Una iniciativa con sabor porteño
El contrabajista cuenta de qué trata la colección dirigida por Paulina Fain, que se lanza este fin de semana en el CCK.
“La escena del tango evidencia un permanente crecimiento, decisivo para mantenerlo vivo y alejarlo de la posibilidad de que se convierta en una pieza de museo”, reflexiona el contrabajista Ignacio Varchausky, fundador de El Arranque y de la Orquesta Escuela de Tango Emilio Balcarce.
El músico forma parte del proyecto Método Tango, dirigido por la flautista y docente Paulina Fain, que será presentado hoy y mañana en el CCK. “Esta iniciativa tiene un poder transformador para el tango”, afirma.
Con producción de Tango Sin Fin y dirección de Fain, se acaba de editar una colección de seis métodos (flauta, contrabajo, piano, violín, bandoneón y guitarra) dedicados al género, en los que se desarrolla de forma metodológica y didáctica el lenguaje del tango. Un lanzamiento que va acompañado de un concierto de sexteto, como cierre de dos jornadas de clases magistrales.
El músico considera que el mayor interés por el tango tiene un componente generacional. “Una generación tiende a rechazar a la anterior, y a rescatar la anterior de la anterior", explica. Y sigue: "Siempre son los nietos los que rescatan la figura del abuelo. A los jóvenes de los '90 nos tocó rescatar parte del legado cultural de los años '40 y '50. Por otra parte, la crisis de 2001 nos obligó a mirar hacia dentro. Inevitablemente el tango va de la mano con la idea de identidad en esta ciudad, y la idea de identidad viene acompañada por la memoria cultural”, señala el artista.
Y agrega: “El Método de Tango se trata de una colección que es, esencialmente, la visión de Fain, que comenzó con su propio método de flauta, en el que logró plasmar una cierta metodología que se fue ampliando con los criterios que trajimos los diferentes autores. Siempre, a partir de un trabajo de investigación serio y amoroso”.
-¿La idea del conservatorio no le quita algo de esencia del tango?
-No, en absoluto. Tomemos como ejemplo el jazz, que es una música popular elaborada, y con sistemas de codificación que ya tenía en los años '40. La experiencia de los conservatorios en los Estados Unidos muestra que se han desarrollado diferentes metodologías de enseñanza que multiplicaron el interés y las posibilidades a alumnos de todo el mundo para acercarse al género, y que sin esas herramientas sólo es posible a nivel local. El método está pensando de manera práctica. Es decir, que permita a músicos de cualquier lugar del mundo aprender a tocar tango.
-¿Cómo pensaste la realización del tuyo, en particular?
-Soy un profundo amante de esta música. Si me preguntás por nombres en los que abrevé, tengo que hablar de Kicho Díaz, figura central y gran decano del contrabajo moderno en el tango. De Fernando Cabarcos y de su hijo, Horacio, que es mi máximo referente. De Rafael del Bagno y de otros menos conocidos como Domingo Capurro y Alfredo Sciarreta, héroes anónimos del instrumento. El método es también una historia de 100 años de contrabajo en el tango, que se están cumpliendo ahora, con Leopoldo Thompson, pionero del instrumento en el género. Es un trabajo que me demandó casi diez años, y el criterio fue el de hacer un método práctico.
-¿Es diferente la función del contrabajo respecto de otros géneros?
-A diferencia de otros géneros en donde tiene un papel armónico, en el tango el contrabajo es el líder rítmico junto con el piano porque, salvo raras excepciones, no hay batería ni percusión.
Varchausky adelanta que Tango Sin Fin donará 50 colecciones a diferentes conservatorios de la Argentina, y destacó la labor editora de Fain. “Fue el alma mater de esta iniciativa. Su figura es central para no perder el norte en términos de practicidad y claridad”, dice.
En cuanto al concierto del domingo, adelante que se desarrollará en diferentes formatos: dúos, tríos y sexteto. “Habrá cruces, temas originales tocados en distintas formaciones, representativas del trabajo que se hizo”, concluye.w