Clarín - Viva

RADIO MOSUL LLAMANDO

Radio Alghad. Cuando Mosul, en Irak, estaba ocupada por ISIS, esta emisora se encargó de desafiar el terror. En árabe su nombre quiere decir “mañana”. Fue montada por exiliados en una ciudad cercana, pero las antenas estaban en la línea de fuego. Viva hab

- POR MARINA AIZEN FOTOS: AFP

MOSUL SOPORTO LA MAS BRUTAL OCUPACION DE ISIS. SUS HABITANTES RECURRIERO­N A UNA RADIO CLANDESTIN­A PARA PODER GOZAR DE CIERTA NORMALIDAD, COMO ESCUCHAR MUSICA. SUS CREADORES CUENTAN, DESDE IRAK, COMO LOGRARON SOBREVIVIR AL HORROR.

Alghad quiere decir “mañana” en árabe. Pero en 2015, para millones de iraquíes no era tan evidente que habría un día feliz cuando saliera el sol. Sobre todo en Mosul, la ciudad que el Estado Islámico o ISIS había ocupado un año antes con un terror que nos llena de espanto a la distancia. La palabra mañana se convirtió, así, en una metáfora de un optimismo casi infundado. Y su mensajero, la radio.

Apenas ISIS se hizo de la ciudad, la tercera de Irak (está al Norte), prohibió los celulares, internet y también la música. Sus habitantes, descendien­tes de los antiguos asirios, estaban aislados. Aislados de sus parientes, de sus amigos y del casi millón de personas que decidió huir antes de tener que vivir bajo el miedo total. Entonces, un grupo de exiliados decidió fundar Radio Alghad.

Mohamed Al Mawsily es uno de ellos. Pero ese no es su nombre real: aún oculta su identidad por temor a ISIS. Nos contactamo­s por Twitter, luego por teléfono. Hablamos en inglés. De su biografía sólo cuenta que estudió informátic­a en la Universida­d de Mosul, cuando todavía era una cuidad vital. Nunca pensó que iba a tener que vivir lo que vivió. Y que iba a hacer radio. “Tuvimos que dejar todo. No podíamos volver, aunque hubieran quedado nuestros parientes y amigos atrás, nuestras casas, todo lo que teníamos. La idea de la radio se me ocurrió como una forma de estar en contacto con la ciudad, sin tener que tener en ella una presencia física”, cuenta desde Irak.

Se plantó una antena cerca de la línea de fuego, y el estudio de Radio Alghad se montó en Arbil, en la región de Kurdistán. A ISIS no le gustó que una emisora penetrara dentro del espacio de lo que llamaban “Califato” con un mensaje que era disruptivo. ¿Qué les molestaba tanto? La música, las novedades, la gente recitando poesía, las mujeres dando consejos sobre cocina y, por su puesto, las discusione­s políticas y religiosas.

Enseguida, ISIS bloqueó la señal. Pero después de que bloqueara una frecuencia, otra aparecía. Y hasta llegaron a transmitir en cuatro frecuencia­s diferentes para evitar que los borraran del éter. La radio, cuenta Al Mawsily, se estableció con la ayuda de ONGs (él es vago respecto de cuáles o cuánto dinero recibieron).

Apenas se lanzó, la gente empezó a ingeniárse­las para llamar a radio Alghad. Se llegaron a registrar hasta dos mil llamados mensuales: cifra que nos puede parecer nimia desde un lugar hiper conectado, pero si consideram­os que la ciudad estaba colapsada y que los celulares estaban prohibidos, el número es enorme. Llamaban para contar que los terrorista­s iban armados por ciertos sitios o que estaban cargando camiones con explosivos en otro. Pero muchas otras veces se comunicaba­n por razones más humanas, como recitar poesía. Lo hacían en voz baja para que los de ISIS no oyeran. Los programas más populares eran los de música. Hasta hubo un concurso de talentos entre los oyentes que ganó Nour al Ta’i, una quinceañer­a que perdió la vista en el medio de la ocupación.

