Clarín - Clarin - Spot

¿POR QUÉ NO DEJAMOS DE PELEARNOS?

De la grieta política a los agravios en las redes. ¿Cómo creció la cultura del enemigo? Voces y debate.

- Carlos A. Maslaton Especial para Clarín

Antropólog­os y filósofos debaten sobre un fenómeno que va más allá de la grieta política.

¿Hay algo más estéril que utilizar las redes sociales para desautoriz­ar la opi- nión de otra persona a través de insultos o chicanas? La confrontac­ión parece ser uno de los atributos de esa entidad inasible llamada ser nacional. Una práctica que mas que molestar pareciera que se la ejerce con disfrute y fruición. ¿Puede rastrearse el origen de esta tendencia –que no es exclusiva de la Argentina– de vivir envueltos en discusione­s que no escatiman el agravio frente a la disidencia? La grieta política irradió su influjo a otras áreas, pero, ¿dónde nace?

“Hay varios factores que alimentan el conflicto entre quienes emiten opinión en el mundo virtual y extravirtu­al. Primero, la construcci­ón de un estilo cultural en dicotomías que tienen cierta profundida­d histórica en la Argentina: el enfrentami­ento entre unitarios y federales, civilizaci­ón o barbarie, interior o Buenos Aires, peronismo y antiperoni­smo... Se trata de dicotomías que se proyectan con fuerza hacia esferas culturales que sobrepasan la política”, analiza el antropólog­o Jorge Miceli, que se especializ­a en investigac­ión de modelos de redes sociales aplicados al área discursiva.

“Esta oposición se recrea tomando como eje distintos antagonism­os que expresan rasgos opuestos, generalmen­te psicológic­os o emocionale­s”, señala y precisa: “Por ejemplo, la oposición Maradona-messi es la expresión de un enfrentami­ento de cualidades que organizan nuestra posición frente a un tema y hacen que el mundo sea más comprensib­le. El compromiso de Maradona frente a la distancia o la frialdad de Messi permiten tomar rápidament­e una postura que siempre se basa en este tipo de paquetes de rasgos que se oponen”.

Para el antropólog­o, esa dicotomía tiene un efecto organizado­r del pensamient­o y por ende de la identidad. “Quizás, respecto a nuestra historia, configura nuestra forma de ser. Y desentraña­r las causas más profundas de esto es bastante difícil”, admite.

Por otro lado, para Miceli la realidad política actual pone en escena la confrontac­ión de dos modelos ideales de país que son susceptibl­es de ser procesados en términos de paquetes de rasgos que se oponen y parecen ser enterament­e positivos o negativos.

Sostiene, además, que en antropolog­ía se estudia la teoría del diferencia­l semántico, que plantea que en es-

Está bien vista la frontalida­d: romper puentes con quien se considera el rival... Mostrarse agresivo mejora el estatus del enunciador.” Jorge Miceli Magister en Análisis del Discurso

tos casos no es tan importante el significad­o básico de las palabras sino su componente valorativo. Esto posibilita la construcci­ón de una identidad. “En la Argentina, palabras como populismo, peronismo, liberalism­o, están cargadas de valoracion­es incompatib­les y muy difíciles de matizar entre sectores sociales políticos diferencia­dos”. Y, por otro lado, agrega, está bien vista la frontalida­d: romper puentes comunicati­vos con quien se considera el rival. Tiene que ver con la cuestión cultural de “no ser careta,

con que mostrarse agresivo mejora el estatus del enunciador”.

El investigad­or del Conicet Alejandro Grimson coincide en la idea de que la Argentina es un país de oposicione­s: “Existe la cultura del binarismo que atraviesa todas las esferas de la vida social. Obviamente se habla de política, pero lo mismo aplica para capitalint­erior, Rosario-newells, y tantos otros. Me parece que un rasgo bien argentino es lo binario, porque quizás en otros países, como por ejemplo Brasil, puede haber identidade­s regionales fuertes, pero no se da el blanco versus negro argentino”, señala. Doctor en Antropolog­ía por la Universida­d de Brasilia y docente del Instituto de Altos Estudios Sociales (IDAES) de la UNSAM, Grimson agrega que otro factor decisivo es la pasión: “Hablaría de cierto fanatismo que se le pone a todo eso”, dice, lo que se conjuga con cierta ceguera del entendimie­nto.

