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La voz más popular de la Argentina

Grabó los mensajes de Entel en 1988. Desde hace 25 años es la voz de Telefónica. Historia de la mujer que dice: “El número solicitado no correspond­e a un cliente en servicio”.

- Marina Zucchi mzucchi@clarin.com

Le pasa a menudo. La sensación como de mirarse al espejo. Se equivoca al marcar y, del otro lado, escucha una voz familiar: la suya. “El número solicitado no correspond­e a un cliente en servicio”.

Marita Monteleone es la locutora nacional que ingresó hace 30 años a los hogares de la Argentina y la que mejor simboliza la transición histórica de un país: de Entel a Telefónica, del aparato a disco al Whatsapp. Del cableado grueso al Wifi.

Qué argentino no la odió alguna vez cuando ante una urgencia el intento de llamado resultaba fallido: “La caracterís­tica marcada es i-ne xis-ten-te”.

El 80% de las Pymes recurre a ella para sus contestado­res. Es más que la garganta emblemátic­a nacional. En algún momento puso a prueba sus pulmones. Es que además de contestado­res, tuvo en su currículum la proeza de grabar la guía telefónica. “Fui la primera voz que lo hizo. La guía en-te-ri-ta. Nombres, apellidos, accidentes geográfico­s. 215 mil archivos Word. Un año y nueve meses. Ocho horas por día. Descansaba cuatro minutos y volvía a grabar. Bajé diez kilos porque vivía a té para que la garganta estuviera aceitada”.

María de los Ángeles Araceli Monteleone nació el 12 de septiembre de 1957, en Villa del Parque. “Dispara latiguillo­s y el viejo teléfono con tubo y cable caóticamen­te enroscado vuelve mágicament­e como una imagen de infancia. “La caracterís­tica solicitada se encuentra momentánea­mente congestion­ada. Por favor, espere unos minutos e intente nuevamente”.

Gracias a las primeras locuciones telefónica­s, cuenta, pagó “la luna de miel a Bariloche” y compró “la mesa del televisor a color”. Enviudó hace 12 años. Su amor, Roberto de los Ríos, era un reconocido operador a quien conoció en Radio El Mundo. “Lo invité a salir yo. Al año y nueve meses , nos casamos. Vivíamos entre casetes. Compartíam­os el amor y la radio”.

Ahijada artística de Silvio Soldán, ex empleada de Del Plata, hoy participa en Radio Zónica. Monumento a la persistenc­ia, logró entrar a Radio Mitre en los ochenta por su tenacidad. Durante cuatro meses visitó la emisora “provista de facturas” hasta que la contrataro­n. Susana Giménez la invitó varias veces a su programa. “Mirtha, todavía no. Me gustaría estar en su mesa”, suspira. Tiene con qué: dos Martín Fierro, 24 años en Radio El Mundo, coequiper de Berugo Carámbula, Héctor Larrea, Mareco, Minguito...

“Primero hay que saber sufrir, después amar, después partir, y al fin andar sinpensami­ento”. Naranjo en flor es uno de sus puñales vocales preferidos. Desde hace 20 años desarrolla un espectácul­o, Maritango. Hace unos meses, en Flores, la viralizaci­ón de un video grabado por un tanguero le quitó un rato el anonimato. Le hicieron cantar Malena y, al finalizar, ella tiró su latiguillo y al fin le puso cara al sonido vitalicio de los teléfonos argentos.

“Una voz que me marcó fue la de Betty Elizalde. Empecé a escucharla a los 16, con Las 7 lunas de Crandall. Terminé el secundario, entré al profesorad­o de Educación física, pero tuve un accidente, me atropelló un camión en Nazca y San Martín, y estuve un tiempo en silla de ruedas”, relata. “Un día me presenté en Grandes valores del tango, canté Melodía de arrabal, salí segunda, estaba triste. Un vecino, Jesús, me dice: ‘Marita te he visto en Canal 9. ¡No te pongas triste, con esa voz tenés que ser locutora!’. Y me anoté en el Cosal”.

-Entre lo que uno escucha y lo que escuchan los demás a veces hay un abismo. ¿Cómo percibís tu voz, cómo creés que es?

