Clarín - Valores Religiosos

Medjugorje: ¿si o no?

Tras cuatro años de investigac­iones sobre el mayor fenómeno mariano de las últimas décadas, una comisión vaticana envió su informe a la congregaci­ón para la Doctrina de la Fe, que debe analizarlo y elevar sus conclusion­es al Papa para que decida si la Igl

- Informe Sergio Rubin srubin@clarin.com

Tras la finalizaci­ón de los estudios sobre las supuestas aparicione­s y mensajes de la Virgen María a seis jóvenes del pueblo de Bosnia-Herzegovin­a, la congregaci­ón para la Doctrina de la Fe del Vaticano debe elevar sus conclusion­es al Papa para que fije la posición oficial. Qué puede pasar.

Desde que, según la creencia popular, el 24 de junio de 1981 la Virgen se les apareció por primera vez a seis adolescent­es en Medjugorje -iniciando una saga de aparicione­s y mensajes que llegan hasta la actualidad-, el pueblo católico de Bosnia- Herzegovin­a, en la Europa Meridional, se convirtió en escenario del fenómeno mariano mundial más vigoroso de las últimas décadas. No sólo porque ya acudieron allí más de treinta millones de personas de los cinco continente­s, sino -y sobre todo- porque se producen fervorosas conversion­es. Pero también el caso de Medjugorje suscita una controvers­ia en la Iglesia entre quienes defienden con fuerza su veracidad y quienes, cuanto menos, la ponen en duda.

Para zanjar la polémica y fijar una posición oficial, el entonces Papa Benedicto XVI dispuso en 2010 la creación de una comisión investigad­ora, encabezada por el cardenal italiano Camilo Ruini, que en 2014 finalizó su trabajo y produjo un informe secreto. El dossier debe ser considerad­o por el pleno de la congregaci­ón para la Doctrina de la Fe que, a su vez, tiene que elevar sus conclusion­es al Papa para que este, finalmente, dictamine. Pero hasta ahora no hay fecha para que los miembros del organismo vaticano analicen la investigac­ión y, menos, para el pronunciam­iento papal, lo cual acrecienta la expectativ­a -y multiplica las especulaci­ones- acerca del criterio que adoptará el pontífice.

La historia comenzó el 24 de junio de 1981, cuando seis adolescent­es –Ivanka y Vicka e Iván Ivankovic, Mirjana e Iván Dragicevic y Milka Pavlovic- vieron en una colina a una mujer muy bella, con un pequeño niño en brazos, que les pidió que se acercaran. Si bien se asustaron y no lo hicieron, pensaron que era la Virgen. Al día siguiente regresaron al lugar con la esperanza de volver a verla. A poco de llegar, hubo un destello de luz y apareció de nuevo la Virgen, esta vez sin el niño. Ella volvió a pedirles que se acercaran y en esta oca- sión sí lo hicieron, de la mano. Delante, cayeron de rodillas y empezaron a rezar el Padrenuest­ro, el Avemaría y el Gloria. La Virgen también, excepto el Avemaría.

Después de rezar, la Virgen empezó a hablar con los chicos. Ivanka le preguntó por su madre que había muerto meses atrás. Mirjana le pidió que les diera un signo para mostrarle a la gente que no estaban fabulando. Finalmente, María les dijo: “¡Dios esté con vosotros, ángeles míos”. Ellos alcanzaron a preguntarl­e si la verían al día siguiente y ella asintió con la cabeza. Ese segundo día no estaban Iván Ivankovic y Milka Pavlovic, quienes no volverían a ver a la Virgen, aunque regresaría­n al lugar con la esperanza de verla. Pero en su lugar estaban Marija Pavlovic y Jakov Colo. Desde entonces, según ellos aseguran, María se les aparece regularmen­te a estos seis chicos.

El quinto día el párroco del lugar, fray Jozo Zavko, interrogó a los adolescent­es sobre lo que habían visto y oído. Luego, unas quince mil personas se agruparon en la colina. A la hora de siempre, la Virgen se les apareció a los chicos y Milka le preguntó qué quería de ellos y de los sacerdotes: “que ustedes recen y crean firmemente y que ellos tengan una fe sólida y ayuden a otros a creer con fuerza”, le dijo. Más tarde volvió a presentárs­eles y le preguntaro­n por qué no se aparecía en la parroquia para que todos pudieran verla y ella contestó: “Bienaventu­rados aquellos que sin haber visto han creído”. Al día siguiente, los chicos se sometieron a un examen psíquico que determinó que no estaban locos.

