Un hada despistada llena de magia el escenario
Un espectáculo infantil de la cantante española Cecilia Giménez, con canciones para dormir, soñar y despertarse.
“Quien canta sus males espanta”, dice el viejo refrán español, y este fin de semana cobra más importancia que nunca.
En el marco del ciclo Mapa Sonoro: Baleares en Buenos Aires, desembarca en la ciudad el espectáculo de la española Cecilia Giménez. Ella es la Fada despistada (el hada despistada), un ser mágico que visita a los nenes que cantan antes de irse a dormir.
Su trabajo es repartir sueños fantásticos: de jugar, de comer, de volar… Cuando aparece, presenta a sus amigos: los cuentos, los bostezos, la luna, y a Cotonet (algodoncito). Con ellos, explica canciones para ir a dormir, soñar, bailar y despertarse. Los pequeños que la ven se divierten con Cecilia, cantando, bailando, bostezando y, a veces, hasta durmiendo.
“Se trata de un concierto teatralizado a cargo de cuatro músicos: Tan Salvà Roselló en batería, Guillem Fullana Barceló, en guitarra, Diego Pojomovsky en el bajo y yo, con mis alas y vestido de hada, y un ukelele. Ellos están vestidos con pijamas, y en el escenario hay telas y lucecitas que crean un ambiente íntimo y onírico”, comenta Giménez.
El ciclo en el que participa es un programa cultural que tiene como objetivo introducir la escena musical contemporánea de las Islas Baleares en el circuito estable de la Ciudad. Está organizado por el Instituto Ramón Llull, la Consejería de Cultura del Gobierno de las Islas Baleares y el Institut d'estudis balerarics, en colabora- ción con el Ministerio de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires.
Si bien la compositora pasó la mayor parte de su vida en España, lo cierto es que la tierra que la vio nacer es Buenos Aires, así que para ella es muy emocionante presentarse en suelo argentino. “Es el final de un camino muy largo y deseado. Poder presentar a la Fada acá estuvo presente en mí desde el primer concierto. Pasé muchos años pensando cómo sería, cómo reaccionarían los argentinitos a las ideas que proponemos en el concierto”, confiesa, con emoción.
La música le recorre la sangre, tanto que su mamá sostiene que aprendió a cantar antes que a hablar. En España ella integra un quinteto de jazz llamado Romeo, canta en la Glissando big band, y forma parte de Mondo Aereo, un grupo de improvisación de cantantes.
Sin embargo, sostiene que trabajar con niños es particularmente especial. “Me atrapa su libertad, la que tienen para divertirse, aburrirse y expresarse en general. Me fascina la sinceridad que tienen, la capacidad de asombro y las ganas que le ponen a todo lo que les gusta. Siempre lo he sentido como el trabajo más exigente que tengo, porque no se los puede engañar. Y cuando conseguís conectar con ellos, es magia pura”, concluye la artista.
Una obra para divertirse y soñar con un mundo mejor.