Agustina Macri Una historia de amor y anarquía
La hija del presidente estrena el jueves “Soledad”, su opera prima sobre la joven argentina que es un símbolo del anarquismo italiano.
Agustina es Macri. Sí, el color de sus ojos, su mirada, el corte de su rostro son inconfundibles. Pero a los 36 años, el universo en el que se desempeña está muy lejos de la política y bien cerca del arte. Con un país en crisis económica e institucional permauniversidad y circular, la hija del presidente elige -pese a su consabido perfil bajoexponerse con Soledad, una película, su opera prima, en la que los valores en juego son el amor, la libertad… y la anarquía.
A tres años de haber leído Amor y anarquía: la vida urgente de Soledad Rosas, el filme basado en el libro de Martín Caparrós espera su estreno el próximo jueves. No podrá adjudicársele el don de la oportunidad, pero ¿cuándo hubiera sido el momento de estrenarlo? Los prejuicios, los rechazos y las adhesiones brotarán por ser quién es ahora y siempre. Agustina lo sabe, como también cree contar con un arma poderosa: una película muy bien filmada, con una historia demoledora y una protagonista que descuella, Vera Spinetta, en un rol que será un antes y después en su carrera, interpretando a la joven, que salió de la Argentina como una chica de Barrio Norte en conflicto post adolescente con sus padres y cuyo suicidio a los 23 años la convirtió en símbolo del movimiento anarquista italiano.
Taurina, perro de agua en el horóscopo chino y socióloga recibida en la de Buenos Aires (sí, producto de la educación pública), a sus quince años Agustina Macri comenzó a fotografiar todo lo que veía. Sobre el final de Sociología, a los alumnos se les daba la posibilidad de optar por materias de otras facultades, así que cursó en Comunicación una sobre cine y fotografía documental que le cambió la vida: “Entendí que la cámara era una herramienta mucho más potente que lo que la carrera me proponía, que era básicamente investigar, mucho y de manera muy interesante, pero que al final terminaba escribiendo unos textos larguísimos que, si no eras alguien particularmente interesado en esos temas, no iban a tener mucho alcance”. La pasión por el documental la llevó a estudiar en la Escuela de Medios de Barcelona y a perfeccionarse en la Escuela de Cine de San Antonio de los Baños, en Cuba.
De regreso en la Argentina, hizo todas las inferiores en el campo audiovisual: realizó varios documentales con José Luis Marqués (director de la película Fuckland, sobre Malvinas), trabajó en posproducción de TV en la productora El árbol (de Pablo Echarri y Martín Seefeld) y filmó videonente
clips para muchos artistas de rock (Los Fabulosos Cadillacs, Richard Coleman, Leo García, Mike Amigorena). Fanática de Boca Juniors (y entusiasta jugadora de fútbol “aunque ahora dejé, porque me siento un poco vieja y no me quiero lastimar”), conoció a Rodrigo Vila y participó en la producción de Boca 3 D- la película, que se vio en 2015 y recaudó más de dos millones de dólares en la Argentina. Con el mismo staff, este viernes 14 de septiembre estrenó Boca Juniors Confidencial, una serie de cuatro capítulos para Netflix, en la que Agustina tiene el rol de showrunner (ver Oliver Stone, #Sodacirque y Netflix).
Pero el tema es el estreno de Soledad, su primera ficción. Y ésta es la primera nota que da en forma individual para hablar de la película. -¿Cómo te llegó la historia?
-Yo estaba trabajando en Snowden, la película de Oliver Stone, en Alemania. Y una amiga me contó que su hermana, que se llamaba Soledad, se había fanatizado con el libro y que yo lo tenía que leer. Le pedí a mi mamá que me lo trajera y, como yo pasaba mucho tiempo sola, lo leí y me fascinó. Un viaje de ida. Nunca terminó y acá estamos.
-Si bien el libro cuenta una historia de amor, también es central el tema de la anarquía y un grupo de jóvenes militantes. ¿Cómo decidiste meterte con eso?
