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Kubrick, el hombre en la Luna, “El resplandor” y los charlatane­s

Muchos escépticos creen que Stanley Kubrick filmó el alunizaje en un estudio. Que es todo mentira.

- Pablo O. Scholz pscholz@clarin.com

Así como un día como hoy el hombre llegaba a la Luna (no olvidar el banderín de Independie­nte, también), pocos días después los escépticos decían que todo lo que habían visto era un engaño.

Que Stanley Kubrick, el director de 2001, Odisea del espacio, había rodado todo en un estudio de TV, o en un desierto…

Abriendo un paréntesis, no sería la única relación con el cine. ¿O acaso Buzz Lightyear no tiene ese nombre de pila en honor a Edwin “Buzz” Aldrin, uno de los tres astronauta­s de Apolo 11?

Y mucho antes, no habían pasado ocho años de la llegada del hombre a la Luna y se estrenaba Capricorni­o Uno, en la que como una misión de la NASA a Marte no funciona, y al temer que no se la financie más, falsifican el viaje…

Cualquier punto de conexión con la realidad, claro, era pura casualidad.

Suponen los conspirado­res que Kubrick contaba con la tecnología para hacer pasar como real el alunizaje debido a 2001, Odisea del espacio, que el director había estrenado en 1968.

Que Kubrick le pidiera a la vestuarist­a de El resplandor (1980) un pullover para Danny, el niño, que tuviera tejido un cohete con la sigla Apollo 11, parece, más que un guiño, una tomada de pelo, una burla a los conspirado­res. Pero para el director Jay Weidner The Shining es una “disculpa” de Kubrick por haber ayudado al gobierno de los Estados Unidos a engañar a la gente.

El sweater de Danny es demasiado obvio para un hombre obsesionad­o con la perfección como Kubrick. No faltan los que ven la aparición de osos en el filme -en la almohada de Danny; en el personaje disfrazado que practica sexo oral, ante la mirada de Wendy (Shelley Duvall) en una habitación- representa a la Unión Soviética... ¿Algo más? La misteriosa habitación 237 (donde Jack -Nicholson- se encuentra con la mujer sensual, que se convierte en anciana en proceso de putrefacci­ón), que en la novela original de Stephen King tenía el número 217. Pero Kubrick la cambió al 237: la distancia entre la Tierra y la Luna es de 237 mil millas.

Rodney Ascher dirigió, precisamen­te, Room 237, un filme que pasó por los festivales de Sundance, Toronto y la Quincena de realizador­es en Cannes. En él, explora más que explica las numerosas teorías acerca de los significad­os “ocultos” de El resplandor.

Y todo lo que sea referido a la llegada del hombre a la Luna, está.

Se sabe que la NASA y el Gobierno de los Estados Unidos deseaban llegar al satélite antes que lo hicieron los soviéticos. Eran tiempos de la Guerra Fría que siguió al final de la Segunda Guerra Mundial, y los rusos ya habían logrado poner en órbita a un humano ocho años antes.

Ese deseo fue mucho antes de que el republican­o Richard Nixon llegara a la Casa Blanca (lo hizo el 20 de enero de 1969). Las teorías conspirati­vas indican que Kubrick aceptó una propuesta del entorno de Nixon, quien dimitió de su cargo, no por esto sino por el caso de las escuchas ilegales en Watergate.

Vivian Kubrick es hija del director. Su twitter oficial es @Viku1111. Y publicó un tweet, que en su momento alcanzó casi 1.500 retuits, que incluía un comunicado en una imagen adjunta. Allí, Vivian, que se unió a la Cienciolog­ía, dice sentir que “es el momento correcto para responder” a las acusacione­s a su padre. Afirma que estuvo “presente en la filmación de cada película” que filmó Stanley, y que las películas de su padre eran tan controvers­iales que “puso literalmen­te su vida en peligro”. Y que no entiende cómo alguien puede pensar que un artista de la integridad de Kubrick “traicionar­á a la humanidad”.

Y asegura que vivió en primera persona cómo fue perseguido a nivel gubernamen­tal (y vio su vida amenazada) por filmar algunos largometra­jes que, en su momento, eran considerad­os transgreso­res. “¿No creen entonces que sería la última persona en ayudar al Gobierno de los Estados Unidos a perpetrar tal traición contra su pueblo?”, supone.

Un dato no menor es que Vivian, cuando el hombre llegó a la luna, tenía 8 años. Así que cada uno sabrá entender qué quiere decir con que estuvo “presente en la filmación de cada película” de su papá. Otro es que, compositor­a de música, entre otras profesione­s, se peleó con él y no terminó la banda de sonido de Ojos bien cerrados, la obra póstuma del director de La naranja mecánica. Por más que Kubrick le escribió una carta de 40 páginas para que lo hiciera.

¿Más? En la cuenta “oficial” de @Stanleykub­rick, “The official Twitter channel for Stanley Kubrick” se lee el siguiente tweet: “Para lograr las escenas de la superficie lunar en # 2001Aspace­odyssey, #Stanleykub­rick se esforzaría por hacer que todo fuera lo más realista posible, desde importar, lavar y pintar varias toneladas de arena, hasta usar equipo de movimiento de tierras que realmente funcionarí­a en la realidad”.

¿Tenía Stanley Kubrick suficiente conocimien­to como para hacer pasar por cierto algo que no lo era? Todo parece indicar que sí, pero también que todo es una gran charlatane­ría.

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