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“Tengo una vida fabulosa, hay que saber contarla”

Íntima, abre la puerta de su casa para hablar de su infancia, de su hija, de su madre y del recuerdo de su primer beso. Por primera vez cuenta detalles de la noche en la que Carlos Monzón la golpeó. Esta noche vuelve con su clásico de Telefe.

- Silvina Lamazares slamazares@clarin.com

Sus vueltas a la televisión tienen, como yapa periodísti­ca, la chance de un mano a mano con ella. En su casa. Con la frescura de su cara sin

maquillaje. Con un vinito y dos copas. Con la espontanei­dad que la caracteriz­a. Y, ahora, con un jogging y unos zapatitos de leopardo que usa de entrecasa, pero más de una los luciría “para salir”. Todo muy Susana. Se echa en el sillón, improvisa un brindis y se asume agotada: “No doy más, vengo de grabar 10 horas por día durante dos días, porque tendré un segmento con niños y los niños no pueden trabajar después de las 22. A mí, qué querés que te diga, a mí me tira el vivo. Ésa soy yo. Que salga lo que sea. Yo siempre me haré cargo”, reconoce Susana Giménez. Por eso no es de las que miran a ver si el grabador está encendido. Habla.

Honda conocedora del medio, sabe que el disparador es su regreso a la TV, con el clásico Susana Giménez (desde hoy a las 22, por Telefe), pero que el camino incluye escalas en casi todas las paradas. Y, conceptual­mente, ella baja en todas, se explaya y sigue. Buena aventura charlar con ella en plan distendido.

-Sos defensora del vivo aunque te salga alguna “susaneada” que luego gira en todos los programas...

-No me importa. El vivo tiene una espontanei­dad divina. Por ahí me equivoco, sí, pero puede ser gracioso también. Yo no quiero ser la maestra perfecta, no pretendo parecer la mejor.

-Más allá de que te prestes al juego, más de una vez te definiste como una persona culta.

-Tengo una cultura media, tirando a medio alta. He leído mucho, he ido a buenos colegios, he viajado por el mundo. No soy una intelectua­l, pero me defiendo. De hecho contesto bien desde casa casi todas las preguntas de ”¿Quién quiere ser millonario?” (Telefe).

-Bueno, las primeras son fáciles...

-Sí, después te matan, te mandan ‘¿A qué hora cruzó San Martín el lago Titicaca?’. Sé, soy una mina formada, pero no me gusta cancherear.

-Y cuando no sabés algo, ¿lo asumís sin problema?

-Claro, si tengo un entrevista­do que dice algo que desconozco le pido que me lo explique. No hay que tener miedo a aprender.

-A Mirtha Legrand no le gusta nada equivocars­e en cámara.

-Es que la Chiqui es muy estudiosa y la noche previa al programa lee la vida entera de sus entrevista­dos, cosa que yo no hago. Se prepara mucho. Me parece loable lo que hace, porque a veces duerme tres horas con tal de tener toda la data en la cabeza. La respeto porque es una genia, es muy profesiona­l. Entiendo que es su personalid­ad. Yo no tengo drama en que se note que de algo no tengo idea.

-¿Eras la más aplicada de la escuela?

-No, estás loca. Era líder, siempre fui la más canchera del colegio, nunca me hicieron bullying, era simpática. A veces le contestaba mal al director. Una vez le pegué un portazo y me fui. Y me suspendió tres días.

-¿Y qué tipo de alumna eras?

-El primer año lo repetí porque no estudiaba nada. Después entendí que no era negocio porque la pasaba pésimo, dando examen en diciembre y marzo, con unos dolores de barriga tremendos. Esa vez, menos inglés, me llevé todo.

-¿Qué recuerdos creés que tendrán sobre vos tus ex compañeras del San Isidro Labrador?

-Supongo que buenos. Éramos pocas y yo era amiga de todas.

-¿Eras bonita?

-Sí, qué sé yo. Me acuerdo que iba a la peluquería a batirme el pelo, porque lo tenía lacio, y trataba siempre de estar lo más quemada posible, y de aflojarme el nudo de la corbata...

-¿Y tenías levante con los chicos?

-Y, sí. Me gustaba mucho el juego de la seducción.

-¿Te acordás de tu primer beso?

-Sí, era muy chica, tenía 12 años. Lo recuerdo perfectame­nte, pero prefiero no nombrarlo porque no quiero traerle problemas.

-Pero pasaron muchos años. Imaginate que Susana recuerde que fuiste el primero al que besó.

-Bueno, se llamaba Fernando Garat. Me dio un beso en la escalera de servicio. Vivíamos en Austria y Beruti. Fue un besito como al pasar, un roce. No supe nada mas de él, por eso me da vergüenza ahora decirlo, que me perdone.

-¿Y el primer novio de cuándo es?

-El primero, seriamente hablando, fue Marito Sarrabayro­use (el papá de su hija). Ahora estoy sin pareja y la paso bomba. Si aparece alguien, todo bien. Salgo con mis amigos, juego a las cartas, leo, disfruto de mis perros. Estoy en una etapa en la que no necesito un novio. La revolución hormonal ya pasó.

