Clarín - Valores Religiosos

Un calendario singular

Claves del almanaque hebreo, que mezcla el ciclo lunar con el solar.

- Tzvi bar Itzjak Especial para Clarín

L os antropólog­os, que investigan caracterís­ticas del hombre y su cultura, sostienen que desde su origen, la particular­idad exclusiva del ser humano ha sido la de querer someter al tiempo y a la naturaleza para, supuestame­nte, reinar en ellas. Por eso, crearon sistemas ingeniosos por demás, convencido­s que relojes y almanaques dominarían los espacios y las épocas, las noches, los días y las semanas.

El calendario hebreo es uno de estos intentos, y tiene una antigüedad cuya raíz se remonta a la Biblia misma. Mientras que el calendario gregoriano es exclusivam­ente solar y el musulmán exclusivam­ente lunar, el judío es luni-solar.

El calendario hebreo fue creado por el sabio Hilel II en el siglo IV a.e.c. El mismo permitió calcular las fechas exactas de la aparición de la luna nueva y combinar los tiempos de inicio de las estaciones de la naturaleza.

Para comprender algo de su sofisticac­ión debemos partir de la base que el calendario hebreo mezcla el ciclo solar (que se mide a partir del tiempo en el que la tierra gira alrededor del sol y determina el año y las estaciones), con el ciclo lunar (que se calcula por el tiempo en el que la luna tarda en rodear la tierra, lo que determina la división de los meses).

Dado que los calendario­s solar y lunar no coinciden, así como el calendario gregoriano añade un día cada 4 años para que pueda cerrar perfectame­nte, en el calendario hebreo se agrega un mes adicional en un ciclo de 8 años, lo que permite una concordanc­ia en- tre los tiempos solar y lunar. Los meses hebreos llevan nombres distintos a los del calendario gregoriano. Son de origen babilónico y datan de la época en la que el pueblo hebreo se encontraba exiliado en esas tierras (año 586 a. e. c - 516 a.e.c.).

En el calendario judío los años se cuentan desde la simbólica creación del mundo. Su cómputo se hizo en el siglo II e.c., sumando la cantidad de generacion­es que van desde los tiempos de Adán y Eva, según lo registra el relato bíblico. Ahora estamos transcurri­endo el 5776.

El mes adicional comienza el día de mañana (jueves). Su nombre es Adar- bet.

Vale la pena destacar que la Se- mana Santa Cristiana se fija coincident­emente con cálculos vinculados al calendario judío.

Woody Allen suele decir con ironía que le interesa el futuro ya que es el sitio donde lo encontrará el resto de su vida, también amerita recordar el sabio proverbio árabe que dice que lo pasado a veces se fuga, que el futuro todavía se encuentra ausente, pero que el presente puede ser nuestro.

Repasar las particular­idades de los calendario­s en la diversidad de las culturas, resulta un buen motivo para reflexiona­r alrededor de las cosas buenas que suceden en nuestra existencia, que nos rememoran lo pretérito y que nos llenan de esperanza, dando encanto al porvenir.

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Antigüedad. El calendario hebreo fue creado por el sabio Hilel II en el siglo IV a.e.c.

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