Fenómeno “Hamlet”
Una versión con Alberto Ajaka, Antonio Grimau y elenco se presenta con éxito absoluto en el CC de la Cooperación.
Hamlet es el gran cuco de muchos actores y directores. La obra de William Shakespeare que representa al teatro por antonomasia, suele ser esquivada, tal vez, por temor y excesivo respeto al autor. Pero hay un elenco en la calle Corrientes que se le animó al clásico y desde su estreno, el 1° de junio, llenan todas las funciones y se llevan elogios, en una versión dirigida por Patricio Orozco. Este Hamlet es protagonizado por Alberto Ajaka, como el príncipe atormentado, junto a Antonio Grimau, Leonor Benedetto, Patricio Contreras, Paloma Contreras, Hernán Jiménez y un gran elenco que, cada fin de semana, sube al escenario en el Centro Cultural de la Cooperación (viernes y sábados a las 22), y rompen con los prejuicios para abordar el texto.
¿Será la intriga por ver una obra que es sinónimo de teatro? Como sea, el público los acompañó desde el inicio, ya que los dos primeros meses de funciones, las localidades estuvieron agotadas desde un mes antes del estreno.
Y así siguieron hasta ahora, que ya llevan cuatro meses en cartel. Por la sala pasaron casi 8.000 espectadores ávidos por asomarse a las perturbadas mentes de los personajes shakespereanos. Además, el elenco recorrió más de 70 escuelas en Capital y Gran Buenos para acercar la obra a los más jóvenes, a lo que sumaron una función en Rosario y otra en La Plata.
Para cualquier actor (del mundo, por la universalidad del autor), interpretar a Hamlet es el mayor desafío con el que se puede topar. Es la gran tentación y el gran temor también: sabe que puede ser su consagración o su ruina. En la Argentina, Alfredo Alcón salió airoso de su versión del príncipe en 1980. Pero hay muy pocos antecedentes más.
Alberto Ajaka se lanzó con lo propio. “Esta obra, por los motivos que sean, se ha erigido como el gran enigma del teatro universal y por eso la insistencia en hacerla. Todos somos un poco Hamlet”, dice el actor, que también probó antes con Otelo y con Macbeth.
Claramente, cualquier actor debería alejarse de comparaciones para poder hacer algo con el personaje. Y así lo entiende Ajaka. “Sólo puedo presumir de haber hecho el gesto de hundirme en él, hacer el intento, mi propia versión. Y ser consciente de ser uno más”, aclara.
Orozco, que estudió en la Royal Shakespeare Company, prefirió eludir la solemnidad para abordar una obra que casi todos evitan por diversos motivos. Después de revisar varias versiones, el director eligió mostrar una variante más acorde a estos tiempos y reivindicar cuestiones de género en la figura de la reina Gertrudis, madre del protagonista. Así lo trabajó, principalmente junto con Leonor Benedetto, que interpreta ese rol, generalmente estigmatizado como “la mala de la historia”.
“Es la primera vez que hago un Shakespeare”, dice ella. “Además de enfrentar ese desafío, lo que más me interesó es que Gertrudis está enfocada desde otro punto de vista: no es la bruja del cuento”, cuenta la actriz. Y también se ve cierta solidaridad de género de la reina hacia Ofelia, enamorada de Hamlet, a cargo de Paloma Contreras.
Por otra parte, Grimau y Contreras, con larga trayectoria, confiesan que debieron superar prejuicios propios y derribar temores para finalmente aceptar sus personajes en la obra más famosa del mundo.
Grimau es el rey Claudio y Contreras, Polonio. Para Grimau, la clave es quitarle solemnidad a los roles y hacerlos muy humanos. En definitiva, los personajes viven un drama que es identificable. “No hay que subestimar ni sobreestimar el texto y buscar los grises más allá de lo retórico”, asegura Grimau. Algo en lo que coincide Contreras, quien tuvo la posibilidad de hacer su propio Hamlet cuando tenía 25 años. “Pero entonces lo rechacé porque sentí demasiada responsabilidad. Pifiarle a Shakespeare no es cualquier cosa”, cuenta. “Pero a riesgo de equivocarse, siempre es bueno pasar por la experiencia de un texto como éste. Y Polonio es un personaje exquisito”. El plus para el actor es que esta obra le dio como regalo trabajar con su hija Paloma y ser, en el escenario, también padre e hija. Como sea, todos están felices por vivir la experiencia, y por la buena repercusión de una oportunidad que no aparece todos los días.w