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“Entre hombres” Un policial negro, en los años ‘90

La miniserie coproducid­a por HBO y Polka se estrenará en 2020 y reúne, en otros roles, a los hermanos Borges, de “El marginal”.

- Federico Ladrón de Guevara flguevara@agea.com.ar

Basada en la novela escrita por Germán Maggiori, Entre hombres es una miniserie de cuatro capítulos de una hora cada uno, un policial negro que se ubica “en 1996, en los bajos fondos de Buenos Aires, donde no existen diferencia­s entre santos y pecadores”. Allí, “una fiesta prohibida, un asesinato que debe ser silenciado y un casete de VHS serán los elementos que unirán una historia llena de sangre y violencia en un mundo brutal, sin esperanza”.

Producida por HBO en conjunto con Polka, el director de Entre hombres es Pablo Fendrik, el mismo de El jardín de bronce.

Con un elenco de primera línea, los protagonis­tas son Nicolás Furtado, el Puma Goity, Diego Cremonesi, Diego Velázquez y Claudio Rissi.

Sí, en medio del gran éxito de El Marginal 3, que se emite los martes a las 22 por la Televisión Pública, Furtado y Rissi, “los hermanos Diosito y Marito Borges”, forman parte de otra producción en la que no faltan las escenas crudas, de alto impacto.

Ahora estamos en Ciudadela, en una locación donde se graba uno de los capítulos de esta ficción que se estrenará en 2020.

La escena transcurre en el bar “Los dos mundos”, que sirve de fachada para el casino clandestin­o que funciona en el primer piso.

En la barra hay un teléfono naranja, rudimentar­io, de plástico, de los que se conseguían a fines de los '80 gracias al plan “Megatel”.

En lugar de Quilmes, se toma cerveza “Longchamps”. Una máquina provee el humo que le da al boliche una atmósfera pesada, lúgubre. También hay un par de mesas de pool y televisore­s en los que se transmiten carreras de caballos.

Sentados a una mesa de fórmica, se reúnen tres miembros del hampa: Mosca (Nicolás Furtado), el Zurdo (Diego Cremonesi) y Monje (Guillermo Arengo).

En el set hay un ejército de camarógraf­os, sonidistas, técnicos, maquillado­res... Y extras vestidos con sacos de solapa ancha, marrones.

Mosca lleva puesta una peluca, una de esas melenas que, en su momento, podían usar los miembros del grupo

Comanche. O el Betito Carranza, el atrevido delantero que surgió en Racing y luego siguió su carrera en Boca e Independie­nte, entre otros clubes. Algo sucia, Mosca luce una campera de jean con corderito. Por debajo del sweater, y armada con algo parecido a un almohadón, le asoma una “panza de birra”.

La boca le balconea como a César Banana Pueyrredón. Y tiene los ojos entrecerra­dos, como si no pudiera salir del trance provocado por alguna clase de estupefaci­ente.

El Zurdo, a su vez, tiene la cabeza rapada. Y un equipo de gimnasia algo holgado.

El Monje se destaca por su labia de chanta infinito. Y su reloj dorado.

“Vamos a grabar”, ordena Mariela Osorio, la enérgica asistente de dirección. “Todos a sus lugares, por favor”.

No menos detallista, el director Pablo Fendrik, de bufanda y campera verde de aviador, aprovecha para dar las últimas indicacion­es. “Acción”, se escucha. Un mozo -un actor vestido de mozoles sirve vasos de fernet a los peligrosos parroquian­os.

“¡Cuántos boludos que paran en este bar!”, le dice el Zurdo a Mosca, con cara de buscapleit­os, malo, malo.

“¿Y qué querés? Si este país está lleno de boludos...”, le responde Mosca. "Corten". Cambio de plano. La escena se repite. Monje se traba. La apuntadora le indica cómo sigue su letra. Monje, entonces, cuenta: “Estoy chivo para el escolazo... En un rato perdí una luca y media... Mañana será otro día”. Y luego se refiere al video en el que “están todos de la cabeza, enfiestado­s con travas...”.

En uno de los intervalos del rodaje, y sin sacarse la peluca, Furtado le explica a Clarín: “Mi personaje, Mosca, está en la compravent­a de drogas, autos y electrodom­ésticos robados. Lo hace junto a su socio, el Zurdo. Se mueven para todos lados en una Traffic...”.

-¿Qué diferencia­s hay entre Mosca y Diosito, tu personaje de "El Marginal 3"?

-Si bien los dos son delincuent­es, Mosca tiene una impronta diferente a la de Diosito. Es mucho más tranquilo, sus movimiento­s son lentos. También, aunque está considerad­o un inepto, es uno de los personajes más “mentales” de la serie. Y guarda un misterio muy importante.

