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Una fotógrafa del activismo lésbico, a los 90

Habló de su sexualidad en el programa de Mirtha Legrand y abrió un camino. Su obra se exhibe en una galería.

- Gabriel Levinas Especial para Clarín

Pudo decir públicamen­te que era lesbiana después de un almuerzo con Mirtha Legrand, en los años 90. Pero para Ilse Fusková (Buenos Aires, 1929) ya pasó mucha agua debajo de ese puente. Fue declarada Ciudadana Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires por la Legislatur­a porteña, es la fotógrafa de la emblemátic­a serie El zapallo y Mitómanas II, es autora de publicacio­nes como Cuaderno de existencia lesbiana, junto a Adriana Carrasco y Amor de mujeres junto a Claudina Marek. Y también reconocida por sus aportes por los derechos civiles. Todo eso es Ilse Fusková, conocida también por haber sido la primera artista que habló de lesbianism­o en la televisión argentina y por ser una referente del lesbofemin­ismo.

Por estos días, la fotógrafa presenta una retrospect­iva de su obra en la galería waldengall­ery y, a sus 90, encara un proceso de cambio al que se entrega con un entusiasmo casi juvenil. Dice que le interesa “la aventura de envejecer” y que siempre fue libre.

–¿Cómo estás?

–Mirá estoy en los 90 y ando por donde quiero, me interesan muchas cosas, sobre todo la aventura de envejecer.

–Es una cosa complicada, sobre todo en este país que no cuida ni a los niños ni a los ancianos, al contrario, los maltrata.

–Tal cual, estamos en un país en el cual envejecer se considera una enfermedad. Sobre todo las mujeres tienen un terror terrible de decir la edad que tienen, por eso yo lo primero que digo es mi edad: tengo 90 años y me siento fantástica.

–¿Cómo fue tu proceso personal?

–Bueno, antes de ser lesbiana era feminista, empecé en un grupo con María Elena Oddone, después de los 30, es decir aproximada­mente en 1979. Considero que empezamos a tener una voz mucho más audaz que antes, actualment­e nuestra situación es muy diferente. Siempre he tenido la libertad de andar por los lugares que me interesaba­n.

–Por supuesto, por eso me pareció muy interesant­e tu muestra de fotografía­s y me gustó mucho la serie de los zapallos. ¿Cómo fue tu proceso?

–Bueno, lesbiana fui mucho más adelante, primero hubo 30 años de matrimonio y tres hijos, ahí terminamos y empiezo con mis compañeras mujeres, lo cual me costó mucho y no fue fácil.

–¿Qué diferencia había entre ser mujer o hombre para conseguir trabajo, la remuneraci­ón y la forma en que eras tratada?

–No me fijaba, andaba por Buenos Aires como quería, junto con artistas como Alberto Greco. No trabajábam­os.

–Pero ¿no trabajaste como azafata en Scandinavi­an Airlines?

–Era tan precioso que ni me acuerdo que era trabajo.

– Y la fotografía... ¿qué fue para vos?

–Fantástica, no sacaba fotos porque me lo pedían sino porque quería, a veces las mostraba, pero una maravillos­a amiga descubrió lo que tenía guardado con enorme cuidado y salió a la vista de otras personas.

–¿Por qué te metiste en el feminismo?

–Mi madre era de Checoslova­quia, con una libertad enorme. Y mi padre también, era de Alemania. Tuve mucha libertad.

–¿Cuándo asumiste qué eras lesbiana?

–Después de andar, 30 años. Tampoco enseguida. Estaba estudiando feminismo con un grupo junto con Oddone. Y para 1985 estaba en Brasil en la reunión más grande de toda America... Ahí sí, el amor.

–¿Conociste a alguien?

–Sí, a una tipa que venía de España.

–¿Fue tu pareja?

–No, mi pareja viene mucho después. Este fue un amor que venía de España y todas las de America latina estábamos asombradas. Ellas (las españolas) eran las únicas que se presentaba­n con una seguridad absoluta como lesbianas.

–¿En qué momento pudiste decir públicamen­te que eras lesbiana sin problemas?

–Cuando fui a ver a Mirtha Legrand.

–¿Esa fue la primera vez que lo dijiste públicamen­te?

–Públicamen­te, sí.

–¿Y antes de ir a lo de Mirtha, se lo decías solamente a otras lesbianas y mujeres o a todo el mundo?

–No, lo decía, pero decirlo en televisión fue esa vez. Eso abrió a cantidad de gente. Y ahí me vio Claudina Marek.

–¿Ella te ve por televisión y ahí se engancha con vos?

–Sí, durante 22 años. Nos casamos por la iglesia metropolit­ana a finales de los 90, antes del matrimonio igualitari­o.

–Esos 22 años de plenitud donde vos ejerciste tu libertad como nunca antes, ¿fueron muy distintos a los años anteriores? ¿sentiste que estabas más plena que antes?

–Siempre fui plena. Con Claudina hicimos un montón de cosas. Nos dieron un lugar acá (señala con su mano y sus ojos la avenida Rivadavia hacia la Plaza Miserere). Y los sábados nos reuníamos con mujeres grandes, que hace años amaban a otras mujeres, pero no se permitían decir que eran lesbianas y nosotras les dábamos esa apertura. La primera vez que nos encontramo­s en ese lugar, habían unas 30 mujeres, empezaron a hablar, mujeres relativame­nte grandes, que siempre habían pensado que era una horrorosa situación el amar a otra mujer.

–¿Estaban avergonzad­as?

–Tal cual. Y cuando le dimos esa apertura nos pusimos a llorar todas, fue una cosa impresiona­nte.

–¿Esa alegría que las hizo llorar a todas se repitió en otro lugares?

–Después de haber estado con Mirtha, se abrieron muchas puertas. Mirtha pensaba al día siguiente volver a pasar el video, pero un sacerdote sacó en el diario que de ninguna manera se podía hacer eso, que era una vergüenza.

–¿Y ahora, cuál es la lucha?

–Estoy en el tema de “La intrépida aventura de envejecer” para que todos los seres vivos sepan que van a hacer ese último recorrido. Vivo en una casa sin televisor, no lo quiero, no aguanto nada, silencio absoluto.

–¿Música?

–No, tampoco. Me encanta oír música en vivo, pero grabado no, gracias. Estoy en silencio, me quedo así, con las manos sobre las rodillas y en silencio. Salen muchas cosas, no sólo de nuestro cerebro, salen cosas de acá (se señala el lado izquierdo del pecho). En general, la gente no piensa que acá, en esta parte, surgen cosas. Es espantoso que la mayoría de la gente no tiene tiempo para esto (señalando su corazón). Tienen que trabajar. Están hechos pelota y ven televisión ¿cómo van a llegar acá?

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 ??  ?? Retratos. La artista, hoy. A la izquierda, una fotografía de la serie “Niños de Isla Maciel”, 1956. Luego, “El zapallo”, de 1982.
Retratos. La artista, hoy. A la izquierda, una fotografía de la serie “Niños de Isla Maciel”, 1956. Luego, “El zapallo”, de 1982.

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