-Me fui metiendo de a poco. Siento que todo lo que me pasó con esta película fue como en una espiral, a la que fui entrando cada vez más. MI primera decisión fue intuitiva, como cuando te enamorás de las cosas a primera vista, pero después todo lo que va pasando te hace confirmar por qué lo vas eligiendo. Me parece que la anarquía es libertad, es búsqueda, habla de valores muy universales, como la libertad de expresión. Y yo entré por ahí, como un impulso fortísimo de libertad y de búsqueda, que creo que era la misma que Soledad tenía cuando se fue. Seguí su camino de héroe, o de heroína.
-También es una historia de amor.
-Trabajé muchísimo en el guión, hice más de diez versiones, incluso llegué a traducirlo íntegramente al inglés para laburarlo con Rob Wilson, que es la mano derecha de Oliver Stone, y que me ayudó mucho para darle una síntesis a esas 140 páginas que eran demasiadas para el guión de una película. Un día llegué a la oficina y dije “acá falta amor, quiero ver más la historia de amor entre Soledad y Edoardo”. Entonces fue increíble, como que todas las fichas estaban allí, lo único que tenía que hacer es empezar a darles volumen y más capas. Ahí empezamos a trabajar más fuertemente en las tramas de ellos dos y salió. Lo que yo les propuse a Vera (Spinetta) y a Giulio (Corso, el actor coprotagónico) es que se exploraran en la vida real en paralelo a lo que la ficción iba a contar. Que si se atraían, dejaran que esa atracción fluyera, casi que no se tocaran hasta que se tuvieran que tocar, que no se besaran hasta que se tuvieran que besar y que no hicieran el amor hasta que tuvieran que hacerlo. Entonces, nos pasó que la ficción se transformó en la realidad y al ser una historia real era como que todos estábamos metidos en algo muy poderoso.
Soledad es una coproducción argentino-italiana, que aquí estrena Buena Vista Internacional. No tuvo ningún subsidio del Instituto de Cine (INCAA), por lo que no hay nada de dinero del estado argentino en la película. En el elenco figuran actores de nuestro país como Luis Luque, Silvia Kutika y Fabiana García Lago, que se suman a los italianos Corso, Marco Leonardi y Marco Cocci, entre otros. Hay escenas filmadas en la Argentina, pero la mayor parte de la película transcurre en Italia y recrea con certeza la estética de los años ’90, con un fuerte trabajo de claroscuros, inspirados en referencias pictóricas de Agustina Macri, como Caravaggio y Modigliani.
-¿Qué opinó Caparrós, el autor del libro, cuando vio la película?
-Fue muy elogioso y hasta tuiteó sobre ella. Dijo que había visto en la película una mirada mía, muy propia. Yo tuve varias charlas con él, siempre tratando de sacarle algo más de información, más allá de la mucha que hay en el libro, como las cartas que Soledad escribía. Y Martín me decía que yo sabía más del libro que él.
Con un futuro de festivales (Soledad irá a varios festivales internacionales, que aún se están confirmando), Agustina descarta alguna vez dedicarse a la política. El cine es lo suyo, al punto que ya está bosquejando su próximo filme, esta vez con una historia propia. En pareja y sin decir con quién, evita hablar de la situación social para no generar conflictos y se pone aún más discreta cuando las preguntas apuntan a su padre presidente. No cree que él esté en la avant première del martes próximo, a causa de un viaje oficial, pero sí cuenta que “la vio y le gustó. Le gustó mucho”.
-¿Y qué opinó un presidente constitucional de que su hija hiciera su opera primera sobre un tema que tiene que ver con la anarquía?
-Creo que él como cualquier padre está muy orgulloso de que lo que hizo su hija y no hubo ningún tipo de conversación respecto de estas cosas. Yo siempre tuve la libertad de estudiar lo que quería y la libertad para trabajar de lo que quería. En ese sentido, crecí en una familia con muchísima libertad y mucho respeto. De hecho, mis hermanos y yo (NDR, Francisco, su hermano menor figura como Director de Segunda Unidad en el filme) nos dedicamos a cosas artísticas.