-Con Claudio Rissi compartís algunas escenas de "Entre hombres". ¿Cómo hacen para que no se les mezclen los personajes de Diosito y Marito?

-En Entre hombres, Claudio hace una composició­n espectacul­ar, la del Tucumano Cortez, que también es un delincuent­e. Para no confundirn­os con Diosito y Marito, nos ayuda que estos personajes tienen otra caracteriz­ación física, otra forma de hablar, de moverse... Si hago una escena con Claudio, no lo veo como Marito. Yo tengo una peluca, él tiene extensione­s... Es otra cosa.

En un motorhome estacionad­o sobre la calle Carlos Pellegrini, el Puma Goity descansa después de haber filmado otra escena de esta miniserie. “Los personajes de Entre hombres son depredador­es, malditos... Sus vidas han llegado a un punto límite. Y no tienen nada que perder”, comenta. “¿Si hay buenos y malos? Yo diría que son todos malos, los delincuent­es, la Policía, que vendría a ser la famosa ‘maldita Policía bonaerense’”.

-¿Cuál es tu rol en esta ficción?

-Yo soy el suboficial Garmendia. Un policía con muchos años en la fuerza, resentido con los oficiales... Las diferencia­s entre ellos se dan por celos, por el reparto de los “negocios”... Garmendia opera junto al Loco Almada, el personaje de Diego Velázquez.

-¿A qué se debe la herida que tiene Garmendia en la cara?

-Garmendia es un especialis­ta en torturas. Y se le quemó la cara porque una vez se le fue la mano con el ácido.

-¿En "Entre hombres" no hay ninguna mujer?

-No. Los papeles femeninos están encarnados por travestis. Es una historia de hombres. En aquella época, a mediados de los '90, no había tantas mujeres policías. Y si las había, se dedicaban más a cuestiones administra­tivas. Además, la serie se llama así, Entre hombres, porque es el mismo título de la novela. ¿La verdad? El de esta serie es un proyecto muy interesant­e. Se trabaja con mucho cuidado. Es como hacer cine. Cada escena lleva mucho tiempo. Cuatro capítulos se van a rodar en casi tres meses. En televisión, en cambio, eso lo hacés en una semana.

Los vecinos de Ciudadela se sorprenden al ver el movimiento que se genera en los alrededore­s del estudio. Con la idea de que en la grabación no se filtren "ruidos molestos", un policía de verdad, de los que usan uniforme azul, ayuda a cortar el tránsito cuando lo exige alguna escena.

También en la vereda, y mientras fuma un cigarrillo, Diego Velázquez aporta: “Yo diría que Entre hombres es una serie de villanos. Lo que hay, en todo caso, es una competenci­a de miserias. La violencia se refleja, de alguna manera, al estilo Scorsese, Tarantino... Es cruda, es grotesca, se la estetiza... Y también hay muy buena música, que fue compuesta por Cachorro López”.

Sobre su personaje, el Loco Almada, Velázquez describe: “Tiene cierta pretensión de ascender en la fuerza. Por eso es callado, está al acecho...”.

-Te dejaste un bigote perfecto para hacer de policía.

-Sí, y ya no lo aguanto más (se ríe). Para el personaje está buenísimo: es un bigote bien de policía. Si a eso le sumo el pelo chato, los anteojos... Pero para mi vida real el bigote no me copa: ¡me sube la edad! (se vuelve a reír). Igual, ahora, el bigote volvió a estar de moda. Es un bigote de policía pero también de hipster.w

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Irreconoci­ble. Nicolás Furtado, en su papel de Mosca, otro delincuent­e.
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 ??  ?? 1) El Monje y el Mosca. Guillermo Arengo y Nicolás Furtado, en un bar de mala muerte, haciendo negocios sucios. 2) El Tucumano Cortez. el personaje de Claudio Rissi, quien se puso extensione­s para componerlo y despegarse un poco más de Marito Borges, de “El marginal”. 3) El suboficial Garmendia. Gabriel “Puma” Goity compone a un policía resentido, especialis­ta en tortura, y con la cara quemada.
1) El Monje y el Mosca. Guillermo Arengo y Nicolás Furtado, en un bar de mala muerte, haciendo negocios sucios. 2) El Tucumano Cortez. el personaje de Claudio Rissi, quien se puso extensione­s para componerlo y despegarse un poco más de Marito Borges, de “El marginal”. 3) El suboficial Garmendia. Gabriel “Puma” Goity compone a un policía resentido, especialis­ta en tortura, y con la cara quemada.

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