Una justa reivindicación
Después de la tormenta. Al inaugurar la sede de Scholas en Roma, el Papa destacó la obra de esa fundación pontificia tras las críticas a sus directivos en la Argentina.
A las puertas del verano en el hemisferio norte, en la tarde del viernes pasado hacía mucho calor en Roma. Minutos antes de las 5 de la tarde el Papa Francisco dejó la residencia Santa Marta y se dirigió al barrio del Trastevere, más precisamente al Palacio de San Calixto, para inaugurar la sede de Scholas Occurrentes. Acaso en el viaje pensó en las complejidades que tiene el estar al frente de la Iglesia, en quiénes confiar entre las personas cercanas y de cómo pre- servarse de tantos oportunistas que llevan y traen verdades y mentiras. Y, en fin, en las calumnias de periodistas, que pueden llevar a un error de juicio acerca de personas que siempre fueron de confianza. Y de las cuáles no estuvieron exentos las cabezas de Scholas.
A los directores de Scholas, José del Corral y Enrique “Quique” Palmeyro, los conoci en Buenos Aires: ambos fueron seminaristas y se dedican a la educación. Quique fue director de Enseñanza Privada en la Ciudad. José se desempeñaba en la Vicaría de Educación del arzobispado porteño. Junto al Instituto del Dialogo Interreligioso (IDI) que co- presido, llevaron adelante un exitoso programa llamado “Escuela de Vecinos”, mediante el que alumnos de colegios, católicos, evangélicos, judíos, musulmanes y públicos estudiaban alguna problemática social que ellos mismos elegían y luego redactaban con expertos un proyecto de ley para enfrentarla que era presentado ante el ministro de Educación y a legisladores de la Ciudad con el anhelo de ser convertido en ley.
Cuando Francisco asumió el pontificado los convocó al Vaticano y creó Scholas Occurrentes con el fin de promover la i nclusión social y el acceso a una educación con valores. Y, en general, de propiciar la cultura del encuen- tro, camino hacia la paz. Ello a través de iniciativas que apelan a las nuevas teconologías, el arte y el deporte. .Scholas Occurrentes es hoy una fundación pontificia que está presente en 190 países y cuenta con una red educativa que comprende a más de 446.000 escuelas de todas las principales religiones y no confesionales, tanto privadas como públicas.
En la inauguración participaron dignatarios religiosos, representantes de asociaciones educativas y la ministra de Educación de Italia, Valeria Fedeli, entre otras autoridades. Para la ocasión no podían faltar los jóvenes, los destinatarios de las obras de la fundación pontificia. Los italia- nos que esta semana comenzaron el programa Scholas Ciudadanía, tendiente a crear conciencia cívica. Pero también de Colombia, Haiti, Paraguay, Argentina, Brasil, México, España y los Emiratos Árabes Unidos, entrelazados a través de internet.
Fue linda la reivindicación pública del trabajo de Scholas que hizo Franciscoa en la ocasión cuando exclamó: “¡Gracias por el trabajo que hacen! ¡Gracias a todos los que trabajan por Scholas! Todo tiene un sentido, donde cada uno tiene su propia peculiaridad, su propia riqueza y ése es el desafío de Scholas. Buscar cuál es la peculiaridad de cada uno, cuál es su riqueza para que la comparta con los demás.”
Y dirigiéndose a Del Corral y Palmeyro completó: “También quiero agradecerles a estos dos locos que empezaron con un olivo allá lejos en Buenos Aires para enseñarnos que todos tenemos un sentido en la vida, algo que dar, y todos tenemos que abrirnos para recibir del otro y así nos vamos globalizando humanamente, no animalmente. Gracias un abrazo grande. Que Dios los bendiga y recen por mí”.