“La idea era tener una gran variedad de programas. Había programas matinales, de entretenim­iento... Todo tenía como objetivo ayudar a la gente a vivir una

cierta ‘normalidad’”, cuenta Al Mawsily. Pero también querían debatir filosófica y políticame­nte con lo que llaman Daesh.

Daesh es la traducción literal de la sigla ISIS. Pero quiere decir “algo que se pueda aplastar”. Los miembros de ISIS detestan que el mote. Para evitar que Daesh no se robara el buen nombre del Islam, los de la radio invitaban a eruditos a hablar en los programas. Los miembros de ISIS los escuchaban y se enojaban. Hasta llamaban para polemizar. Cuenta Al Mawsily que una vez se enfrascaro­n en una discusión durante tres horas. Siempre en el aire. Recuerda también que, en una oportunida­d, le reprochó a un combatient­e por los estragos que estaban haciendo en la ciudad. “Por qué hay tantos pobres sin comida, mientras los jerarcas del supuesto Califato se quedaban con todo”, recuerda que les dijo. “Ellos vivían como ricos. El Califa se ocupaba de su gente antes que de ocuparse de los pobres.”

“Daesh usa la religión para justificar su ideología. Y nosotros lo rebatíamos con la palabra de nuestros maestros”, agrega

Una vez, ISIS ejecutó públicamen­te a un oyente para mostrar su odio contra radio Alghad. Cuando detenían a los autos en los retenes militares, les hacían encender la radio para ver cuál había sido la última estación que habían estado escuchando. Cualquiera corría peligro si, por casualidad, el dial había quedado clavado justo en esta emisora.

Luego de la liberación de Mosul, en julio pasado, la ciudad quedó destruida. Era famosa por sus viejas mezquitas de cúpulas azules y sus mercados. El puente sobre el río Tigris, que une el Este y el Oeste de la ciudad, aún está en ruinas. Al Mawsily regresó para ver qué había quedado de todo ello. Pero no usa un tono dramático. Todo lo contrario. Dice que la gente está tratando de retomar su normalidad: los chicos dando sus exámenes en el colegio, los tenderos abriendo sus negocios... Hoy se puede escuchar mú- sica. Hay internet, redes sociales. Pero miles de personas murieron en Mosul como resultado de la ocupación y también de la liberación. Aún así ISIS no ha desapareci­do completame­nte.

“Daesh va entrar en una segunda fase. Solían operar como un estado en las sombras, amenazando, cobrando impuestos, extorsiona­ndo, secuestran­do. Y están haciendo eso otra vez. Probableme­nte se va a reactivar. No sabemos si bajo el nombre de ISIS o bajo otra forma”, sostiene. Y, recuerda, que ISIS se formó en las cárceles, bajo un régimen muy cruel, de vejaciones a los derechos humanos. “Eso no cambió”, dice con rabia, claro. “Si queremos deshacerno­s del radicalism­o, necesitamo­s un sistema que trate a la gente como humanos, sin racismo, sin hacer distincion­es entre quién es de primera clase y quién es de segunda”.

Al Mawsily culpa en cierta forma al gobierno de Barack Obama por haber creado un desequilib­rio entre las dos principale­s ramas del Islam: los sunitas y los chiítas. Eso ha dejado muchas heridas, que serán difíciles de cerrar. “En todas las familias, alguien perdió un ser querido”, dice. Le pregunto si él es sunita o chiíta. Y, entonces, hace una pausa. Piensa y contesta: “Hace cinco años, sólo te hubiera contestado que era simplement­e iraquí”. Pero todo eso ha cambiado. Acaso por muchas generacion­es.

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Nour al Ta’i (15) ganó un concurso de talentos por la radio durante la ocupación.
 ??  ?? Desde la ciudad de Arbil, en la zona del Kurdistán iraquí, se transmitía a Mosul ocupada por ISIS.
Desde la ciudad de Arbil, en la zona del Kurdistán iraquí, se transmitía a Mosul ocupada por ISIS.
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 ??  ?? Una postal de lo que vivió Mosul durante los seis meses que duró la liberación de ISIS.
Una postal de lo que vivió Mosul durante los seis meses que duró la liberación de ISIS.
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EN EL AIRE El logo de la radio Alghad, que se puede escuchar vía app también.

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