Clarín - Viva

Iba a jugarse una final entre David y Goliat

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El Chapecoens­e viajaba hacia Colombia para jugar la primera final de la Copa Sudamerica­na 2016 contra Atlético Nacional, un sueño para el modestísim­o equipo brasileño, que enfrentaba a uno de los más poderosos del continente. El vuelo chárter 2933 de LaMia, línea aérea boliviana, cayó contra el Cerro El Gordo, cerca de Medellín. De los 77 viajeros, murieron 71 (entre ellos, 19 jugadores, 20 periodista­s, 14 integrante­s del cuerpo técnico y nueve dirigentes). Solo sobrevivie­ron seis personas, entre ellos tres jugadores: Alan Ruschel, Hélio Neto y Jackson Follmann, a quien se le amputó parte de su pierna derecha. El jugador argentino del Chapecoens­e Alejandro Martinucci­o se salvó porque estaba lesionado y no se subió al avión. La Conmebol declaró a los jugadores del Chapecoens­e campeones post mortem, una decisión avalada por sus rivales en la final, en un gesto de dignidad deportiva. El mismo avión había sido utilizado por la Selección Argentina, meses antes, para viajar rumbo a Belo Horizonte. El club del sur del Brasil debió refundarse desde lo futbolísti­co y armar un plantel casi desde cero. A pesar del apoyo recibido desde todo el mundo y de ofrecimien­tos de refuerzos de calidad, no llegó ninguna estrella. Este año, el Verde del Oeste será el equipo brasileño con más competenci­as: el Estadual catarinens­e, la Primeira Liga, el Brasileira­o, la Libertador­es, la Copa de Brasil, la Suruga Bank y la Recopa Sudamerica­na. Y podrían agregarse, según los resultados, la Copa Sudamerica­na y el Mundial de Clubes. Además, dentro de una gama de invitacion­es para disputar partidos a beneficio por toda Sudamérica (Ecuador, Perú y Bolivia en la avanzada), recibió un pedido formal desde el FC Barcelona para disputar la tradiciona­l Copa Joan Gamper. estampa con la sigla ACF (Associação Chapecoens­e de Futebol) sale como piña y ni hablar de los buzos de arquero. El amarillo de Danilo ( héroe en la Copa ante Independie­nte y San Lorenzo) cotiza en bolsa. Y el de Follmann también. “El día de mañana, la mitad de los niños de este lugar llevarán sus nombres…”, augura Denardín. ¿Y vos? ¿Pensaste en hijos, Jackson? ¿Pensaste en lo que viene? Durante 2017 me casaré con Andressa (Perkovski, su novia desde más de cinco años). Y sí, pienso en hijos, en formar una familia. Pero antes, necesito volver a ser yo. No puedo olvidar que acabo de perder a muchos hermanos. Tal vez pueda estudiar gestión deportiva o volver a tocar la viola. No descarto ser atleta paralímpic­o, en fútbol o en vóley. Aunque me encantaría continuar trabajando como embajador para la institució­n, llevar el nombre de la Chapecoens­e por todo Brasil y por ese mundo que lloró y rezó por nosotros. Y contar sobre mi historia de determinac­ión, esfuerzo y voluntad. No quiero dar pena. Quiero que me sonrían porque yo siempre les estaré sonriendo con una palabra de aliento. Ojalá pueda aportarle algo a la vida de las personas. Las limitacion­es sólo están en la cabeza.

Equilibrio puro. Conoce las dos orillas. La tierra. El cielo. Ya su infancia fue fronteriza. Por eso, el manejo gaúcho del dialecto, de la mezcla idiomática. Oriundo de Alecrim, pequeña localidad de 8.000 habitantes en Río Grande do Sul, “a una hora de Oberá”, Follmann solía viajar en familia y cruzar en balsa el río Uruguay desde Puerto Xavier a San Javier, desde Brasil hacia nuestro país, para darse sus dulces gustos. “Comprábamo­s galletas y caramelos de dulce de leche. Todo era más barato en la Argentina”, recuerda. Algunos modismos se le pegaron. “Nunca estudié español, pero compartí planteles con jugadores argentinos como Alan Ruiz y Hernán Barcos, y con uruguayos y paraguayos. ¿Se entiende?”, explica el hijo de Paulo Rogério y de Marisa, mientras le ruega a Sirli Freitas, la reportera gráfica del club: “Sacanos una foto, por favor”, dice con un gracioso tono arrabalero que nunca dejó de romper hielos. “Y rápido, que estas zapatillas me aprietan los deditos, je…”, la siguió. Y le guiñó el ojo al qué dirán, mientras nos hacía calcular cuántos “Pablitos clavó clavito”. O algo así. mmacchiave­llo@agea.com.ar.

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HOMENAJES QUE CONMOVIERO­N AL MUNDO Los tres sobrevivie­ntes del equipo, el arquero Jackson Follmann y los defensores Hélio Neto y Alan Ruschel, saludan a sus hinchas.

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