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Tiempo de brunch

Es un plan ideal para el fin de semana. Opciones para que nos traten como reyes o para prepararlo en casa.

- Gimena Pepe Arias gparias@clarin.com

Disfrutar del tiempo de ocio es uno de los grandes placeres del fin de semana. No tener horarios que cumplir, ni despertars­e sobresalta­do con el sonido de una alarma del reloj. “¿Desayuno tardío o almuerzo tempranero?”, he aquí la cuestión. La tendencia a la fiaca bien entendida viene desde tiempos inmemorial­es, incluso posee algunas raíces bíblicas por aquello del descanso en el séptimo día (domingo).

Ahora sí, sin culpas, hagamos un poco de repaso a este hábito gastronómi­co cada vez más difundido. Los británicos fueron quienes introdujer­on en los Estados Unidos esta sana costumbre de unir el desayuno (breakfast) con el almuerzo (lunch). De esta manera, el brunch se consume, aproximada­mente, entre las 11 hasta y las 15 horas. Muchos restaurant­es, bares y sobre todo hoteles, tomaron la modalidad brunchera y ofrecen propuestas súper completas.

¿Qué se sirve en un brunch? De todo. Las infusiones no pueden faltar: café con leche, té o lo que se desee. La copa de espumante, también siempre presente. Como para entonar el resto de la jornada. Una oferta de jugos naturales da color y frescura a la mesa. Para ofrecer un mix, Sebastián Levy, creador de Brandon, propone hacer un licuado con vino blanco. “Ponemos en una licuadora unas cuantas frutillas frescas con una unas cucharadit­as de azúcar orgánica y mixeamos bien. Después, en un vaso bien frío le ponemos hielo picado. Sobre esta mezcla vertemos vino blanco bien frío (100 cc) y añadimos las frutillas trituradas. Un touch de soda, una rodaja de naranja para decorar y ¡listo!”.

Una vez resuelta la urgencia de la sed, vamos a lo que nos importa: la comida.

Todos los chefs que lo ofrecen en sus cartas concuerdan en que hay un ingredient­e que no puede faltar: los huevos. Los más clásicos son los llamados Benedictin­os, que se sirven sobre unas tostadas, con jamón o salmón en las versiones más palermitan­as, huevos escalfados (en otras épocas conocidos como “pasados por agua”) y salsa holandesa, una untuosa emulsión de manteca, limón y huevos. Es una preparació­n complicada y laboriosa, pero, como ya dijimos, en un brunch “los huevos no se negocian”, de modo tal que se puede buscar otras recetas para tenerlos presentes. María Amores, chef y propietari­a de Broome, recomienda servirlos revueltos, cocinarlos a fuego bajo mientras se los remueve con espátula y para que queden espectacul­ares sugiere agregarles un chorrito de crema.

Victoria Rucci, jefa de cocina de Bfresh, afirma que el brunch en casa

no tiene estructura, ni debe ser siempre el mismo. “La idea es llevar a la mesa todo lo que nos guste y tengamos ese día en la heladera y principalm­ente, lo que nos provea la estación o temporada del año”. En el caso de que se programe, lo ideal es combinar texturas, sabores y colores buscando el equilibrio de vitaminas, minerales y fibra, proteína, grasas, hidratos, etc. Una fórmula especial para comenzar el día cargados de energía.

Otro elemento que se ve en los desayunos tardíos es el yogur. Queda mucho mejor si se lo ofrece con frutas frescas, granolas y frutos secos.

La palta tomó tanto protagonis­mo en la dieta de los argentinos que va de por sí en la propuesta, cortada en rodajitas o sobre una tostada. Para la cocinera Jéssica Lekerman, una manera simple de incorporar­la es pisar la pulpa de la palta con jugo de limón y sal y colocar por encima de la tostada y huevos revueltos.

Para celebrar esta modalidad, de disfrutar del sueño hasta que el sol nos despierte, GDI (Generación de Ideas, Agencia de Contenidos) y productora de Brunch, el programa de Nicolás Artusi y Ernesto Martelli que va los domingos de la Metro, creó Brunchear, el primer circuito gastronómi­co del brunch en la Argentina que ofrece, hasta el 22 de este mes, un menú exclusivo y especialme­nte elaborado para este evento, que incluye un descuento del 25%, en más de 30 locales selecciona­dos de la Ciudad.

“El brunch crece mes a mes. En el barrio de Saavedra muchísimos clientes descubrier­on huevos revueltos, palta, salmón y una porción de torta, todo junto, y les encanta. Incluso, yendo un poco más lejos, se lo puede disfrutar con wafles, chorizo y hasta carnes. Básicament­e las opciones son infinitas”, asegura Lucas Villaba de Moshu. Si bien esta movida tiene muchos adeptos, hay mucha gente que todavía no se anima a mezclar el café con leche con tostadas con palta y salmón, y una copita de champaña. Todo es cuestión de atreverse. Los invitamos a descubrir el fascinante mundo donde no suenan despertado­res y está de moda llegar tarde, de la mano de las recetas de Jessica Lekerman.w

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