Se desnudó en el Obelisco y fue tapa de diarios: ¿Qué es de la vida de Paula Brindisi?
Pionera del feminismo exhibicionista
“Las intervenciones consisten en olvidarse de si uno es lindo, feo, gordo. Al estar desnudo te despojás de las diferencias”.
Floresta, cerca de las vías. Martes de agosto. Nubosidad variable. Probabilidad de precipitaciones.
-Hola, perdón, ¿vos sos la que se desnudaba en la calle...?
-Ja, sí, sí, soy yo.
-¿Qué tal?
-Bien.
-¿Cómo se llamaba lo que...?
-Urbanudismo.
-¿Qué pasó con el urbanudismo?
-Nada, es una cosa que me atraviesa histórica y físicamente desde hace años, y también me sirve para salvarme alternativamente de mí misma.
-Ay, no entiendo nada...
-Que mañana o el jueves a la tarde puedo volver a hacerlo.
-¿El jueves que viene?
-Es una manera de decir...
-¿Últimamente llevás más tiempo desnuda o vestida?
-La mirada del otro, la tuya, por ejemplo, es la que me viste o la que me saca la ropa. El desnudo siempre está presente. Pero sí (sonríe), en invierno prefiero la ropa.
-¿Hubo feminismo en tu proyecto? Digo, ¿tuviste algo que ver con el movimiento #Ni una menos?
-Cuando empecé con el urbanudismo, ni siquiera lo había pensado así. Tiempo después fui comprendiendo que decidir sobre mi cuerpo y sobre mis deseos, además del proyecto en sí, me constituía como mujer y que mi lucha significaba un grito de igualdad entre los géneros.
-¿Qué lucha?
-Mi apoyo incondicional a todo lo que pretenda ser revolucionario. Hay que tener ovarios para desnudarse en público. No es sólo una locura. Valorar el cuerpo como es y mostrarlo (como es) conlleva un gesto feminista. Y además es perder miedo al despojo, al ridículo, al ridículo de verse desnudo. Para mí era una actitud revolucionaria.
-¿Por?
-Llamar la atención es algo que me gusta. Cuando yo me desnudaba nunca pasaba inadvertida. Me encantaba ver a los que fingían indiferencia. En el Congreso, por ejemplo. Todos tomaban una pose, yo misma, pero la pose de la indiferencia era la que más me llamaba la atención.
-¿Recomendás desnudarse por la calle?
-Sí, totalmente. Es una especie de contagio de sensaciones. Vale la pena desnudarse en público alguna vez. Hay que estar desnudo y que pase lo que pase...
-¿Qué puede pasar...?
-A mí me gusta divertirme, reírme, provocar. Soy muy intensa en todo lo que hago.
-Dejaste de desnudarte públicamente y ya nadie más lo hizo. ¿No hay legado?
-No me gusta dar clases. Me interesa que se pueda aprender algo de esta vida tan compleja a través de lo que yo hago a nivel imagen. Un cuadro, una foto, una película te enseñan y te hacen sentir nuevas experiencias no vividas. Yo soy todo eso, pero en formato viviente.
-¿Qué pensás del llamado desnudo artístico?
-Que no hay diferencia entre “desnudo” y otras palabras que lo acompañen. Me parece una expresión totalmente redundante.
-En un momento llegaste a ser tapa de diarios…
-Bueno, la verdad es que cualquier cosa que corra el eje esperable, funciona bien para los medios.
-¿Cuál fue el momento de mayor exposición?
-El 30 de diciembre de 2004. Fui tapa de Clarín, salí en todos lados, en televisión, en noticieros. El día anterior, al mediodía, crucé desnuda la 9 de Julio. Fue impresionante. Toda la prensa, la Policía aceptando lo que estaba ocurriendo... Genial. Y en las fotos se ve el Obelisco, que es lo que yo quería. Se enteró el país y el mundo. Aparecí en el diario en una primera edición y el título era “¿Por qué me
miran?”. En la segunda edición, lamentablemente, la tapa fue la tragedia de Cromañón.
-¿Se te tildó más de “loca” o de “puta”?
-Precioso, pero ojo, también me han dicho cosas feas, ja.
-¿Para qué servía ir por la calle desnuda?
-¿Habrá “servido”? Me interesan los opuestos. Siempre intento dar un giro a lo esperado para no aburrirme. Las intervenciones consisten en olvidarse de si uno es lindo, feo, gordo. Al estar desnudo te despojás de las diferencias y, desnudo, no podés buscar una actitud seductora o de aceptación social. Podría hablarte de la adrenalina. No lo entenderías.
-¿Y ahora en qué andás?
-Soy diseñadora. Hago remeras. Tengo una Pyme que textilmente busca conmover con frases coyunturales, idealistas, políticas, musicales o de algunas películas también.
-¿Alguna vez te ofrecieron participar de algún espacio político?
-Mmmm, sí, pero no sé si quiero hablar de eso.
-¿Propuestas sexuales?
-Millones. De toda clase y factor. Tener sexo con pañales. Me ofrecieron mucho dinero que nunca acepté porque no puedo aceptar el poder sobre mí, y menos en lo sexual. Pobres, piensan que desnudarse es ser prostituta.
-¿Hace cuánto que no te desnudás?
-Fines de 2016.
-¿Lugar?
-Plaza Italia. Fue la última, porque tuve algunos problemas de salud y me fui alejando un poco, pero siento el deseo de volver. Le tengo ganas al Puente La Noria.
-¿Recordás cuándo y por qué te desnudaste en público por primera vez?
-Un día me preguntaron si podía desnudarme en un escenario comiendo fideos durante cinco minutos. 1998. Una performer. Dije que sí y ya no pude parar. Son ganas que me acompañarán hasta que me muera.w