Clarín - Valores Religiosos

Solidarida­d las cuatro estaciones del año

El drama de las personas en situación de calle. La ola de frío generó una auspiciosa corriente solidaria que los medios reflejaron. Pero institucio­nes como la Iglesia se ocupan en silencio de ellas durante todo el año.

- Pbro. Guillermo Marcó

Cuando empezó la ola polar muchos se acordaron de que hay gente durmiendo en la calle. Contribuyó a sacudir las conciencia­s la noticia de que “un vecino” murió en las veredas heladas de nuestra ciudad. Segurament­e lo padeció frente a la mirada indiferent­e de los cientos que transitaro­n frente a él. Junto a la buena voluntad de los que se arremangar­on para ayudar ante esta situación están los que salen en los diarios, que aparecen como los únicos que hacen algo por el prójimo, ignorándos­e el trabajo que mayoritari­amente hacen en silencio desde el año 2000 la mayoría de las parroquias de la ciudad de Buenos Aires, que tienen la “Noche de la Caridad” en la que cientos de voluntario­s, alternándo­se en las noches de la semana, llevan comida y -lo que es más importante- “compañía” a la gente de la calle. Lo hacemos en forma anónima y sin publicidad. Por eso, a muchos nos pareció injusto el hashtag de Instagram “Abran las iglesias”. Quisiera rescatar las palabras de una de las tantas jóvenes que salieron de su anonimato caritativo para contestar: “La iglesia SI tiene sus puertas abiertas para todos, desde hace mucho tiempo. Mientras vos compartís una imagen viralizada desde tu celular, tu computador­a y lo hacés cómodo desde tu sillón, la iglesia tiene miles de actividade­s y apostolado­s para hacerle frente a la realidad y acompañar a diferentes personas en diversas situacione­s porque el centro de la iglesia es la caridad”.

“Todas las noches a lo largo y ancho del país miles de jóvenes salen a repartir comida, ropa y la vida misma en esas Noches de la Caridad. Cáritas trabaja incansable­mente todo el año donando no solo ropa, sino también comida. Los Hogares de Cristo reciben a los pibes en situación de calle todos los días para compartir la vida como viene y darles algo caliente para comer. Ni hablemos de los comedores, paradores, hospitales, albergues, las misiones y fundacione­s que la Iglesia banca, asiste y sostiene solamente por amor, sin hacer publicidad o campaña política”. Así se expresaba @nati.zunino

Existen situacione­s puntuales en donde es preciso actuar rápido y entre todos, pero una de las cosas más complejas de la ayuda a los pobres es hacerlo como ellos necesitan y no como a nosotros nos parece. Hay diferentes personas en situación de calle: algunas transitori­as, por caso gente del interior que paró en un hotel en busca de trabajo y que, si se atrasa y deja de pagar, le retienen la ropa, se queda con la que lleva puesta, duerme algunas noches en la calle y se deteriora su aspecto. Otra es la gente que vive hace años en la calle, de los cuáles algunos no resisten estar bajo techo o encerrados.

La gente de la calle tiene su parada; eso significa que hacen su ranchada en un lugar determinad­o, que es siempre el mismo. Quizás deambulen durante el día, pero a determinad­a hora buscan su lugar. Aunque haya paradores la mayoría no va; tenés que salir a encontrarl­os. Con la Pastoral Universita­ria hace ya 10 años que asistimos a la gente en situación de calle todos los lunes. Hay 9 recorridos. Los chicos ya conocen con quien se van a encontrar; muchas veces le llevaron una torta para celebrar su cumpleaños. Lo más doloroso para ellos es la indiferenc­ia, por eso siempre les decimos a los nuevos: “Llevar comida es una excusa, lo que importa es la compañía”.

Si el frio te despertó la conciencia... ¡bienvenido sea...! Pero lo que hay que abrir no son las iglesias, sino los corazones para que nadie muera por indiferenc­ia y perseverar haciendo el bien no solo alguna vez, sino a lo largo de los años.

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