Marrale teje como artesano sus personajes
Tuvimos con Jorge un encuentro interesante. Logramos una buena empatía que le permitió hacer un recorrido por su biografía, pero además pudimos repensar y descubrir variables que enriquecieron la charla, apartándola de lo supuestamente previsto. Jorge no tuvo apuro pero sí constancia. Finalmente, la decisión en desplazarse del supuesto proyecto inicial a ese otro, el suyo, que a través de distintas experiencias lo ubica en ese actor que es hoy. Pero hay dos relatos donde aparece un punto sugestivo y que permite iluminar simbólicamente su quehacer. Al primero lo podríamos llamar, casi jugando: “Papá arreglaba de todo”. El otro título, más clásico, sería: “La sastrería de mi tío”. Aquel tío que sabía confeccionar y cortar las medidas y los talles. En ambos casos tendríamos a observadores atentos y reparadores siempre disponibles. ¡Vaya estímulo para este creador y confeccionista de personajes! ¡Y mucho contenido a las aristas, formas y colores de tantos protagonistas! Los afectos, esenciales en el carácter de Marrale, fueron aquellos que despertaron y mantuvieron la atención de su vocación. Esto también tiene que ver con su humildad, que habilita sus ganas de aprender de aquellos que despiertan su curiosidad y de aquellos a quienes valora. Por eso se anima a transitar distintos medios y géneros, logra credibilidad emocional y deja pendiente para el futuro algunos textos de historia que tiene para contar. Siente que tiene que madurarlo para aceptar el desafío. Así como su padre fue una figura central para comprender quién es él, también está su propio lugar de padre. Sabe que es el mejor de los papeles. También el más rico y más complejo.