-Y cuando ves la serie de Carlos Monzón (fue su pareja) por Space, ¿qué te pasa?

-Me vienen muchos recuerdos. La parte de su infancia me da ternura y luego todo se me mezcla con ese horror de lo de Alicia (Muñiz, a la que asesinó en 1988). En esa época ya hacía mil que no lo veía, todo lo que supe fue a través de los noticieros. Tuvo una muerte espantosa pobrecita, yo sabía que iba a morir así.

Habla del ex campeón del mundo como “una pantera, caminaba como un felino, era alto, flaco, todo le quedaba bien. Yo le enseñé a vestirse, entre otras cosas. Una vez, en Biarritz, lo eligieron el más elegante de Europa y le dieron un premio”. Luego se anima a hacerle frente a otros recuerdos y cuenta cómo fue el día en el que Monzón le pegó en un hotel de Nápoles ( ver La noche en...), que amerita ser tratado en un texto aparte.

Después la llama a Deolinda, su ama de llaves, por un teléfono interno, para que le acerque su celular y compartir desde ahí algunos videos. Y dar por cerrado el tema.

-¿Quién querés que haga de vos en la serie sobre tu vida?

-No soy fácil de imitar. Todos caen en eso de ‘Mi amor, ay mi amor’ y yo no soy eso. O al menos no soy eso solo. Si se hace quiero que sea alguien desconocid­o. Yo tengo una vida fabulosa, hay que saber contarla. Y lo mejor que tengo son los afectos.

-¿Cuál es el primer llamado que hacés, ése que sabés que no falla cuando necesitás contención o charla?

-El de Mecha.

-¿Sólo en plan madre e hija?

-No, Mecha es mi hija, pero también es mi amiga. Mecha es todo. Es el amor, es el cordón sin cortar todavía. Ojo que también me hace renegar cada tanto, porque es bien rompe huevos, pero la amo mucho. La llamo y siempre está. Antes, el teléfono que se imponía era el de mamá. Mamá murió con 73 años, vivía en Mar del Plata. Y cuando estaba muy enferma ya no conectaba mucho. El cáncer es un enfermedad tremenda, es un monstruo humillante que arruina todo. Yo le compré un departamen­to en el Botánico porque quería estar cerca de su hermana. Mi tía Marta también partió.

-¿Se nota tanto cuando querés como cuando no querés?

-Soy normalment­e muy cariñosa y cuando no quiero no doy bola, no me sale. Y sé que se nota.

-¿Y cuando alguien te traiciona?

-Para mí muere. Eso no lo soporto. Yo soy pacifista, no me va la pelea. Por eso me irrito cuando en las notas buscan roña tipo ‘¿Qué pensás de

Marcelo?’. Qué bronca me da cuando salgo del teatro, me ponen la cámara acá y me preguntan qué pienso de todo. O vas por Corrientes y te preguntan ‘¿Qué opinás de la política actual?’, mientras los colectivos te pasan rozando, dejame de joder...

-No te veo cruzando Corrientes entre los colectivos.

-Sí, es cierto. Lo que quiero decir es que no tengo por qué tener opinión formada de todo. Hablar de política no me molesta tanto porque yo también abro el juego.

-¿Seguís siendo macrista?

-Si, sí, no podría nunca ser K.

-En el medio hay un abanico.

-Sí, hay peronistas amorosos. Pero sigo firme en mi postura. Entiendo que la estamos pasando mal, pero no me atrevo a votar al kirchneris­mo después de todo lo que hicieron.

-¿Qué sentiste cuando anunciaron la fórmula Fernández/ Fernández?

-Me impresionó el dato de ella como vicepresid­enta. Por algo lo habrá hecho, ella piensa mucho. Es raro que haya elegido a un tipo que la había criticado tanto.

-¿Quién gana las elecciones?

-Creo que gana (Mauricio) Macri. Espero que sea lo mejor para el país. Yo sé que hay mucha gente revolviend­o la basura... Pero también la revolvían antes de Macri. Se ve que cuatro años de gobierno no alcanzan para dar vuelta esta historia de tanto peronismo.

-En tus promocione­s de TV se habla de la fórmula “Susana 2019”. ¿A quién llevás de vice?

-Lo develo en el programa. Será un lindo guiño. w

Mecha es mi hija, pero también es mi amiga. Mecha es todo. Es el amor, es el cordón sin cortar todavía”.

No soy una intelectua­l, pero me defiendo. De hecho contesto bien desde casa casi todas las preguntas de ‘¿Quién quiere ser millonario?’”.

No soy fácil de imitar. todos caen en eso de ‘Mi amor, ay mi amor’. Y yo no soy eso. O al menos no soy eso solo”.

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 ??  ?? De entrecasa. Así se mostró Susana en la charla con Clarín, en su casa de Barrio Parque. Habló de todo. Y supo cuándo ponerse seria.
De entrecasa. Así se mostró Susana en la charla con Clarín, en su casa de Barrio Parque. Habló de todo. Y supo cuándo ponerse seria.

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