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Un recorrido por las cinco mejores pizzerías de barrio

¿Por qué ir siempre a la opción más cercana si existen mejores? A veces, vale la pena alejarse un poco...

- Gimena Pepe Arias gparias @clarin.com De lunes a jueves no hay muchos aliados, salvo en los mostradore­s al paso de los lugares tradiciona­les, donde suele arrasar con los antojos de los porteños. Pero es la reina indiscutid­a de al menos algunos de los día

la redonda

Joaquín Hidalgo, periodista, enólogo y cocreador de #muza5k, la maratón que los fanáticos de este plato no pueden perderse (ver Se viene...), junto a Martín Auzmendi, bartender y autor de varios libros de bebidas, publicaron su libro Nuestra pizza, una pasión redonda. En sus páginas cuentan curiosidad­es de las mejores pizzerías, direccione­s para poder visitarlas y datos de color como que “en el podio del negocio gastronómi­co las pizzerías ocupan el primer puesto”.

Consultado por Clarín sobre el gusto de los argentinos, Joaquín no dudó en decir: “Al molde”. Es la más pedida por todos.

Nadie se animaría a obviar las clásicas pizzerías de la Avenida Corrientes cuando se trata de reflejar la pasión de los argentinos por una buena de muza. Es cierto, se han ganado su buena fama a costa de porciones crocantes bañadas en deliciosa salsa y coronadas con la mejor de las mozzarella­s. Merecidas tienen las colas de hambriento­s comensales. Pero también existen locales que no están bajo el radar gastronómi­co, que no suelen salir en las recomendac­iones de lugares cool ni mucho menos, pero que tienen cientos de clientes que atraviesan los cuarenta y ocho barrios porteños para ir a comer sus porciones de preciada pizza. Agendate el recorrido que propone Hidalgo por las cinco mejores pizzerías de barrio, que te harán gastar nafta, pero con placer y saciedad garantizad­os.

El Cedrón (Av. Juan Bautista Alberdi 6101, Mataderos)

Según el experto, este local tiene que estar en el top five. Sin ninguna duda. Es interesant­e visitarlo. Durante la semana, antes de que arranque el turno de cocina, el lugar está desierto. Carteles varios recomienda­n formar fila como intentando ordenar comensales tumultuoso­s. Claro, si llegás a pasar un sábado a las 21, está llenísimo, y la gente está mágicament­e ordenada y ocupando la totalidad del comercio, ¡incluso en la vereda! “Si bien preparan todos los estilos de masas, la estrella indiscutid­a, la que si estás en el folclore pizzero tenés que probar, es la clásica de mozzarella. Así, sin más”,

asegura Joaquín.

El Fortín (Av. Álvarez Jonte 5299, Monte Castro)

Es un barrio que no mucha gente frecuenta, más bien un refugio vecinal que tiene una clientela de firmes lealtades. Sin embargo, en sus cercanías existen unas dos o tres valientes pizzerías y en torno a la esquina de Lope de Vega hay una movida comercial interesant­e. Es un barrio para pasear antes de entrar a El Fortín o bien para caminar luego de la visita y quemar calorías. Hidalgo cuenta que pertenece hace casi sesenta años a la familia Purdón, cuarta generación de irlandeses. Los fines de semana elaboran una cantidad determinad­a de unidades y cuando se acaba pegan en la puerta un cartelito que da la mala noticia a los clientes rezagados. “La gente va a El Fortín como Mahoma va a la montaña”, exagera, risueño, el enólogo. Son muy fanáticos de la pizza al molde, hecha a horno a leña. Los parroquian­os tienen el beneficio de la porción, ya que el mozo divide la redonda en el momento y a pedido de los fanáticos. No se debe dejar de probar la de morrón (literalmen­te tapizada) y jamón.

San Antonio (Av. Juan de Garay 3602, Boedo)

Un local sin pretension­es a la hora de hablar de decoración, que enfoca su energía puramente en la calidad. Es tan buena la pizza que hasta con tal de probar esa mozzarella conviven la hinchada de San Lorenzo (la tiene como pizzería base) con... ¡la de Hura-

cán, nada menos! Enemigas declaradas, la tentadora muza del lugar las obliga al tratado transitori­o de “buenas ondas pizzeras”…al menos hasta el próximo partido.

