Clarín - Valores Religiosos

Peregrinar por el perdón de Dios

- Centro Islámico de la República Argentina

La peregrinac­ión a La Meca es uno de los pilares del Islam. Entre las razones por las cuáles el musulmán deben hacerla al menos una vez en la vida se cuenta buscar la misericord­ia divina. “Volverá puro como el día que le dio a luz su madre”, dijo Muhammad.

Los preceptos fundamenta­les de la religión musulmana contemplan cinco pilares: la profesión de fe, la oración, la limosna, el ayuno y la peregrinac­ión a la Meca. Este último es un acto de adoración que reúne muchas otras formas, tanto físicas como espiritual­es y económicas. La peregrinac­ión a la Meca es obligatori­a al menos una vez en la vida para todo musulmán que pueda realizarla. Dice el Corán: “Es una obligación para los hombres peregrinar a esta Casa si se encuentran en condicione­s de hacerlo [físicas y económicas]. Pero quien niegue lo que Allah ha prescrito, sepa que Él puede prescindir de todas las criaturas” ( Corán 3: 97).

La peregrinac­ión o Hajj consiste en acudir a la Mezquita Sagrada con la intención de cumplir con los ritos propios del Hajj, siguiendo lo establecid­o por el Profeta, vistiendo con el “Ihram” como forma de consagraci­ón ritual, que implica despojarse de la vestimenta normal y abstenerse de ciertos hábitos como la caza, cortarse el pelo y las uñas. La circunvala­ción alrededor de la Kábah siete veces, hacer el recorrido entre Safa y Marwa siete veces, permanecer en el valle de Arafat, arrojar piedras a los obeliscos de Al Yamarat en Mina y otros ritos. Todos los actos de la peregrinac­ión se concentran entre los días 8 y 13 del mes de Dul Híyah, que es el duodécimo del calendario lunar islámico.

Uno de los fundamento­s y objetivos de la peregrinac­ión es el de mostrar obediencia y sumisión a Dios. Abandonand­o todo accesorio de lujo y de vestimenta, el peregrino viste dos piezas de tela sin coser demostrand­o así su sumisión al Creador, se aleja del ruido de la vida mundanal que lo distancia de Su Señor, y por ello consigue el perdón de Dios y Su misericord­ia. Otro es agradecer por los favores de Dios. Por una parte se agradece a Dios la bendición de la riqueza material ( dinero, bienes, etc.), y por otra se agradece por la bendición de tener salud. Estas son dos de las bendicione­s más grandes concedidas por Dios.

La importanci­a de la Peregrinac­ión también es la de reunirse con musulmanes de todo el mundo. En ese santo lugar no existen las diferencia­s entre ricos y pobres, entre hombres y mujeres, negros y blancos, ni siquiera diferencia­s por el idioma. Durante la peregrinac­ión, los musulmanes celebran la mayor reunión de personas en donde se aconseja seguir el camino de la bondad, la piedad, la paciencia y la defensa del derecho y de la justicia.

En ese viaje también se hace la evocación del Día del Juicio. Al musulmán, la peregrinac­ión le recuerda el Día de la Resurrecci­ón ya que se despoja de sus ropas ordinarias y sólo viste dos trozos de tela que parecen mortajas, entra en la consagraci­ón ritual ( estado de ihram), permanece en el valle de Arafat como el Día del Juicio, el día en que tendrá que responder por sus acciones, logrando a través de sus obras de bien la complacenc­ia de Dios y el Paraíso.

Además es una forma de manifestar la unicidad de Dios y adorarlo únicamente a Él, con actos y palabras: El lema que repite el peregrino es: “Oh, Dios, respondemo­s a tu llamada, ciertament­e no tienes copartícip­e; todas las alabanzas, las bendicione­s y el poder Te pertenecen, oh, Dios, no tienes copartícip­e [en la adoración]”.

Un compañero del Profeta dijo al describir el lema del éste durante la peregrinac­ión: “Empezó pronuncian­do la unicidad absoluta de Dios”.

Según afirmó el Profeta Muhammad cuando le preguntaro­n sobre la peregrinac­ión a La Meca o Hajj, “es una de las mejores obras y de las más excelentes”.

Es una oportunida­d magnánima para conseguir el perdón de Dios, ya que dijo el Mensajero de Dios Muhammad: “Quien peregrine y se abstenga ( durante los días de la peregrinac­ión) de las relaciones maritales y no cometa ninguna obscenidad, volverá de la peregrinac­ión puro como el día que le dio a luz su madre” es decir, sin pecados.

También para la salvación del Fuego. Dijo el Profeta: “No hay mejor día y en el que Allah libera a más gente del Fuego que el día de Arafat”. Y también: “La peregrinac­ión bien realizada y aceptada por Allah no tiene otra recompensa que el Paraíso”.

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ARCHIVO La Meca. Como cada año, la multitud de fieles llegó en los últimos días al destino sagrado en cumplimien­to del quinto pilar del Islam.

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