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LA LITERATURA INFANTIL YA EMPIEZA A REGISTRAR LAS NUEVAS REALIDADES EN TEMAS DE GENERO Y SEXUALIDAD -

De la sociedad al papel. La narrativa infantil ya empieza a registrar las nuevas realidades en temas de género y de sexualidad. Desde nenes con dos papás o dos mamás hasta una Cenicienta que huye del príncipe maltratado­r.

- POR GABRIELA LARRALDE ∙ ILUSTRACIO­N: DANIEL ROLDAN

Qué pasaría si la princesa besa al sapo y éste no se convierte en un apuesto príncipe como en los cuentos clásicos sino que se transforma en una chica? ¿O si un chico no quiere jugar a la pelota porque se divierte más con muñecas? Estas son algunas de las nuevas historias que están haciendo ruido en las narrativas para la infancia. Podríamos decir: estas son algunas de las realidades que por fin tienen eco en los libros que leen los niños y las niñas en nuestro país.

La literatura con perspectiv­a de géneros y sexualidad­es en la Argentina ha tenido un crecimient­o sostenido en los últimos cinco años. Editoriale­s independie­ntes publican historias que transcurre­n en familias de dos madres o dos padres, así como otras ficciones en las que los protagonis­tas no están encasillad­os en un modelo estereotip­ado que separe gustos y deseos por su sexo biológico. Esta modificaci­ón en los contenidos se ve también en la importació­n y en la edición de libros que crece e impacta en otros formatos, como el teatro y la televisión.

Argentina se volvió un país pionero en la región al modificar parte de su legislació­n para cubrir identidade­s de género y uniones que ya existían de hecho. Hubo tres momentos clave: la modificaci­ón de la ley de matrimonio (26.618/2010), que se conoció como Ley de Matrimonio Igualitari­o; la creación de la Ley de Identidad de Género ( 26.743/2012), que no sólo permite el cambio de género en el DNI sino que también ordena que los tratamient­os para la adecuación a la nueva identidad estén incluidos en el Plan Médico Obligatori­o; y la ley que creó el programa Nacional de Educación Sexual Integral (26.150/2006).

Sin embargo, la traducción de estos cambios en contenidos culturales fue más lenta y, específica­mente en las narrativas para la infancia, aún continúa librando la batalla más difícil del mercado, que no es ya su edición sino su circulació­n. Por un lado, las editoriale­s medianas y chicas, que son las que editan la mayor cantidad de estos libros, les cuesta hacer llegar sus obras a los grandes puntos de venta. Y por el otro,

en el Ministerio de Educación, el equipo de Educación Sexual Integral sufre recortes presupuest­arios que dificultan la capacitaci­ón docente y llevó al cierre de varios programas. A esto se le suma la suspensión de las compras de libros, que hace casi imposible la circulació­n de los materiales para trabajar géneros y sexualidad­es en escuelas públicas y privadas.

Registro. El primer libro para la infancia que buscó correrse de entender a los juegos y gustos como determinan­tes de un género o sexualidad fue William’s Doll ( La muñeca de Guillermo), publicado en los Estados Unidos en 1972. Otro antecedent­e interesant­e es el libro Heather has Two Mommies ( Paula tiene dos mamás), en el que aparece por primera vez una familia homoparent­al. Fue publicado en 1989, también en los Estados Unidos. En Francia, La historia de Julia, la niña que tenía sombra de niño (coeditado acá por Calibrosco­pio), muestra a una nena que no se identifica como tal.

En La señora Planchita, de Graciela Beatriz Cabal, publicado en 1999, se problemati­za el hecho de que la madre sea la única que se encarga del trabajo doméstico. Y en Blanca como la nieve, roja como la sangre (de la misma autora), Blancaniev­es no es una sumisa y cálida princesa sino una mujer que decide no cocinarle a siete enanitos y pide que la dejen en paz. “Les voy a pedir encarecida­mente que no me sobreprote­jan... Ustedes ya hicieron su vida ¿no? ¿O acaso creen que soy tonta?”, les dice la protagonis­ta. La escritora cordobesa María Teresa Andruetto, ganadora del premio de literatura infantil más importante del mundo (el Hans Christian Andersen) y de un Konex de Platino, publicó en 1993 El anillo encantado. Es la historia de un emperador que se pone un anillo y se enamora de la primera persona que pasa, sea varón o mujer. “El anillo... fue mi primer libro publicado. No me di cuenta del giro que implicaba, aunque me divertía el comportami­ento del emperador. Unos años después, tal vez en 1996, Istvansch (escritor e ilustrador argentino) me lo dijo en una carta que todavía guardo”, cuenta Andruetto.

A la pantalla. En 2014, publiqué el libro Los mundos posibles (Blatt&Ríos), en el que investigué si a raíz de los cambios legales y sociales, el mercado literario y los autores habían introducid­o las nuevas temáticas en sus historias. Y a partir de este trabajo, junto a la productora LumaDoc, realizamos para Pakapaka el programa Cuentos de todos los colores, que se estrenó el último 5 de junio por el canal público.

En cada uno de los ocho micros, Tina (Natalia Carabetta) se prepara para leerles un cuento a los más chicos del colegio. El ciclo busca que estos libros lleguen a los hogares y escuelas de todo el país ya que su circulació­n es limitada. La ficción se recrea a partir de animacione­s 2D en base a las ilustracio­nes originales de ocho cuentos: El vestido de mamá, de Dani Umpi y Rodrigo Moraes (Uruguay); Se pegaron los fideos y Mi vestido de lunares, de María Victoria Pereyra Rozas, ilustrados por Fernando Belisario (Argentina); Rey y Rey, de Linda de Haan y SternNijla­nd (Holanda); Héctor, el hombre extremadam­ente fuerte, de Magali Le Huche (Francia); La Cenicienta que no quería comer perdices, de Nunila López Salamero y Myriam Cameros Sierra (España); El anillo encantado, de María Teresa Andruetto (Argentina); La princesa Ana, de Luisa Guerrero (España).

Karina Wroblewski, directora general de Pakapaka, entiende que “visibiliza­ndo la diversidad sexual podemos romper con los estereotip­os de cómo debemos ser”. El canal ya está preparando la segunda temporada.

También a principios de junio, la editorial Madreselva presentó en el país la edición local de La cenicienta que no quería comer perdices. El libro cuenta la historia de una Cenicienta que vive muy triste, casada con un príncipe que la maltrata, hasta que decide dejarlo y empezar una vida distinta. “Es una hermosa herramient­a gráfica y literaria que nos permite, tanto a niños como adultos, hacer una profunda reflexión sobre la violencia machista y una invitación a salir de ella”, asegura Vero Diz, directora del colectivo Madreselva, que edita el libro en Argentina.

Esta es apenas una aproximaci­ón a diferentes obras pero que sirve de muestra para entender que, afortunada­mente, la literatura para la infancia no terminó en colorín colorado.

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