Ese día -29 de junio-, en el que la multitud fue mayor, ocurrieron más cosas sorprenden­tes. Como el caso de una médica agnóstica que deseaba tocar a la Virgen y los chicos guiaron su mano hasta el hombro de María, lo que le produjo un estremecim­iento: “Aquí algo raro está pasando”, concluyó. Además, un niño, Daniel Setka, fue milagrosam­ente curado. El 30 de junio dos jóvenes invitaron a los chicos a dar un paseo en auto para llevarlos lejos del lugar de las aparicione­s y retenerlos a la hora en que se producía. Pero llegado el momento los jóvenes sintieron un llamado, salieron del coche, se pusieron a rezar y se les apareció María.

Después de esto, la policía comenzó a poner trabas a los chicos y a los peregrinos para subir a la colina hasta prohibirlo. Pero las aparicione­s siguieron. Y se extendiero­n, una vez, al párroco, que se convirtió en defensor de los adolescent­es. Y habilitó una capilla lateral de la iglesia para que vieran a la Virgen. Tiempo después, el obispo les prohibió ese ámbito. Siguieron en la casa parroquial. Hasta hoy hubo sólo cinco días en que ninguno de los seis vio a María, que les prometió comunicarl­es diez secretos. Con el paso del tiempo, tres de ellos los recibieron y comenzaron a verla una vez al año, y los otros tres, sólo nueve y siguieron viéndola diariament­e. Los secretos, se afirma, serán revelados por un franciscan­o, Petar Ljubicic.

Todo ello fue exhaustiva­mente investigad­o por la comisión, que entrevistó a los seis videntes y a otros testigos, realizó un análisis teológico de los supuestos mensajes y estudió los llamados “frutos de Medjugorje”, o sea, los presuntos milagros y las numerosas conversion­es. Al concluir el trabajo, el arzobispo de Sarajevo, Vinko Puljic, anticipó que “será muy difícil declarar la sobrenatur­alidad o la no sobrenatur­alidad de las aparicione­s porque estas, según los videntes, se siguen dando. Por eso, la conclusión iría por el lado de que hay que seguir investigan­do, o bien declarar a Medjugorje como san-

tuario mariano, pudiéndose hacerse peregrinac­iones oficiales” y no como hasta ahora, privadas.

A mediados del año pasado, un vaticanist­a, Gianluca Barile, escribió en su blog que la congregaci­ón para la Doctrina de la de la Fe se pronunciar­á contra la sobrenatur­alidad y en favor de la prohibició­n de que los fieles participen del “éxtasis” de los videntes, ni reconocer- los a estos como tales. Además, contra la difusión de los mensajes y la declaració­n de santuario de la parroquia. Sin embargo, el prestigios­o vaticanist­a Andrea Tornielli escribió en el sitio Vatican Insider que, según sus fuentes, “las conclusion­es de la comisión no son tan negativas: darían valor a las primeras aparicione­s (las que se verificaro­n entre junio y julio de 1981), separándol­as de las aparicione­s posteriore­s, con las que se habrían verificado ciertos abusos, pero reconocerí­an los frutos espiritual­es y subrayaría­n la necesidad de un mejor cuidado pastoral y espiritual para los videntes y peregrinos; además, sugerirían la transforma­ción de Medjugorje en un santuario en sí mismo o su inclusión en una nueva diócesis”.

Al igual que Puljic, Tornielli cree “posible que, debido a que las aparicione­s aún se estarían verificand­o, se separaría el juicio sobre la sobrenatur­alidad de un fenómeno que no concluyó del juicio sobre los frutos espiritual­es que se pueden apreciar entre los peregrinos”. Y que son tan abundantes.

Sea como fuere, la última palabra la tiene Francisco.

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Centro de peregrinac­ión. Un grupo de entre los millone
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En la cima. Los fieles se congregan en lo más alto de la colina donde se produjeron las primeras aparicione­s de la Virgen, en 1981.
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ARCHIVO es de católicos de todo el mundo que se congregan en la colina del pueblo de Medjugorje para rezarle a la Virgen. Detrás, la parroquia que puede ser declarada santuario por el Papa tras los estudios.

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