¿Por qué Jesús se apareció primero a las mujeres?
Los cuatro evangelios afirman que ellas fueron las primeras en encontrarse con Jesús resucitado, al menos en tener conocimiento de su resurrección. Difieren los cuatro en cantidad de detalles, lo que podría desconcertar a un lector común. Pero los expertos en la Biblia nos explican los motivos de esas discrepancias. Uno de los más importantes, es que se dirigen a públicos diferentes, en un caso a cristianos venidos del judaísmo, en otro a los que provenían de otros cultos. Acomodan los detalles para que sea comprendido el Mensaje. Tenemos un Evangelio, en cuatro evangelios.
Viniendo al Mensaje, más allá de las variantes, encontramos reflexiones sobre la prioridad de las mujeres en Pascua, tanto en Padres de la Iglesia, de los primeros siglos, como en teólogos modernos. El Magisterio de la Iglesia prácticamente no ha intervenido en esta cuestión, ya que los comentadores no suelen sacar conclusiones que cuestionen la fe tradicional. Se mueven más bien en el terreno de la espiritualidad.
Una primera respuesta po- dría ser que Jesús, con esta prioridad dada a las mujeres en la alegría pascual, compensaba la prioridad dada a los hombres en otros hechos, como en la Última Cena con los Doce apóstoles. En el camino de la Cruz, Jesús es acompañado por las “santas mujeres”. Ellos lo abandonaron o negaron, salvo el discípulo amado. En cambio, en la espera de Pentecostés estaban todos juntos, con María, la madre del Señor. Este es el modelo de la Iglesia, donde las mujeres no son simples secretarias sino misioneras, doctoras de la Iglesia, profetisas, videntes como en Lourdes, fundadoras de movimientos, consoladoras de los que lloran.
Una segunda respuesta sería que esta prioridad de las mujeres nos hace volver los ojos a la Virgen María, “la” discípula por excelencia. Cuando Jesús pronunció las Bienaventuranzas, indudablemente se inspiró en su madre. También en san José, el que más sintonizó con los sentimientos de María. Y ella misma profetizó en el Magníficat “Bienaventurada me llamarán todas las generaciones”.
Una tercera respuesta sería que en un mundo tan injusto y desigual, el Evangelio nos recuerda la común dignidad de la persona humana. Esta prioridad pascual de las mujeres es un eco de la prioridad dada por Jesús a los niños: si no son como ellos no entrarán en el Reino de los Cielos. Creo que si no adquirimos la ternura y la entrega de las mamás, no entraremos en el Reino.