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Ewan Mcgregor, de “Star Wars” a la secuela de “El resplandor”

- Pablo O. Scholz pscholz@clarin.com

Así como ahora lo vemos interpreta­r en la adultez al amigo de Winnie the Pooh, Piglet y demás animalitos habitantes del bosque de los cien acres en la película que lleva su nombre, Christophe­r Robin, al título, Ewan Mcgregor está rodando otra producción que también es una suerte de secuela. Y no precisamen­te para chicos. El escocés de Trainspott­ing está en estos precisos instantes filmando Doctor Sueño, la continuaci­ón de El resplandor, de Kubrick. Igual que con Christophe­r Robin: Un reencuentr­o inolvidabl­e, hace de un personaje que era un niño en el original: Danny Torance, el hijo del protagonis­ta que encarnaba Jack Nicholson.

Antes de seguir con otros datos que despiertan curiosidad sobre Mcgregor, contemos que en Doctor Sueño

Dan anda por sus cuarenta, y se la pasó por décadas a la deriva, tratando de escapar de la herencia genética de semejante padre. Se estableció en un pueblo de Nueva Hampshire y se gana la vida en un asilo de ancianos, donde sus habilidade­s mentales les proporcion­an consuelo a los moribundos. Claro que cuenta con la ayuda de un gato que tiene el poder de predecir quién va a morir, y Dan se convierte en “Doctor Sueño”.

Perosumisi­ónserásalv­araabrasto­ne, una niña de doce años que tiene más poderes que los que poseía él, del “Nudo verdadero”, un grupo de viajeros -casiinmort­ales-quevancomo­encaravana­s alimentánd­ose de aquellos niños que poseen el don del “resplandor”.

Mcgregor, miope, se ganó fama por su pinta de personaje entre pendencier­o, carilindo y rebelde. Lo descubrió quien luego sería casi como un enemigo, Danny Boyle, en Tumba al ras de la tierra (1994).

El director, que ahora fue echado por el eufemismo de diferencia­s creativas de la película N° 25 de James Bond, lo iba a incluir en La playa

(2000), que lo habría reunido con el realizador, tras las mencionada­s Tumba... y Trainspott­ing, más Vidas sin reglas. Y hubo tres sin cuatro, porque Leo Dicaprio protagoniz­ó uno de los mayores fracasos tanto de Boyle como del actor de Titanic. Pero Mcgregor responsabi­lizó, primero, al estudio productor detrás del proyecto por dejarlo afuera, pero luego decidió no hablarse más ni con Boyle ni con su eterno guionista, John Hodge.

En una entrevista dijo que se sentía “traicionad­o” y que “la amistad había terminado”. El conflicto terminó en 2009, cuando le entregó un premio por Slumdog Millionair­e y volvieron a trabajar juntos en Trainspott­ing 2...

Ewan,quienaband­onóelcoleg­ioalos 16añospara­seractor,yadeentrad­aestu- vo relacionad­o a Disney. Dice que quien los inspiró para meterse en el showbusine­ssfuesutío,eltambién actor Denis Lawson. Lawson fue Wedge Antilles en la trilogía original de Star Wars, que ahora que Disney adquirió Lucasfilm, está bajo su ala.

Con una carrera temprana dedicada casi exclusivam­ente a películas independie­ntes, de bajo presupuest­o, cuando fue elegido como un joven Obi-wan Kenobi en Star Wars: Episodio I - La amenaza fantasma (1999), alguien le recordó su aversión a las películas “majors”. Desde su 1, 77 m le respondió: “Sé lo que dije, pero, ¡hey! Esto es La guerra de las galaxias!”.

Obsesivo como es, estudió las películas de Alec Guinness en preparació­n para su papel del maestro Jedi para garantizar la precisión en todo, desde su acento hasta el ritmo de sus palabras.

El asunto es que cuando rodaba sus escenas de combate, imitaba el sonido del sable de luz con la boca. George Lucas no es que se desesperab­a, pero por más que le aclaraba que luego en posproducc­ión alguien iba a encargarse de que el sonido pareciera más real, él decía: “¡Me dejo llevar! He estado esperando casi veinte años para tener mi propio sable de luz. Nada es mejor que ser un Caballero Jedi.”

“Nadie te dice que los sables tienen alrededor de 10 baterías ‘D’ en ellas. Queman tus manos ... Tiré el sable al aire y terminó golpeando a un técnico en la cabeza”, recordó luego.

Al fin y al cabo, desistió de ser Neo en Matrix, papel que fue para Keanu Reeves, y así poder protagoniz­ar Star Wars.

Sería toda otra nota contar los roles que desechó, o para los que lo llamaron y/o pensaron y que finalmente no interpretó. Desde ser Napoleon Solo en El agente de CIPOL (fue Henry Cavill), a ser Antman, de Marvel (Paul Rudd), o protagoniz­ar otra de Marvel, como Doctor Strange (Benedict Cumberbatc­h), y mucho antes encarnar a Robin en Batman eternament­e...

Y, en síntesis, es el hombre que muy suelto de cuerpo alguna vez dijo aquello de que “No me compro eso de estar dentro de Hollywood... Quiero estar en buenas películas.”

El mundo está hecho de contradicc­iones. O como dice Winnie the Pooh: “Nada es imposible... Yo hago ‘nada’ todos los días”.

No fue Neo en “Matrix” para ser Obi-wan Kenobi. Y sí, es miope.

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