FERNANDO SAVATER
Vino al país invitado al festival Filba. "Los argentinos siempre han sido muy filosóficos", afirma el pensador.
Entrevista al intelectual español, invitado del Filba, quien habla del vínculo entre la filosofía y la literatura.
El filósofo Fernando Savater es una de las estrellas invitadas al 10° festival literario Filba. Dará una conferencia sobre la filosofía como género literario y a propósito de ello, apenas puso un pie en Buenos Aires, fue entrevistado por Clarín.
-¿Es la filosofía un género literario?
-A ver, cuando yo era profesor hace muchos años, mi curso se titulaba así porque yo hablaba de la filosofía de los grandes literatos. En vez de hablar de la filosofía de Aristóteles, o de Kant, pues yo hablaba de la filosofía de Borges, de la filosofía de Cervantes, de la filosofía de Montaigne. Y demás está decir que la fi- losofía no es una materia exclusiva de los profesores: cualquiera puede filosofar, pensar y contribuir al pensamiento crítico. Luego, hay una serie de escritores especialmente reflexivos. Desde ese lugar, la literatura filosófica sí es un género literario. No la literatura en forma de poesía lírica, claro. Pero yo creo que la literatura tiene muchas moradas, y una de las moradas es la filosófica.
-¿Cómo concilia la escritura de ficción, o la dramaturgia, con la de la filosofía?
-De la misma manera que lo hago como lector. Leo ensayos, leo literatura, leo poesía. No cambio de cabeza para ello, pero ¡hombre! en todo caso cambio de disposición . Hay horas en que uno tiende a leer más una cosa ensayística y otras horas de más recogimiento y de más intimidad. Hay horas en que estas mas lírico. Pero eso ya tiene que ver con el talante y no con que te cambies de cabeza. En la vida hay muchos momentos distintos, en que nos pide el cuerpo, por ejemplo: “Hoy me gustaría una novela”, “Ahora prefiero un cuento.”
-En la Argentina vivimos un acerca-
miento a la filosofía. ¿Se leemás filosofía ahora? -Siempre los argentinos han sido muy filosóficos. Es que la gente necesita de respuestas y de lecturas. Es difícil que la gente vaya a comprar La crítica de la razón pura de Kant para leerla porque sí, porque eso exige una preparación previa. En cambio, los libros de filosofía que no requieren preparación se venden normalmente. Yo tengo la suerte de hacer tales libros, como la
Ética para Amador, que hace veintitantos años, apenas salió, vendió millón y medio de ejemplares. Es verdad, también, que por aquel tiempo había menos libros de divulgación filosófica. -Cuando merme este boom de la filosofía y el lector descubra que no es una disciplina equivalente a la autoayuda, ¿qué cree usted que puede pasar frente a la decepción? -La filosofía está hecha de preguntas, no de respuestas. Y la filosofía a lo que viene es a ahondar en las preguntas. Pasa que hay algunos libros que se presentan como filosofía pero no lo son porque están hechos de autoayudas. Cómo ser más feliz y esa clase de cosas, y eso no es filosofía. Claro que hay filósofos que han tratado de la vida cotidiana y hasta de la felicidad como pregunta, pero en su esencia la filosofía es una reflexión que trata de preguntas y no un recetario de soluciones. -¿El fenómeno de la serie Merlí volcó a más adolescentes españoles a leer filosofía?
-No puedo responderlo, porque no sé ni lo que es Merlí, no he visto ningún episodio. Me parece que como fenómeno, la serie tuvo que haber sido más importante en Argentina que en España. -¿Era Borges un filósofo?
-Era un escritor, un literato, poeta y narrador. Borges se dio cuenta que la filosofía aporta muy buenos argumentos a la literatura. Quizá un filósofo no sepa escribir novelas, pero una novela que tenga argumentos filosóficos, como puede ser alguna de Thomas Mann, son más perdurables en el tiempo y en la memoria del lector que una que narra el incidente que ocurrió en la calle. -¿Cuál cree usted que es el gran pecado capital de hoy?
-Hay muchos, pero el hecho de que la humanidad tenga un elevadísimo tanto de gente que se muere de hambre, mientras hay otro importante tanto de gente que muere de indigestión, es preocupante. -¿Qué libro de filosofía recomienda leer?
-Yo siempre digo que nadie debería dejar de leer Sobre la libertad de John Stuart Mill. -¿Que leyó en el avión?
-Estuve once y media, durmiendo; tomé un me whisky subí a las y me desperté en Ezeiza.
Los libros filosóficos que no precisan preparación se venden normalmente”