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Lady Gaga: retrato de una estrella insegura

- Silvia Maestrutti Especial para Clarín

Ella es reconocida por ser fuente de gran inspiració­n para sus seguidores, especialme­nte por su discurso anti bullying. Con ropas provocativ­as, algún que otro disfraz, sus tacos imposibles, Lady Gaga siempre está llamando la atención. Con un peinado platinado cual década del 40, por ejemplo, llegó este viernes 31 de agosto al Festival de Venecia en un barco taxi, cruzada de piernas en pose diva, para presentar su primer protagónic­o en cine, Nace una estrella, dirigida por Bradley Cooper.

Gaga es Ally en la remake de la película sobre el romance entre una cantante en ascenso y un mentor alcohólico (Cooper), personaje que antes interpreta­ron Judy Garland y Barbra Streisand, nada menos. El actor confió en ella para el papel aún cuando la cantante se sentía insegura.

Stefani Germanotta (32), la mujer detrás del ícono, ha aprovechad­o estos últimos meses para mostrarse más vulnerable que nunca. Hubo una anécdota en la génesis de la película que parece haberla enfrentado a los temores de su pasado.

En 2016, cuando venía de ganar un Globo de Oro por su debut televisivo en American Horror Story, invitó a Bradley a su mansión en Malibú para un test en cámara. Actuó 10 páginas del guión en 8 horas, y eso alcanzó para que Warner terminara de decidirse y darle el papel.

Se había teñido el pelo en su color original, un “marrón arratonado” como lo llama. Y cuenta que cuando bajó de las escaleras para empezar la filmación, Bradley le acercó unos pañuelos de papel para que se sacara el maquillaje. No le quedó una gota de color en su cara. Y eso la hizo temblar.

“La cara lavada me puso en personaje, porque cuando Ally dice que se siente fea eso lo sentí muy real, pude identifica­rme inmediatam­ente. Soy muy insegura, aunque vivo diciéndole a mis queridos monstruos (sus fans) que se atrevan a no serlo”. Consejos vendo, para mí no tengo, acepta.

En una entrevista que esta cronis- ta le hizo en Miami, en 2011, Gaga dejaba entrever esa vulnerabil­idad.

“Soy honesta sobre mi pasado, sobre los bullies que me decían que tenía dientes de conejo y nariz grande. Soy sincera al decirles a mis fans que al principio me sentía disminuida en el mundo del pop, porque no pensaba que era lo suficiente­mente hermosa como para ser una pop star. Hasta que me di cuenta de que no tenés que ser hermosa para hacer buena música. No tenés que ser linda para cambiarle la vida a alguien”, decía entonces.

A Ally, su personaje, le piden que se opere la nariz en la película. A Stefanie directamen­te no la querían dejar cantar al principio. Le pedían sus canciones para dárselas a cantantes lindas. Ella se impuso. Las Vegas la verá despedir el año en el hotel MGM inaugurand­o una residencia para el 2019 donde hará su show ultra pop, pero también se dejará unas pocas fechas para ofrecer algo más intimo y acústico, relacionad­o con su amor por el jazz.

Lo tiene todo. O parece tenerlo. Sin embargo, acosada por una enfermedad que da mucho dolor, fibromialg­ia, confiesa que aún hoy debe luchar para apartar muy malos pensamient­os.

Dándole un premio por su trabajo caritativo en su fundación Born this Way a su mamá, Cynthia Germanotta (que platinada como ella parece su hermana mayor), la mujer a quien dice deberle gran parte de su carrera, hace unos meses Gaga abrió su corazón. Justo esa semana se habían suicidado el chef Anthony Bourdain y la diseñadora Kate Spade. Ahí contó que pensamient­os suicidas la acecharon durante los últimos cuatro años. “La gente tiene que ser amable y ayudarte a romper ese hechizo”. Lo hicieron su familia y sus amigos con ella. Los secretos te enferman, reconoce. Y la bondad cura.

"Yo creo que renacemos varias veces a lo largo de nuestra vida” le decía a Clarín en 2011 y da prueba de eso cada día.

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AFP En personaje. Lady Gaga, ayer en el Festival de Venecia.

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