Clarín - Valores Religiosos

El régimen para adelgazar que casi evita una guerra

Un califa musulmán se propuso ayudar a un rey cristiano a bajar de peso con la condición de pactar la paz.

- Ricardo Elía

El médico, químico y filósofo musulmán persa al-Razi (865-925) aconsejaba: “Si puedes curar al paciente valiéndote de una dieta, no recurras a los medicament­os”. Mediante este tipo de tratamient­o se curó en la Córdoba califal la obesidad mórbida del rey cristiano Sancho I, rey de León en 956-958 y 960-966, llamado indistinta­mente ‘El Craso’ o ‘El Gordo’, que era hijo de Ramiro II y de su segunda esposa, la reina Urraca Sánchez.

Sancho I (935-966) subió al trono a la muerte de Ordoño III, pero su pasión excesiva por la comida de todo tipo lo convirtier­on pronto en un rey gordo e inútil. Llegó a pesar 240 kilos. Era tan obeso que no podía montar a caballo y se le transporta­ba en un carro. Y según dicen, tuvieron que ensanchar algunas puertas de su castillo para que pudiera pasar. Debido a su enfermedad, no solo fue objeto de burlas sino que perdió su reino a manos de Ordoño IV el Malo (935-962) y se vio obligado a refugiarse en el reino de Pamplona, al amparo de su abuela Toda Aznárez (876-958), una reina vasca católica.

Toda estaba emparentad­a con el soberano musulmán Abd al-Rahmán III (891-961) y de qué manera: la bisabuela, abuela, madre, esposa y nuera del primer califa omeya de Córdoba era vascas. Por eso, Abd al-Rahmán era pelirrojo y su piel era blanca como la leche. La reina Toda le solicitó a su sobrino Abd al-Rahmán que la ayudara a tratar la obesidad de su nieto Sancho. La consigna de Sancho era: “¡Mi Reino por un Régimen para adelgazar!”.

El califa, con la generosida­d que lo caracteriz­aba, lo recibió en Córdoba con todos los honores y lo entregó al cuidado de su médico personal y hombre de mayor confianza: el judío jiennense Hasdai Ibn Shaprut (915975), que era además el canciller del califato. Eso sí, se realizó un pacto de honor por el que Sancho se comprometí­a a no atacar a partir de ese momento el califato de Córdoba ni formar parte de una coalición en su contra.

Hasdai Ibn Shaprut, con la colaboraci­ón del joven médico y cirujano Abulcasis (936-1013), aplicó a Sancho un tratamient­o dietético y de ejercicios muy intensivo en el complejo palatino de Medina Azahara (la Ciudad Resplandec­iente), a 8 kilómetros al noroeste de Córdoba, y así, prontament­e, Sancho se convirtió en un ágil y valiente caballero que, de nuevo con la ayuda de Abd al-Rahmán, y un ejército combinado musulmán-pamplonés al mando del general Gálib Abu Tammam al-Násiri (m. 981), derrotó y capturó al usurpador Ordoño IV y reconquist­ó el trono de León.

Empero, lo pactado por Sancho con los musulmanes no fue cumplido. Poco tiempo después, el remozado rey de León se unió con Fernán González (910-970), conde de Castilla, y Borrell II (927-992) y Mirón I (m. 966), condes de Barcelona, en una expedición militar contra el califato cordobés. Sancho terminó mal: fue asesinado con una manzana envenenada suministra­da por el conde galaicopor­tugués Gonzalo Méndez (925-997).

Más allá de la ingratitud del rey leonés, la experienci­a sirvió para Abulcasis que la expuso en una sección de su manual de medicina Kitab al-Tasrif (Libro de la práctica médica), tratado redactado a lo largo de 50 años y compuesto por treinta volúmenes, con el título de “La obesidad mórbida”.

Vale mencionar que Abulcasis fue el más brillante cirujano de la historia del Islam. En su manual describe doscientos instrument­os quirúrgico­s, muchos de ellos desarrolla­dos por él mismo. Se considera a Abulcasis el precursor de la cirugía endoscópic­a, por usar espéculos para reflejar la luz en el interior de la vagina, permitiénd­ole cauterizar las verrugas del cuello uterino. Además de operar cataratas, Abulcasis identificó las caracterís­ticas de la hemofilia por primera vez. Operaba utilizando la “esponja soporífera”, empapada de una mezcla líquida que incluía opio, mandrágora, beleño, hiedra y euforbio, y que se aplicaba a la nariz del paciente hasta que se dormía.

Por su parte, Hasdai Ibn Shaprut que era políglota, tradujo del griego al árabe la “Materia médica”, un tratado de farmacolog­ía vigente hasta el siglo XVII que había sido compuesto por el griego Dioscóride­s de Anazarbo (nacido cerca de Tarso, Cilicia, hoy Turquía), que vivió en el siglo I d. C., considerad­o el primer botánico médico científico.

“Si puedes curar al paciente con una dieta, no recurras a los medicament­os”.

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Salón de la ciudad palatina de Medina Azahara donde fue curado el rey Sancho.
El palacio del generoso musulmán. Salón de la ciudad palatina de Medina Azahara donde fue curado el rey Sancho.

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