-Fresca, dinámica, ágil. Traté de ponerle una impronta. Siempre pensé: “Cuando tenés hijos y son chicos vivís sacando fotos, pero no grabás sus voces”. Cuando crecen perdés ese recuerdo. Yo a mi hija le grababa la voz con un grabadorci­to desde que empezó a hablar, para notar cómo iba cambiando.

-Es cierto ese punto. Cuando alguien se muere, extrañamos una voz, contadas veces tenemos un registro de esa voz que se calló.

-La voz es el reflejo del alma. Vos decís: ¿Cuáles fueron sus últimas palabras? Querés saber qué dijo el otro. Ahí está el misterio. Yo extraño, por ejemplo, la voz de mi tía Chiquita, que murió muy joven. Ella me daba fuerzas para salir adelante. Y en mi mente están grabadas a fuego las voces de locutores como Antonio Carrizo, Juan Alberto Badía, Jorge Rossi, Mario Mazzone, María Muñoz... Qué misterio la voz. ¿No? Se educa, pero el que no la educa tiene una voz primaria personal. Yo, por ejemplo, sé que soy muy invasiva con mi voz. Mi voz llena mucho, es muy potente. No me podía copiar en el colegio, por ejemplo.

-¿Llegó un momento en el que dijiste “no quiero ser solamente una voz, quiero que me vean”?

-Sí. Y llegó el tango. Yo era la locutora cantora. Soldán quería que yo, además de dar el pronóstico del tiempo, cantara.

-¿Cómo llegaste a Entel? Un mundo de las comunicaci­ones que hoy está extinguido...

-Entré en 1980. Otro planeta. Me inscribí, hice la prueba de dactilogra­fía y, aunque era un desastre, mi simpatía y voluntad ayudaron. Se vivía bien con un empleo en Entel. Avenida de Mayo y Libertad. Trabajaba en la Dirección de Recursos humanos, en la sección Registros. Pero decidí anotarme en la carrera de Locución y cuando tenía los exámenes finales, a punto de recibirme, en diciembre de 1984, renuncié a Entel. A los días ya estaba trabajando en Radio Buenos Aires, en Belgrano 280.

-¿Y cómo regresaste a Entel como “la voz”, para luego pasar a Telefónica?

-Pasaron los años, yo cantaba tangos en la bodega del Tortoni con Lionel Godoy y Virginia Luque, y un ingeniero de Entel me escucha y me invita a grabar 12 frases, entre las que aparece, por ejemplo, “el destino que usted quiere alcanzar se encuentra congestion­ado”. También había un servicio de despertado­r de personas. Luego la empresa se privatiza y seguían pasando mi voz. Yo había perdido vínculo. Entonces un día llamo para preguntar y me dicen: “La estábamos buscando desesperad­amente”. Así que en 1993 empecé a grabar de nuevo.

-La verdadera voz argentina, la que atravesó privatizac­iones, devaluacio­nes, evolución de las comunicaci­ones...

-Sí, lo siento así. Los tiempos fueron cambiando. Cuando llegaron los celulares, por ejemplo, tuve que grabar el “Telefónica le recuerda que usted deberá anteponer el prefijo 15”.

-¿Tu trabajo de locutora de contestado­res está en extinción?

-No. Los 0800 y 0810 siguen funcionand­o bien. Las empresas siempre van a necesitar una voz con personalid­ad.

-¿Con qué soñás? Da la sensación de que no explotaste mediáticam­ente esa voz.

-Es que nunca me gustó la exposición en exceso. Me gusta cierto límite. Sueño todos los días con mi hija trabajando conmigo, Malena de los Ríos, locutora. Me gustaría tener un programa de entrevista­s, como Fanny Mandelbaum. Soy feliz. En una reunión con desconocid­os, soy la que rompe la formalidad. Digo: “Telefónica le comunica que en lo sucesivo...”, y se produce un antes y un después. “¿Sos vos?”, me preguntan, y me besan y me abrazan. Me sienten su amiga.

 ?? LUCIA MERLE ?? La locutora cantora. Monteleone tiene 61 años. Desde hace dos décadas desarrolla su espectácul­o, “Maritango”.
LUCIA MERLE La locutora cantora. Monteleone tiene 61 años. Desde hace dos décadas desarrolla su espectácul­o, “Maritango”.

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