La sutil belleza de la imperfección
Una problemática femenina polémica, con un sólido elenco en una obra de la autora de “Monólogos de la vagina”.
Comedia. Autora: Eve Ensler. De: Manuel González Gil. Con: Soledad Silveyra, Andrea Frigerio, Laura Oliva y Florencia Raggi. En: Multitabaris Comafi, Avda. Corrientes 831. La vivencia con el propio cuerpo es intransferible: altura, peso, color de piel, el pelo, la nariz, todo está expuesto a la mirada propia y ajena. Pero todo eso, se potencia y exacerba cuando se trata del cuerpo femenino. En ese caso, los prejuicios, los juicios y las presiones sociales y culturales se multiplican de manera feroz.
Cuerpos perfectos pone en escena algo de todas esas cuestiones, con un recorte en tono de comedia encarnado en un puñado de personajes. La autora Eve Ensler, la misma de Monólogos de la vagina, apela a su experiencia recorriendo el mundo en busca de testimonios y recurre a su costado feminista para dejar en evidencia las presiones que históricamente padece el género femenino sobre la belleza.
Cuatro actrices se hacen cargo de mostrar, con crudeza y también con humor, todo lo que le puede pasar a una mujer con su cuerpo. Desde los complejos incubados a temprana edad hasta la adicción a las cirugías, pasando por abusos, excesos y omisiones varias.
En una de las tres salas del recién estrenado Multitabaris, con dirección de Manuel González Gil, las mujeres del escenario ponen en evidencia su oficio. Y las de la platea se identifican de inmediato. Los murmullos y las risas cómplices no hacen más que confirmar lo que, en pleno siglo XXI y con la lucha por la equidad de género en pleno auge, todavía subsiste como estructura y castigo.
Soledad Silveyra interpreta a la propia autora, que invita al público a ver de cerca algunos casos emblemáticos, empezando por ella misma, acerca de las presiones y manipulaciones que desde siempre el universo femenino ha tenido que soportar en todo su cuerpo.
Andrea Frigerio, Laura Oliva y Florencia Raggi, con dos personajes cada una, ofrecen un muestrario de ese karma corporal.
En ese muestrario de padecimientos hay de todo: desde el descubrimiento de la propia corporalidad en la adolescencia y los conflictos que eso trae, hasta la tiranía de la moda y los tratamientos de belleza, pasando por los rollos y los kilos de más, los tratamientos estéticos, las dietas, el Photoshop y otras cuestiones.
Solita ofrece su carisma natural para presentar los pequeños y grandes dramas del físico femenino. Laura Oliva divierte de un extremo a otro
con una mujer sumisa y marcada por la mirada reprobatoria de su madre a otra -supuestamente liberada-, que goza con el doloroso placer de los piercings y los tatuajes.
A Florencia Raggi le toca ponerse en la piel de una joven tironeada por los conflictos con su femineidad y en el de una modelo adicta a las cirugías para complacer a su marido cirujano, jugando con el estereotipo de su antigua profesión.
Andrea Frigerio, por su parte, sorprende con la composición de una señora de 80 años, editora de una revista de moda, y luego logra los momentos más desopilantes de la obra componiendo a una mujer que cuenta su experiencia con el rejuvenecimiento vaginal.
La mirada propia y ajena suele ser despiadada con las mujeres y los modelos impuestos de supuesta belleza. Y aunque todas, las de arriba y abajo del escenario, sabemos que nada de eso aporta para la felicidad. También sabemos que todavía hay muchos deber ser enquistados socialmente y ensañados con el cuerpo femenino. Por eso, bienvenida la (auto) crítica como forma de liberación.