Alex Pandev: cantar y actuar entre París y Buenos Aires
La cantante francoisraelí presenta su primer disco grabado en castellano, "Mersí!", hoy en Sirha.
El arte está en mí ADN; no existía ningún otro camino más que el artístico”, dice la cantante y actriz israelí-francesa Alex Pandev, cuando terminó la secundaria, viajó de Quebec, Canadá, a París para iniciar una carrera artística que desde hace un tiempo transcurre en buenos Aires, donde presentará hoy en Sirhan, su nuevo disco Mersí!.
La artista, que se declara “enamorada de la Argentina”, nació en Tel Aviv, Israel, de padre búlgaro y madre alemana, y aunque creció en París, su infancia estuvo marcada por los constantes viajes familiares. “Mis padres no querían saber nada con que actuase o cantase; vengo de una familia burguesa y convencional, pero siempre sentí en mi corazón esa necesidad por desarrollarme artísticamente. Fue así que al terminar mi escuela secundaria les avisé que me marchaba a París para ingresar en el Conservatorio Nacio- nal de París (estudió Ciencias Políticas y Arte Dramático) donde me recibí con mención. Al llegar a Francia sentí que desplegaba por primera vez mis alas. Mi altura, mi voz y ser morocha ayudaron a que se fijaran rápidamente en mí. En esos años hice mucho teatro".
Pero sus inquietudes eran demasiado para una sola disciplina. "Daba bien el papel para obras dramáticas, aunque poco a poco empecé a aburrirme de ese espacio que había logrado. Lo que quería hacer era comedia, pero estaba muy catalogada como actriz dramática dentro del mundo teatral”, explica en un castellano muy intervenido por el francés y algunas risueñas confusiones, como la que tuvo con el mismísimo Jaime Torres (que se encuentra afectado de salud) cuando le dijo que esperaba verlo pronto tocar su “carancho” por charango.
Reconoce que vivió un corte con aquel mundo teatral unos diez años atrás, cuando estaba haciendo un protagónico en Ginebra, Suiza, la llamaron de Nueva York para una reunirse con un productor. Recuerda que el tedio que sentía en esa ciudad suiza se disipó ante la posibilidad de cruzar el océano. “Fue un momento muy intenso. Estuve tres días absorbiendo la ciudad y sabía al tomar el avión de regreso a Suiza que volvería. Terminaron las presentaciones y viajé a Nueva York. Lo primero que sucedió es que formé una banda de rock muy potente y salimos a tocar. Era una sensación de reencuentro conmigo."
Su etapa de dramaturgia se vio de alguna manera coronada por su obra Happy Hanouka!, que fue un éxito, primero en Francia y luego en varias capitales europeas. La obra fue adaptada al castellano y aunque aún no fue estrenada en la Argentina, hay tratativas para su puesta en escena. Otro de los proyectos que presentó a su llegada a la Argentina fue una miniserie dedicada a las “chicas”, que le sirvió para conocer de primera mano la falta de códigos y el “chanterismo” de algunos. “Esa fue una decepción. Vine con mis códigos, pero los que se acercaron tenían otros. Sin embargo, no quitó nada del amor que tengo por este país. Es más, me sirvió para valorar a las gente que hoy me rodea”.
-¿Cómo fue tu regreso a la música?
-Con Minino (Garay, su pareja) estoy viviendo en el ambiente musical, y esa contaminación fue instantánea para que se despertara mi deseo de cantar. Aquí, primero grabé un disco en francés, que tuvo una gran aceptación. Sentí ese cariño en cada presentación y fue lo que me llevó a grabar Mersí!, ya con canciones escritas a mi medida. Canto en castellano para llegar a la gente. Quería desarrollar un vínculo más profundo con el público y el idioma es esencial”.
-¿Tu amor por la Argentina sugiere que te vas a radicar en el país?
-Voy a tener un pie en Francia y otro en la Argentina. Vengo de hacer una gira por Córdoba y Rosario, que salió muy bien, y después de cantar en Sirhan seguiré girando.w