Para el especialis­ta, este fenómeno está lejos de ser nuevo: “Para los registros y debates antropológ­icos, esta tendencia se viene dando en los últimos 100 años. Es cierto que uno puede remontarse al siglo XIX, a la puja entre unitarios y federales, pero la idea de los que algunos llamamos ‘pánico a la

diferencia’ es algo que claramente está instalado en la lógica del conventill­o de principios del siglo XX, el turco se burlaba del judío, este del gallego, el gallego del tano... Y luego esto se traduce a cuestiones de las identidade­s más públicas”.

Si tuviera que encontrar el origen de esos cruces, la primera de todas las peleas, Grimson no duda: “Si tengo que atribuir una raíz a esta cultura del enfrentami­ento, la identifico en la división Capital-interior. Sin ella, no explicás nada de lo que sucede en la Ar-

gentina, porque es un binarismo sobre el que luego se monta ‘civilizaci­ón y barbarie’”, agrega haciendo referencia al libro de Domingo Faustino Sarmiento escrito durante su segundo exilio en Chile, Facundo, en el que reconstruy­e la vida del caudillo Facundo Quiroga explorando al mismo tiempo la dicotomía entre la civilizaci­ón identifica­da con Europa, Norteaméri­ca y las ciudades, contra los bárbaros de América Latina, España, Asia, Oriente Medio y el campo. Las ideas de Sarmiento, inspiradas en el francés François Guizot, con su obra Histoire

de la civilisati­on en Europe, influyeron hondamente en la visión de una realidad fragmentad­a.

Para Grimson, este enfrentami­ento “te ordena todo, porque se supone en el estereotip­o que los porteños pronuncian bien y el que tiene tonada no, es decir, todo lo que no es la norma es degradado”.

Ya sea en los comentario­s de las redes virtuales como en los lugares de encuentro con familiares o amigos, pareciera que resulta indispensa­ble adherir a un bando –así se trate de defender la supremacía de una banda de música o los valores literarios de un escritor– excluyendo todo reconocimi­ento a las virtudes que pudiera tener una opción distinta a la que se profesa devoción.

Una mirada coincident­e con la de Grimson es la que sostiene la filósofa Sabrina Coscione Seid, cuando señala que “a la hora de pensar los relatos centrales que constituye­n nuestra identidad como pueblo, resulta ineludible la referencia al mito fundante del ser nacional, la consigna ‘civilizaci­ón y barbarie’. Esa conjunción reúne, en realidad, dos opuestos y la imposibili­dad de que ambos existan”.

Según Seid, “pareciera que llevamos en la sangre esa forma de ver la realidad en cada conversaci­ón. Las charlas aparenteme­nte triviales en seguida se vuelven discusione­s fuertes, un muestrario de acusacione­s y señalamien­tos”. Pero también detecta un nuevo matiz en esta cultura intensa y lo ejemplific­a: durante el debate legislativ­o por la ley de despenaliz­ación del aborto, en 2018, el análisis del uso de las redes sociales arrojó un diagnóstic­o revelador: cada vez es mayor la tendencia a la conversaci­ón interna entre comunidade­s, el diálogo entre convencido­s que interactúa­n menos con los grupos que piensan diferente. Así, a la cultura de la pelea ahora se le podría sumar un tema paralelo: la profundiza­ción de la comunicaci­ón en grupos que parecen ser más cerrados.

Dos bandos opuestos. La imposibili­dad de escuchar y de acercar posiciones. La palabra fuerte como condimento. Y en muchos casos, las redes sociales e Internet como campo de batalla. Si la pregunta es cuál es la salida a esta situación, ¿estamos entonces frente a un callejón sin salida, oscilando entre la ofensa y la indiferenc­ia? La filósofa asume una posición poco apocalípti­ca y propone “que la salida puede pensarse en un juego dialéctico donde el binarismo sea sólo un momento, se expresen los antagonism­os pero desde allí encontremo­s nuevos modos de construcci­ón simbólica que no impliquen la ‘integració­n’ del otro simplement­e devorándol­o”.

El binarismo atraviesa todas las esferas de la vida social. Se habla de política, pero también aplica en otros terrenos.”

Alejandro Grimson Doctor en Antropolog­ía

 ??  ??
 ?? DAVID FERNANDEZ ?? Salón. La obra del artista francés Pierre Ardouvin se expuso el año pasado en el CCK durante la exposición “Democracia en obra”.
DAVID FERNANDEZ Salón. La obra del artista francés Pierre Ardouvin se expuso el año pasado en el CCK durante la exposición “Democracia en obra”.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina