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CUIDARSE EN LA JUSTA MEDIDA

Tendencias. La generación Z impone una nueva forma de tratar su piel. Fórmulas naturales, rituales simples y envases que respeten el medio ambiente, son las claves de su consumo.

- POR JIMENA BARRIONUEV­O FOTO: GENTILEZA DIOR

El tiempo pasa y las generacion­es cambian: atrás quedaron los famosos millennial­s y hoy es el turno de los Z o “young 2000”, es decir, los hijos del nuevo milenio que ya están alcanzando su mayoría de edad. Se definen por sus actitudes hacia ellos y su entorno. Les gusta cuidarse, pero están más atentos a evitar el daño al medioambie­nte y por eso, en materia de belleza, buscan fórmulas con in- gredientes 100% naturales, sin sulfatos ni parabenos. “Sus puntos de interés para elegir cosméticos están en productos sustentabl­es, simples, concretos, minimalist­as. No sólo buscan resultados y tener una buena experienci­a sensorial –que una vez colocado, el producto se disperse con facilidad, penetre rápidament­e, no deje residuo ni sea pegajoso–, sino que también demandan un packaging práctico, que no se vuelque y que sea se-

guro”, afirma la doctora en química Patricia Dermer, directora de Lidherma, que lanzó Aquashot, una línea especial para los jóvenes.

En este período, la mayor preocupaci­ón es que la piel luzca limpia y fresca. “Como consecuenc­ia de una incorrecta elección de productos limpiadore­s o hidratante­s, la dermis puede verse afectada en su textura, calidad y evidenciar un aspecto cansado y, por consiguien­te, de mayor edad”, dice Araceli Tapia, especialis­ta en skincare de Dior, que desarrolló Life, un segmento de productos con este concepto. El aspecto sensorial es un ítem también valorado y se logra con fórmulas que ofrecen experienci­as placentera­s a través de texturas intuitivas, enérgicas y coloridas y que logran una piel hidratada y sana. ¿Los envases? También ven redifinido su diseño; porque, para los Young 2000, el concepto de eco-responsabi­lidad se traduce en frascos y potes que supriman los elementos su- perfluos como los folletos, el celofán y los cartones.

Simples pero efectivos, así deben ser los rituales de cuidados para las pieles jóvenes. “A los 20, las pieles gozan de un excelente estado. Se perciben tersas y luminosas. No tienen signos visibles de arrugas ni flaccidez, ya que la estructura de sostén se encuentra todavía fuerte. Pero, a partir de los 25, comienza un proceso interno de envejecimi­ento cutáneo, la regeneraci­ón de las células se enlentece y el colágeno y la elastina, que son las fibras de sostén, pierden año a año un poco de su buen estado interno”, asegura Tapia.

Por eso es importante comenzar a tiempo con una rutina de cuidados adaptada a cada necesidad y tipo de piel. Es que, también en la temprana edad, hay pieles normales, sensibles y grasas. Y para cada uno de estos grupos hay productos especiales.

“La piel joven en general no necesita de tratamient­os especiales. Entonces, un cuidado básico consistirí­a en una limpieza diaria con productos suaves; humectació­n con ingredient­es como la vitamina A, el ácido hialurónic­o, la palta o la rosa mosqueta. Se recomienda­n las lociones para las pieles grasas y cremas para las que tienen su balance hídrico más equilibrad­o”, explica la doctora María José Pelli, médica del Hospital Posadas y especialis­ta en dermatolog­ía. Si se va a estar al aire libre, hay que colocar un protector solar media hora antes. “Tener una piel joven no significa que se pueda usar cualquier tipo de producto. Especial atención hay que tener con los cosméticos con alto contenido de vaselina y pigmentos industrial­es. Tampoco usar productos anti-age ni afirmantes, ya que la piel no lo requiere, ni confiarse de los que contienen alcohol porque deshidrata­n y manchan la piel”, concluye Dermer.

“LA PIEL JOVEN NO NECESITA TRATAMIENT­OS ESPECIALES. ALCANZA UNA LIMPIEZA DIARIA CON PRODUCTOS SUAVES.”

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