Se trata de un ambiente familiar en el que se debe probar la de mozzarella y la fugazzeta rellena. Un local que supo ser la pizzería preferida del Papa Francisco, ferviente hincha de San Lorenzo, según cuentan los lugareños.

La Astral (Vélez Sársfield 4646, Munro)

Mítica pizzería de zona Norte del conurbano, hoy manejada y atendida por sus empleados ya que es una cooperativ­a. Joaquín insiste en calificarl­a como “un lugar de parroquian­os, donde se va a comer la porción de mozzarella”.

Bien de barrio, pero recibe comensales de todas las localidade­s. Entre risas, Joaquín asegura: “Es de esas que no se puede comer más de tres porciones.” Y se sincera más todavía: “El médico no la recomendar­ía”, dice, haciendo alusión a lo potentes que son los bocados de esa pizza al molde, aireada y crocante.

Angelín (Av. Córdoba 5270, Villa Crespo )

Acá hay que probar, sí o sí, la pizza canchera y al paso. Esta especialid­ad no lleva queso. Es básicament­e la masa cubierta con al menos medio centímetro de salsa condimenta­da, muy especiada pero no picante. Si los creadores de #Muza5k, fanáticos de la pizza en todas sus variantes, la recomienda­n, habrá que darse una vuelta apostando a que el deleite espera.

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Cambiando de consejero ahora, hay que decir que esa masa al molde tan pedida tiene su antítesis en su variante “a la parrilla”. Danilo Ferraz, el cocinero precursor en pizza a las brasas, cuenta que las ventajas de la pizza a la parrilla son muchas.

¿Qué tiene de atractivo una pizza a la parrilla? Lo más importante es que la masa debe ser bien fina, tipo galleta: “Para hacer una se utiliza más o menos un 30% de la masa que se usaría para una unidad al molde”, explica Danilo. La calidad de la salsa y de la mozzarella corre para todas las variantes de pizzas. Otro punto a favor es que se cocinan en un período de tiempo muy corto. Unos minutos de un lado, salsa y mozzarella del otro y ¡listo! Ferraz destaca que lo más interesant­e en este estilo de pizzas es es que se pueden preparar antes de que lleguen los invitados, se marcan de un lado y se apilan. Se puede armar una mesa llena de bols con los ingredient­es y cuando es la hora de comer se cocinan del lado “virgen”, agregándol­es la salsa y los saborizant­es a gusto. Con la parrilla a unos quince centímetro­s la pizza estará lista en unos cinco a ocho minutos. Un plan que resuelve la comida cuando la lista de invitados es extensa.

Entonces, ¿de qué lado estás? ¿Preferís dos porciones que te dejan “pipón”, o varias bien finitas que te permitan probar muchos sabores antes de que el pantalón indique que es hora de aflojar con el morfi?w

 ??  ?? Para todos los gustos. La enorme pizza de Angelín es de mozzarella, cancha y napolitana. Para acompañarl­a, una porción de fainá.
Para todos los gustos. La enorme pizza de Angelín es de mozzarella, cancha y napolitana. Para acompañarl­a, una porción de fainá.
 ??  ?? En zona Norte. La Astral se luce con la versión clásica de mozzarella.
En zona Norte. La Astral se luce con la versión clásica de mozzarella.
 ??  ?? El clásico de Mataderos. En El Cedrón, imperdible la de mozzarella.
El clásico de Mataderos. En El Cedrón, imperdible la de mozzarella.
 ??  ?? De Boedo. En este caso, no se puede dejar de probar la fugazzeta.
De Boedo. En este caso, no se puede dejar de probar la fugazzeta.
 ??  ?? El Fortín. En un barrio no tan concurrido la pizzería es un boom.
El Fortín. En un barrio no tan concurrido la pizzería es un boom.
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Angelín. Para ir a comer exclusivam­ente pizza canchera.

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