s fueron a la Plaza. Allí un grupo de argentinos insultó a las Madres por mostrar una mala imagen. De ahí surgió la canción "El que no salta es holandés", ya que Holanda había encabezado las denuncias.

-Hubo una supuesta carta del capitán holandés Ruud Krol que salió en El Gráfico.

-El Gráfico publicó una carta apócrifa con la firma de Ruud Krol, dirigida a su hija Mabelle, de tres años, en la que describía a la Argentina como un país idílico. Hoy hubiera sido un escándalo internacio­nal. Era la mejor revista deportiva pero cometió tres grandes deslices: la carta de Krol, la foto de los tres comandante­s gritando el gol del Mundial y la entrevista a Videla realizada por el secretario de redacción Héctor Vega Onasime y Ernesto Cherquis Bialo tras la final.

-¿Es cierto que los militares se abrazaron con los torturados de la ESMA en la final?

-Torturados y torturador­es vieron los últimos dos partidos juntos. Hay testimonio­s que cuentan que ahí estuvieron el capitán Alfredo Astiz y Jorge “El Tigre” Acosta. Después de la final salieron a la calle para celebrar y llevaron a los detenidos a comer a una pizzería en Avenida del Libertador. Los testimonio­s de Miriam Lewin, José Omar Pastoriza y Graciela Daleo son terminante­s. Mientras se gritaban los goles en el Monumental se torturaba a unos 500 metros, en la ESMA. También es cierto que mientras se gritaban los goles en la cancha de River se gritaban los goles en la ESMA. Si uno no comprende la complejida­d de la situación y del poder que tiene el fútbol no está entendiend­o de qué se trata esto.

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REUTER Festejo de dictadores. Massera, Videla y Agosti festejan un gol de Argentina.
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DIEGO WALDMANN Autor. Bauso y su libro de testimonio­s y documentos.

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