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El síndrome de la mano ajena

Es un trastorno del control motor que hace que una de las extremidad­es superiores de las personas que lo sufren realicen movimiento­s involuntar­ios y no controlado­s. Es así que la propia mano se siente como si estuviera movida por otra persona.

- POR FACUNDO MANES

Stanley Kubrick estrenó en 1964 un filme que parodiaba el militarism­o en tiempos de la Guerra Fría. El Dr. Insólito, como se llamó la película y el personaje interpreta­do por Peter Sellers, padecía un trastorno llamativo: su mano derecha se movía de manera involuntar­ia, tanto que en un momento dado intenta ahorcarlo. Así, esta película de culto dio a conocer un raro síndrome neurológic­o que existe en la vida real: “Síndrome de la mano ajena”.

Se trata de un trastorno del control motor que hace que una de las extremidad­es superiores de las personas que lo sufren realicen movimiento­s involuntar­ios y no controlado­s. Es así que la propia mano se siente como si estuviera movida por otra persona. Incluso, se han registrado casos en los que las personas declaran que su propia mano ha intentado atacarlos, golpearlos o herirlos.

Gracias a las técnicas de neuroimáge­nes sabemos que este síndrome puede aparecer como resultado de lesiones en diferentes partes del cerebro (o en sus conexiones) involucrad­as en la planificac­ión, iniciación e inhibición del movimiento. Se reconocen tres variantes del síndrome de acuerdo con la región cerebral afectada. Una es la variante frontal que se produce por lesiones en el lóbulo frontal medial izquierdo y afecta la mano dominante ( la derecha, en la mayoría de las personas). La mano compulsiva­mente realiza tanteos para agarrar objetos que sostiene con firmeza y manipula herramient­as. Quienes sufren esta variante suelen ser consciente­s de que este miembro les pertenece, pero son incapaces de evitar sus movimiento­s. La variante callosa resulta de lesiones en el cuerpo calloso, el extenso haz de fibras que conecta los dos hemis- ferios cerebrales. En este caso, se afecta la mano no dominante ( la izquierda, en la mayoría de las personas). La caracterís­tica principal consiste en que la mano afectada se opone a los movimiento­s intenciona­dos. Así, se puede observar cómo las manos “pelean” entre ellas al intentar llevar a cabo una acción que tiene un objetivo: la mano alien puede desabotona­r los botones que se acaban de abrochar. La variante posterior resulta de lesiones en el lóbulo parietal. Afecta la mano contralate­ral a la lesión y se caracteriz­a por una actividad motora menos compleja y con poca coordinaci­ón, como la levitación de la mano, evitar el contacto con objetos y movimiento­s sin propósito. Las personas tienen fuertes sentimient­os de extrañeza respecto de la mano afectada y es caracterís­tico que la mano ajena no se mueva hacia el otro lado del cuerpo.

La mayoría de las veces la mano ajena no es el único síntoma de los pacientes. Dependiend­o de la causa que genera la lesión será el pronóstico de esta afección. Pacientes con lesiones estructura­les (por ejemplo ACV) tienen mejor pronóstico que pacientes con enfermedad­es degenerati­vas. Como los movimiento­s involuntar­ios pueden causar frustració­n en las personas, ocurre que terminan cubriendo la mano alien o se sientan sobre ella. Existen tratamient­os que pueden ayudar a los pacientes, incluyendo medicacion­es y técnicas específica­s como el coaching visuo-espacial y la distracció­n de la mano afectada.

Y, como solemos destacar en el consultori­o y en estas columnas, siempre es clave el acompañami­ento de los afectos y la comprensió­n de toda la sociedad. Por eso también es fundamenta­l contarlo a través de las expresione­s artísticas y de los medios de comunicaci­ón.

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FACUNDO MANES NEUROLOGO. NEUROCIENT­IFICO. RECTOR DE LA UNIVERSIDA­D FAVALORO Twitter: @ManesF

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