PIPI PIAZZOLLA, EN TRÍO
Al frente del Piazzolla Trío acaba de lanzar “Rata”, donde une sus dos pasiones: el jazz y River Plate.
Presenta su tercer álbum, “Rata”, en el que mezcla su estilo jazzero con su pasión por River Plate.
Uno de los referentes de la escena del jazz argentino es el baterista Daniel Pipi Piazzolla, fundador del grupo Escalandrum y líder de su trío con el que acaba de lanzar su tercer disco Rata, un trabajo que evidencia
una madurez conceptual como compositor. En sus temas sobresale una de sus pasiones, el fútbol; La Gallardeta, Monumental o River Plate son ejemplos evidentes de ese “amor por la camiseta”. “En la cancha es el único lugar donde realmente me olvido de la música”, dijo el artista durante la entrevista a Clarín.
Nieto del genial Astor Piazzolla, el baterista fundó Escalandrum en 1999, una banda de jazz que marcó de manera indeleble la historia del género en los últimos veinte años con Damián Fogiel en saxo tenor y Lucio Balduini en guitarra, y lidera su trío, además de participar en varios proyectos.
Comenzó en el piano y a los 14 años cambió de instrumento y se introdujo en el apasionante mundo de la batería, con la que consiguió destacarse por un sonido tan individual que se distingue entre la multitud de colegas que recorren los escenarios.
-En tu proyecto hay una sostenida relación entre la música y el fútbol. ¿Cómo definirías ese vínculo?
-El fútbol para mi es la parte del relax junto con la familia, pero puntualmente sobre el fútbol, en la cancha es el único lugar que me olvido de la música, de que soy músico y de que tengo que sacar temas o irme de gira. Es el único lugar en el que no pienso en la música; es terapéutico y siento que me hace bien, es un cable a tierra. Me pasó desde que empecé a ir a la cancha solo, a los 14 años. Lo que me atrajo también es que en la tribuna estamos todos unidos por el mismo objetivo.
-No hay ideologías.
-Exacto, me fascina lo popular y en la cancha no hay divisiones de clases o políticas. Todos estamos por lo mismo.
-¿El fútbol y la cancha fue un amor a primera vista?
-Fue en la cancha de River donde por primera vez vi un ensamble de percusión, porque hasta ese momento no se veía gente con tambores y bombos. Veníamos de la dictadura y la gente no se reunía a tocar en las plazas o en la calle. Hoy uno puede escuchar a La Bomba de tiempo o La Chilinga, pero en aquella época no había nada de eso. Es más, tanta fue mi impresión frente al sonido de los tambores que dejé el piano clásico que estudiaba y me pasé a la batería.
-En las victorias uno disfruta ¿y las derrotas cómo las vivís?
-No son una tragedia; en el momento me pega, pero no regreso a mi casa amargado. Es como una noche con un mal show, bueno, vendrán otros.
-¿Cómo nació este tercer disco?
-Hacía tiempo que tenía la música. Tocamos tres o cuatro veces por mes y el material estaba para ser grabado, pero no lo pudimos hacer antes porque nos faltaba tiempo, ése fue el principal problema. Lo grabamos en marzo en una sola sesión, y cuando escuché la música sentí que el grupo maduró. La música es más concreta, con solos más reducidos, concisos y que redundó en el resultado final. Otra cosa es en vivo, hay nos extendemos porque el público tiene la posibilidad de vernos. Esto lo vivo como una evolución, tanto en el trío como en Escalandrum. Es mi historia, y lo más sano para un artista es hacer su propia historia.
-¿Acaso sentís mandatos?
-Mirá, en un momento dado todos teníamos que tocar free, y si no lo tocabas estabas fuera de la moda. Había eso en el ambiente. Precisamente, era eso, una moda. Te doy un ejemplo, desde 1998 hasta 2001 toqué con Lito Vitale y usaba un octapad (batería electrónica) porque a Lito le gustaba también ese sonido y todo el mundo me decía: “¿Cómo usás un octapad?”. Ahora todos lo usan, entonces… Yo voy a seguir con mi historia; toco una batería de cuatro cuerpos con dos platillos ride, aunque tenga que hacer heavy metal. Un chelista no cambia su instrumento porque toca en diferentes contextos.
-¿Por qué “Rata”?
-Ya habíamos grabado el disco y el tpitulo no salía. En una cena en casa les dije que quería ponerle un nombre que me refleje, un término que use a diario, y ahí apareció rata, una palabra que uso mucho, porque me refiero a mi familia y a mis amigos como ratas de ciudad y saludo diciéndote “¿qué hacés, rata?”. Y quedó. Soy rata en el horóscopo chino, un animal que tiene mucha actividad de noche, es audaz, y a veces hasta peligroso. Y como músico me siento parecido. Trabajo de noche, hago una música que es audaz, y mucha gente me puede ver como raro al vivir de la música.
-Tus composiciones son melódicas, algo que no siempre se da con bateristas.
-Pienso la música desde la melodía: arranco con algo que pueda silbar, y voy agregando la armonía, algo que practico en la batería.
-En este disco no tocan mucho en 4x4.
-Sí, es verdad; me gusta trabajar los ritmos desde diferentes enfoques; por ejemplo, Evidence, de Monk, está en 9x8 y Naima, de Coltrane, en 7x4. También trabajo mucho sobre el platillo ride porque dirijo el camino y construyo el groove desde ahí. “Ride” quiere decir conducir (sic) y es el elemento que conduce al grupo. El nombre al platillo se lo puso Gene Krupa.
-¿Cómo vienen tus proyectos?
-Con el trío, el 15 de agosto presentamos Rata en Bebop, y con Escalandrum vamos a grabar en septiembre para Warner un disco con Elena Roger, que no va a ser música de Piazzolla ni tampoco música original. Tenemos catorce temas de veinte, y es medio secreto todavía. También estamos ensayando con Escalandrum temas nuevos: en octubre estaremos en el hall del San Martín haciendo música de Charly García.w
Piazzolla Trío, el jueves 15 de agosto a las 21 en Bebop, Moreno 364. Entrada $250.
Fue en la cancha de River donde por primera vez vi un ensamble de percusión. Hasta ese momento no se veía gente con tambores y bombos”.
El disco se llama ‘Rata’, entre otras cosas porque en el horóscopo chino soy rata: un animal que tiene mucha actividad de noche. Es audaz y, a veces, peligroso”.