ROMPER Y CREAR
Huevos. Blanca propone usarlos para recordar el 25 de Mayo con sabores de la infancia.
BLANCA DE FERIA
La cercanía de una fecha patria hace que me invada una profunda nostalgia. Y un tropel de recuerdos me lleva a paladear sabores perdidos en el tiempo. El locro que hacía mamá, los pastelitos hojaldrados, almibaradísimos y cubiertos con grageas de colores… Platos típicos para celebrar el 25 de mayo. Es que el calendario, con sus festividades, nos invita desde siempre a sentarnos a la mesa en familia o con amigos. Son tiempos de reencuentros, de diálogos interminables, de anécdotas, de recuerdos dulces y a veces nostálgicos. Como cuando con mi hermano mellizo nos peleábamos por atrapar de la fuente del puchero el huesito de caracú para soplarlo sobre una rodaja de pan de campo. O cuando mamá aparecía con una fuente re- bosante de arroz con leche cubierto por una gruesa capa de canela y nos preparábamos para ser los primeros en probarlo. Al fin y al cabo, la existencia es esto: un ir y venir de momentos vividos que nadie es capaz de atrapar para siempre ni tampoco borrar de nuestra memoria. ¿ Celebramos el 25 con algo dulce? Podemos rescatar un plato de la época colonial. Por ese entonces la leche y los huevos eran los principales protagonistas, debido a la influencia árabe, española y, en especial, la de los conventos ya que las monjitas recibían las yemas sobrantes de los vitivinicultores, que clarificaban sus vinos con claras. Así nacieron flanes, natillas, tocinos del cielo, huevos quimbos… ¿Se anima a reeditar la antigua receta de los huevos quimbos? Encomiéndese al santo de su devoción y venga conmigo a la cocina.