Clarín - Clarin - Spot

Un plan simple y muy audaz

La Orquesta ofreció tres grandes obras del repertorio para voz y orquesta. Se lució Daniela Tabernig.

- Federico Monjeau fmonjeau@clarin.com

Orquesta del Teatro Argentino Director Diego Censabella Solistas Eugenia Fuente (mezzo), Daniela Tabernig (soprano)

Sala Teatro Coliseo, jueves 15

El Teatro Argentino de La Plata presentó en el Teatro Coliseo de Buenos Aires un programa bastante fuera de lo común, tanto por su densidad como por su forma, no regida por los habituales tres platos del menú obertura-concierto-sinfonía, sino, de modo más simple y al mismo tiempo más audaz, por la voluntad de reunir tres obras fundamenta­les del repertorio para voz y orquesta: Noches de estío de Hector Berlioz, Cuatro últimas canciones de Richard Strauss y Sinfonía N° 4 de Gustav Mahler, con la Orquesta Estable del Argentino dirigida por Diego Censabella.

La mezzo Eugenia Fuente tuvo a su cargo la interpreta­ción de Berlioz. Su actuación fue impecable, aunque no contó con el mejor soporte de la orquesta. No sólo por algunas afinacione­s erráticas de la cuerda -especialme­nte en el comienzo de El espectro de la rosa, la segunda canción del ciclo sobre textos de Théophile Gautier, sino por el tono general. Faltó sonido, faltaron acentos; casi todo, excepto la solista, resultó muy pálido. Dado que la ejecución tuvo lugar tras la lectura de un reclamo gremial, dio la impresión (segurament­e falsa) de que se trataba de una ejecución a reglamento. En las canciones de Strauss las cosas tomaron otro color. Es cierto que es la misma orquesta de Strauss la que toma otro color, y acaso en esa pieza de Berlioz haya que ir a buscar lo que la orquesta todavía no entrega de inmediato (es la tarea del director). Las canciones de Berlioz (1856) están al comienzo de un género, de recorrido; las de Richard Strauss (1948) son un final, posición por otro lado significat­ivamente subrayada por el título de Cuatro últimas canciones (que son póstumas; el título no provino de Strauss, sino del perspicaz editor).

Sea como fuere, la orquesta pareció justamente despertar con la crepuscula­r música de Strauss, que la excepciona­l soprano Daniela Tabernig llevó al punto más alto desde el punto de vista técnico y expresivo. En la tercera -Beim schlafenge­hen, Al irme a dormir, sobre un texto de H. Hesse, acaso la más bella de un conjunto perfecto- destacó además el amplio y expresivo solo del concertino Nicolás Favero.

El la Cuarta de Mahler el director y la orquesta dieron lo mejor de sí. El movimiento lento fue de una delicadeza extrema y en el cuarto la bellísima voz de Tabernig coronó una entrega memorable.w

 ??  ?? Finale de alto vuelo. Daniela Tabernig, en la Sinfonía N° 4 de Mahler.
Finale de alto vuelo. Daniela Tabernig, en la Sinfonía N° 4 de Mahler.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina