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“Perdidos en Tokio” cumplió 20 años

- Pablo O. Scholz pscholz@clarin.com

Acaban de cumplirse dos décadas del estreno de Perdidos en Tokio ( Lost in Translatio­n, pero lo que se perdió fue precisamen­te la traducción...), la comedia dramática de Sofia Coppola con Bill Murray y Scarlett Johansson, como dos personas que parecía que lo tenían todo, pero se sentían profundame­nte solas. Se conocen en el caos de la capital japonesa y surge una relación. Vamos a repasar, entonces, algunas anécdotas alrededor del filme.

¿Qué le susurra Bob a Charlotte en la escena final, cuando se abrazan y despiden, y hace lagrimear a la protagonis­ta? Un espectador logró el audio, y aseguró que lo que le dice es “Tengo que irme, pero no dejaré que eso se interponga entre nosotros ¿De acuerdo?” Bueno, Scarlett Johansson ahora aclara que “eso suena muy profundo. Probableme­nte mucho más profundo que lo que se dijo en realidad”. Lo que pronunció Bill en el oído de Scarlett es un misterio incluso para la misma Sofia Coppola, quien asegura que el actor improvisó esa parte del guion.

Es la película favorita de Bill Murray -que el jueves 21 de septiembre cumple 73 años- y la única por la que obtuvo una nominación al Oscar. Con esta película, Sofia Coppola se convirtió en la primera mujer nominada al Oscar por escribir, dirigir y producir en el mismo año. Ganó por mejor guion original.

Sofia Coppola escribió el papel principal específica­mente para Bill Murray. Dijo que si él lo hubiera rechazado, ella no habría hecho la película. Tardó cinco meses en convencer finalmente a Bill Murray para que apareciera en la película.

Pero Sofia Coppola no estaba segura de si Bill Murray realmente aparecería en la película. Según Coppola, sólo le había dado una confirmaci­ón verbal. Mientras se montaba la producción en Tokio sin señales de él, ella comenzó a ponerse nerviosa, pero Wes Anderson (quien había dirigido a Murray en Rushmore y Los excéntrico­s Tenenbaums) le aseguró que Murray era un hombre de palabra. De hecho, fue cuando Murray aterrizó en Tokio una semana antes del rodaje cuando su participac­ión quedó asegurada.

Es que fue en 1999 cuando Bill Murray reemplazó su agencia de talentos con un buzón de voz automatiza­do al que se puede acceder llamando a un número tipo 0800. Y sólo vuelve a llamar cuando está interesado en el proyecto propuesto. Sofia Coppola obtuvo el número a través de su amigo y frecuente colaborado­r de Murray, Wes Anderson, y supuestame­nte dejó cientos de mensajes en el buzón de Murray antes de que él finalmente volviera a llamar para discutir su oferta.

Francis Ford Coppola, el padre de Sofia, la instó a rodar la película en vídeo de alta definición porque “es el futuro”, pero ella eligió el cine porque “el cine parece más romántico”.

El guion no fue escrito en un sentido tradiciona­l, sino en términos de una descripció­n amplia de cada escena que permitió el aporte de los actores. Muchas escenas de diálogo fueron muy improvisad­as, incluidas las líneas de Bill Murray en la sesión de fotos y su conversaci­ón con Scarlett Johansson sobre su masaje Shiatsu.

Sofia Coppola escribió gran parte de la película basada en su vida. El personaje de John (que interpreta Giovanni Ribisi) se basó libremente en su entonces esposo Spike Jonze. Se rumorea que el personaje de Kelly se basó en Cameron Diaz, quien trabajó con Jonze en ¿Quieres ser John Malkovich?. Coppola negó la conexión en una entrevista a Entertainm­ent Weekly. Casualidad o no, diez años más tarde Johansson trabajó con Jonze en Her (2013), que le valió a Jonze el mismo premio Oscar: mejor guion original.

Filmado en 27 días, el rodaje tuvo que realizarse en secreto en determinad­as localizaci­ones porque la producción no pudo conseguir el permiso para rodar allí. Por ejemplo, el equipo enfrentó amenazas de arresto mientras filmaban en el metro de Tokio y en el cruce de Shibuya.

La inspiració­n para que Bob Harris hiciera un comercial de whisky Suntory surgió en el hecho de que el padre de Sofia hizo un comercial real de Suntory con Akira Kurosawa en los ‘70.

La introducci­ón de Bill Murray a la película nominada a Mejor película en los Premios de la Academia de Hollywood de 2004 comenzó con la siguiente anécdota: “Dos días después de comenzar el rodaje, cuatro miembros del equipo de Tokio quisieron renunciar porque sentían que la directora no sabía lo que estaba haciendo. Nos lo negaron cortésment­e”, lo que graciosame­nte confirma que él era uno de ellos. ■

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Iconos. Murray & Johansson.

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