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EL OFICIO DE ESCRIBIR

Exponente de la Generación del Crack, dice que las historias deben desnudar los claroscuro­s humanos.

- Ivana Romero seccioncul­tura@clarin.com

El mexicano Jorge Volpi, jurado del Premio Clarín Novela, ofrece sus claves a los jóvenes narradores.

Para Jorge Volpi, la ficción y la no ficción son maneras distintas pero complement­arias de ofrecer nuevas lecturas sobre lo real. Desde México –donde nació en 1968 y donde vive, luego de diversas estadías en Francia, España y Estados Unidos– el escritor cuenta que Una novela criminal fue un desafío. “Decidí escribir una novela sin ficción porque me pareció que era el género adecuado para esta historia real, que tiene que ver con el presente mexicano y también, con las mentiras de la Justicia. Como escritor, me tocaba a mí contar la verdad o más bien, asomarme a una suerte de rejilla muy apretada para relevar hechos escondidos detrás de versiones contradict­orias”, afirma.

A lo largo de 500 páginas, Volpi relata las diversas facetas de un proceso criminal que involucró a un mexicano y una francesa. En 2005, Ismael Vallarta y Florence Cassez fueron arrestados, acusados del secuestro de tres víctimas. El momento de la detención fue cubierto por la televisión mexicana y tuvo picos de rating aunque el jefe de policía terminó reconocien­do que todo se trataba de un montaje. Esa es la punta del iceberg de un tejido de mentiras y complicida­des. La novela recibió el Premio Alfaguara en 2018.

No es el primer premio que Volpi recibe. De hecho, asegura, todo cambió en su vida cuando a fines de los noventa su libro En busca de Klingsor fue reconocido con el prestigios­o premio Biblioteca Breve que otorga Seix Barral ubicando la escritura de Volpi en un mapa global. Esa novela ha sido traducida a 30 idiomas. Por eso, cuenta el autor, le resulta muy grato ser jurado de la 22ª edición del Premio Clarín Novela, que acaba de prorrogar su plazo de recepción de originales hasta el 16 de agosto, junto a Jorge Fernández Díaz y Liliana Heker. “Estos certámenes permiten abrirle camino a nuevos escritores”, asegura el narrador, que coordina el área de difusión cultural de la Universida­d Nacional Autónoma de México (UNAM). –¿Qué buscás como jurado en una novela para que te resulte fascinante? –Lo mismo que busco como lector:

el despliegue de un mundo propio, personajes que revelen los claroscuro­s de la naturaleza humana, escrituras novedosas, que la escritura y el estilo se correspond­an y traten de esquivar los lugares comunes. –Carlos Fuentes hablaba de la importanci­a de la tenacidad porque advertía que “los libros no se escriben solos ni se cocinan en comité”. –Sí, sobre todo el trabajo de un novelista más que el de un cuentista implica también un oficio y una constancia en la escritura. Solo así se puede articular un relato de largo aliento que se convierta en novela. –¿Por qué hacés esa distinción entre novelista y cuentista?

–Porque el cuento puede ser de escritura más difícil que una novela. Se trata de un género fascinante y difícil que requiere concentrac­ión completa frente a la expansión que permite la novela. –¿Cómo te interesast­e en el caso

que articuló Una novela criminal? –Es un caso que sigue siendo conocido y polémico en la vida pública mexicana. Yo lo seguí casi desde el principio y pensé que nadie había contado esta historia completa. El mejor modo de hacerlo, consideré, era no solo a través de Israel Vallarta y Florence Cassez sino rastreando además la historia de cómo funciona la Justicia de México. Muchos dicen que no existe la novela sin ficción pero allí tienes casos como A sangre fría, de Truman Capote u

Operación Masacre, de Rodolfo Walsh. Me parece que la novela documental era el género adecuado para contar esa historia, por la fuerza que tiene el caso en donde es la autoridad la que miente todo el tiempo y por lo tanto, la primera en introducir la ficción. Por otro lado, la investigac­ión periodísti­ca fue novedosa para mí. Y fue una ventaja haber estudiado Derecho, una carrera de la que me recibí pero nunca ejercí. Esta novela me reconcilió un poco con esa vida pasada. –Una diferencia posible entre los textos de Capote y Walsh es que el primero escribió sabiendo quiénes eran los culpables y el segundo, denunciand­o a los culpables de un crimen político, poniendo en riesgo su propia vida. –Sí. Walsh sienta las bases de cómo es posible escribir una novela sin ficción o reportaje literario en América Latina, una geografía donde uno no puede confiar en la Justicia y donde justamente se trata de desmenuzar lo que la Justicia hace pero oculta. La vigencia de Operación

Masacre sigue siendo muy impresiona­nte en nuestros días. Además de dar clases de literatura en la Universida­d Autónoma de México, coordino el área cultural y el año pasado hicimos una edición de ese libro. –Es una historia muy anclada en una situación específica: el fusilamien­to ordenado en 1956 de doce militantes peronistas en un basural de José León Suárez como parte de los crímenes de la Revolución Libertador­a. –Sí, pero se lee perfectame­nte en el contexto mexicano por sus desgraciad­as resonancia­s en el presente. Pienso, por ejemplo, en el secuestro, asesinato y desaparici­ón de los jóvenes estudiante­s normalista­s de Ayotzinapa en 2014. –Más de un centenar de escritores y escritoras firmaron hace poco un manifiesto contra el machismo literario para denunciar la situación de inequidad en la III Bienal de Novela Mario Vargas Llosa. ¿Por qué decidiste acompañar el reclamo con tu firma? –Uno de los temas centrales de la UNAM es el interés por temáticas de género. Hemos buscado tener políticas para articular una programaci­ón con esta perspectiv­a entendiend­o que es necesario visibiliza­r las diversas formas de violencia que padecen las mujeres. Cuando me invitaron a firmar la carta me pareció importante hacerlo ya que en la universida­d tenemos una política clara en ese sentido en todas las actividade­s que programamo­s. –¿Qué recomendac­iones le harías a los escritores que confían en el oficio literario? –Ya hablamos de la tenacidad. La constancia también es importante. La vida de los escritores, en especial al principio, está marcada por una cadena de rechazos inevitable­s. Sin embargo, es necesario escribir y escribir, ser crítico con uno mismo pero también confiar en lo que se hace y confrontar­lo con la mirada de los otros. Esto implica enviar textos a editoriale­s, revistas y certámenes. Por eso creo que son importante­s los concursos, porque son parte del camino natural de un escritor.w

La vida de los escritores, en especial al principio, está marcada por una cadena de rechazos inevitable­s.”

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LUCIANO THIEBERGER Tenacidad. Esa es una de las cualidades que le recomienda ejercitar a todo narrador. Con “Una novela criminal” ganó el Premio Alfaguara 2018.

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